Numerosas
voces de especialistas y hasta de delincuentes machacaron durante años
con lo mismo: Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, era protegido por el
gobierno federal. Y eso se dijo durante los dos sexenios panistas. Esa
percepción empezó con la fuga del capo, en 2001, cuando arrancaba la
administración de Fox, y se fortaleció al ver crecer el poder del
delincuente hasta hacerlo figurar en la lista de los más ricos del mundo
durante la administración de Calderón… Y ambos expresidentes
blanquiazules declararon públicamente su beneplácito por la captura.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Los años dorados de Joaquín El Chapo Guzmán fueron los
mismos en los que el PAN estuvo en el poder. Desde su fuga al inicio
del gobierno de Vicente Fox hasta convertirse en el hombre más buscado
del mundo en el de Felipe Calderón, el Cártel de Sinaloa pasó de un
grupo delictivo nacional a una empresa multinacional.
Por su
condición de prófugo inalcanzable durante los sexenios panistas, Joaquín
Guzmán Loera se volvió el jefe más referenciado de la llamada
Federación de Sinaloa, que repartió su liderazgo en un triunvirato hasta
la captura del Chapo, ocurrida a las 6:40 de la mañana del sábado 22,
en Mazatlán, Sinaloa, luego de una semana de operativos de la Marina y
la DEA en Culiacán y Mazatlán.
La jefatura del cártel se
distribuyó entre Ismael El Mayo Zambada y Juan José Esparragoza Moreno,
El Azul, a quienes las autoridades mexicanas no han detenido pese a su
vieja historia.
Apenas se fugó del penal de máxima seguridad de
Puente Grande, el 19 de febrero de 2011, cuando Vicente Fox no cumplía
ni dos meses en el poder, comenzó a construirse la figura de Guzmán como
un narcotraficante poderoso.
Fue el primero y hasta ahora el
único, que se conozca, en fugarse de un penal de máxima seguridad en
México. Pesaban sobre él 11 años de condena. Aunque le faltaban tres, se
fugó luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación autorizara
la extradición de nacionales.
Estuvo en prisión casi ocho años,
desde que por accidente fue detenido en Guatemala cuando se cayó la
avioneta en la que se desplazaba. El 10 de junio de 1993, en el gobierno
de Carlos Salinas, el entonces procurador general de la República,
Jorge Carpizo, anunció en Los Pinos la detención.
Aunque las
autoridades guatemaltecas lo negaron en su momento, uno de los militares
de ese país que participó en su detención contó en 2010 a esta revista
que el Ejército guatemalteco se encontraba en la frontera con México en
un operativo contra el tráfico de armas a la guerrilla que entonces
había en Guatemala cuando supieron de la caída de una avioneta.
Con
el apoyo de la DEA, el ejército de Guatemala, al mando entonces del
actual presidente, el general retirado Otto Pérez Molina, identificó que
uno de los ocupantes del aparato era el narcotraficante sinaloense,
quien empezó a tener presencia en Centroamérica tras el desplazamiento
de los cárteles colombianos de Cali y Medellín.
Lo entregaron a
México en un operativo en la frontera común que por el lado mexicano
encabezó el entonces el exdirector del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (Cisen), Jorge Carrillo Olea.
Su detención, sin
embargo, no aclaró qué tuvo que ver él con el asesinato del cardenal
Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara el 24 de mayo de
1993. Según la versión oficial el prelado fue confundido con el
delincuente por los hermanos Arellano Félix, del Cártel de Tijuana y
enemigos del Chapo.
Llevaba casi ocho años preso cuando Fox llegó
al poder. Improvisado, dejó en Jorge Tello Peón, exdirector también del
Cisen, el área de las prisiones federales, entre una de sus tareas como
subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1947 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/26 de febrero de 2014)
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