MÉXICO, D.F. (Proceso).- En pocas ocasiones he visto el ejercicio
abusivo del poder, pero en este caso un gobernador de extracción perredista,
Graco Ramírez Garrido Abreu, de Morelos, no le pide nada al también
impresentable mandatario de Veracruz, Javier Duarte, al lanzarse una cruzada
contra dos mujeres indefensas: Fernanda Alió y su hija de dos años, Regina
Gómez Alió, de quien no se sabe su paradero. Este hecho por sí mismo es
gravísimo. Lo es más cuando el jefe del Ejecutivo de Morelos, por acción o
¿extraña omisión?, está detrás de lo ocurrido. Veamos.
Primero. Mi buen amigo, jurista y litigante pro bono de derechos
humanos Enrique Carpizo me presentó a Fernanda, con quien tuve una larga charla
sobre su caso y el de su pequeña hija. Con documentos en mano, me platicó todo
el viacrucis por el que está pasando. Ha ganado todos los recursos legales,
pero no pasa nada. Mi primera conclusión es que hay un divorcio entre el estado
mínimo de derecho y los hechos que deberían derivar de las resoluciones
judiciales.
Fernanda procreó con Gerardo Gómez Borbolla, cuñado del exgobernador de
Morelos Sergio Estrada Cajigal, a la pequeña Regina, quien hoy tiene dos años.
Por violencia intrafamiliar, por el uso de drogas de parte de Gerardo, Fernanda
solicitó la patria potestad y la custodia de Regina, que le fue otorgada por la
juez de lo Familiar. Gerardo Gómez sustrajo a la menor, y tras más de dos meses
de lo acontecido Fernanda no sabe de su hija, afrontando la incertidumbre de si
vive o no, y de si ha sido sometida a maltratos y a un sinfín de posibilidades.
No por nada, la visa para ingresar a Estados Unidos con número 826665 emitida
en la Ciudad de México fue cancelada por el Departamento de Seguridad Interna
de EU. Además de eso, Fernanda, una madre desesperada, está buscando que el
deber ser coincida con el ser. En esa lucha, en un estado como Morelos, donde
la corrupción gubernamental tiene carta de naturalización, ha sufrido todo tipo
de agravios ¡por parte de la propia autoridad encargada de velar por el bien de
las personas!
Segundo. En efecto, por extrañas ¿casualidades? cada vez que detectan
la ubicación de Gerardo con Regina, aquél es avisado para que se retire del
lugar, dejando, empero, los datos de que la menor estuvo ahí. Así lo han
señalado diversos testigos, como, por ejemplo, en el restaurante El Rincón del
Bife, en Cuernavaca. Uno de los abusos de poder más graves fue lo que pasó al
cumplimentar una orden de cateo, en la calle Paseo de Tabachines número 193 del
Fraccionamiento Club de Golf Tabachines, el 29 de diciembre del año pasado a
las 23:55 horas. Al llegar al lugar, el comandante Miguel Ángel Viveros, de la
PGJ de Morelos, pidió a Fernanda que se fuera a la parte trasera de la casa.
Tras unos minutos, y por haberse acabado la pila de su celular, Fernanda acudió
a la parte delantera del inmueble y, para su sorpresa, se encontró al
comandante Viveros en amena plática con el exgobernador Sergio Estrada Cajigal.
Al verla, el judicial le ordenó: “vaya para atrás, ya le dije”.
Al mostrar su encono porque el citado comandante no estaba cumpliendo
la orden de cateo, Fernanda fue objeto de improperios emitidos por el propio
Estrada Cajigal y de una patada en el ojo derecho, por la que, de acuerdo con
un dictamen médico, “puede haber secuelas de glaucoma y desprendimiento de
retina traumático por la calidad del golpe”.
Lo peor fue que el comandante Viveros, sonriendo acompañado de los
licenciados Ricardo Flores Delgado, José Manuel Serrano Salmerón, Eva María
Ríos Ortega, el comandante Efraín Castillo Borda y los agentes Gerardo Mejía
Gonzales (sic), Gabino Javier Pérez Pérez, Gloria Villalobos Pichardo, José
Antonio Prado Cruz y el perito Miguel Eulogio Martínez Mendoza, no hicieron
nada y fueron cómplices silenciosos de esa agresión. Su explicación fue que “no
tenemos orden de aprehensión”. ¿Y se les “olvidó” que existe la flagrancia, que
no requiere orden alguna? A partir de ahí, Fernanda no ha dejado de sufrir
amenazas e intentos de afectar su integridad física y emocional por su lucha a
efecto de que le devuelvan a Regina.
Tercero. Esto que sucede no pasaría si no estuviera interviniendo el
gobernador Graco Ramírez, quien presuntamente trata de evitar que actúen las
autoridades competentes para recuperar a la menor, a la luz de los siguientes
elementos que generan indicios razonables de que el mandatario estatal es parte
del problema: a) el compromiso de Sergio Estrada Cajigal con Graco Ramírez para
apoyo a su campaña, de acuerdo con datos de llamadas entre ellos y sus
operadores que me fueron proporcionados. (Con fundamento en lo dispuesto en el
artículo 3 de la Ley del Secreto Profesional del Periodista en el Distrito
Federal me reservo la identidad de la fuente.); b) la inacción de la Policía
Ministerial por instrucciones de Nicolás Suárez Valenzuela, recién retirado del
cargo, quien ahora cobra en la nómina de la Gubernatura. (En el PRD las
“posiciones” se reparten entre las diversas “expresiones” internas, de tal
suerte que el jefe de la Policía Ministerial reportaba directamente con Graco
Ramírez y no con el procurador, Rodrigo Dorantes Salgado, quien, me aseguran,
es un hombre honesto); c) la campaña de desprestigio mediático contra Fernanda,
incluso con tweets del propio Graco Ramírez, y d) la insinuación pública del
secretario de Gobierno de Morelos, Jorge Vicente Messeguer Guillén, quien en
nombre de Graco Ramírez le propuso “negociar” a Fernanda. La ley no se negocia,
¡por favor! El gobernador de Morelos debe ser investigado para saber si está o
no está relacionado con el incremento de la violencia y el narcotráfico en la
entidad. Debe ser la autoridad federal la que se encargue de vigilar que siga
viva Fernanda y, sobre todo, que recupere a Regina.
@evillanuevamx
evillanueva99@yahoo.com
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