Con ocho testigos, cinco reporteros, quince oficiales de policía,
tres televisoras locales y ninguno de sus familiares, Edgar Tamayo Arias
fue ejecutado tras recibir la inyección letal en la Unidad Carcelaria
Walls en Huntsville, Texas cumpliendo así la sentencia a muerte por el
homicidio del policía Guy P. Gaddis, el 31 de enero de 1994 en Houston.
Su familia no ingresó a la sala de ejecución por petición del propio Edgar; en declaraciones a la prensa que cubría el suceso, los familiares dijeron sentirse impotentes y muy frustrados.
La ejecución, prevista para las 18:00 hrs, fue retrasada gracias a un
nuevo recurso presentado la tarde de este miércoles por su defensa ante
la Suprema Corte de Estados Unidos, sin embargo, alrededor de las 21:00
hrs se confirmó que el originario de Morelos recibiría la inyección
letal.
De acuerdo con los últimos reportes, el recurso fue turnado apenas quince minutos antes de la hora prevista para la ejecución.
Tamayo, de 47 años de edad, fue trasladado a la Unidad Carcelaria
Walls en Huntsville donde se ubica la llamada ‘cámara de la muerte de
Texas’, luego de pasar casi 20 años encarcelado en la Unidad Polunsky, a
unos 65 kilómetros de distancia.
Por la mañana, conversó durante dos horas con sus padres, Héctor
Tamayo e Isabel Arias, y recibió por separado durante otras dos horas a
sus dos hijas.
Personal del departamento de justicia de Texas que tuvo contacto con
él , revelaron que lo vieron tranquilo y que mencionó: “Veinte años han
sido mucho, estoy listo”.
En Texas las ejecuciones se realizan por medio de una inyección que
integra tres sustancias en cantidades mortales: Tiopental sódico,
bromuro de pancuronio y cloruro de potasio. El concentrado es
suministrado por vía intravenosa en combinación con un químico
paralizante.
Tamayo Arias pidió chuletas de puerco, arroz, vegetales verdes, café y té para lo que fue su última cena.
La muerte oficial fue anunciada por el parte médico a las 21:32 hrs.
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