El ejercicio de
libre expresión para la prensa mexicana es una tarea pendiente para el gobierno
de Enrique Peña Nieto. El Siglo de Torreón, Milenio Laguna y Mural de
Guadalajara, así como dos radiodifusoras de Quintana Roo, han sido víctimas de
atentados explosivos o incendiarios
Las cosas no han
cambiado en México. La libertad de expresión sigue amenazada. En lo que va de
este año, han asesinado a seis periodistas, hay por lo menos tres desaparecidos
y continúan los atentados contra instalaciones de periódicos y radiodifusoras a
lo largo y ancho de nuestro país.
En la última
asamblea de la Asociación Mexicana de Editores (AME) realizada en Guadalajara,
Jalisco, Jesús Armando Liogon Beltrán, representante de Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP), confirmó las cifras de la impunidad. En ninguno de los casos
hay avance en las investigaciones, ni personas detenidas.
Estadísticas de la
SIP refieren el negro liderazgo de México en el asesinato de periodistas, y
aunque su estadística solo abarca de enero a octubre, en dicho periodo hubo
cuatro homicidios de periodistas en nuestro territorio, mientras que Brasil
tuvo tres, Colombia dos, Guatemala dos, Haití dos; y Ecuador, Honduras y
Paraguay, uno cada uno.
Otras organizaciones
como Reporteros sin Fronteras, solo refieren dos asesinatos de reporteros en
México. En la última actualización, en junio de 2013, del “Barómetro de la
Libertad de Prensa”, se aclara que solo esos dos casos estaban comprobados por
ellos como atribuidos estrictamente al ejercicio periodístico.
En su informe de
enero a septiembre de este año, Artículo 19 documentó 225 agresiones, entre
éstas, tres asesinatos, dos desapariciones, cuatro ataques a medios, 26
amenazas y siete privaciones ilegales de la libertad.
Al intervenir en el
foro “Libertad de Expresión y Libertad de prensa en México”, Liogon Beltrán
expresó que “la libertad de prensa es una asignatura pendiente en la actual
administración del Presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de sus buenas
intenciones”.
Aseveró que no
existe duda de que los sicarios de la delincuencia son los principales enemigos
de la libertad de los periodistas.
Números y geografía
del crimen
México es el país
más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina. Artículo 19 y
Reporteros sin Fronteras no se equivocan. Crímenes, amenazas y, finalmente,
autocensura de periodistas o de sus medios.
En ZETA se tiene por
corroborado, justo la semana pasada se cumplieron 16 años del atentado contra
su codirector, Jesús Blancornelas, y su chofer Luis Valero Elizalde, quien
perdió la vida el 27 de noviembre de 1997 en Tijuana. Antes, en 1988 se
registró el homicidio del también codirector de ZETA, Héctor “El Gato” Félix
Miranda, y después, el asesinato de Francisco Ortiz Franco en 2004, editor del
citado medio.
Un recuento de la
SIP, organismo con sede en Miami, indica que de 1987 al 21 de octubre de 2013,
un total de 93 reporteros, fotógrafos, camarógrafos, editores y directores
fueron asesinados en México. Otros 23 desparecieron y nunca fueron encontrados.
Casos impunes en su gran mayoría.
Las propias
autoridades reconocen el tamaño del problema y de su incapacidad. Apenas la
semana anterior, Alberto Peralta Flores, director adjunto de la Fiscalía
Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión
(FEADLE), de la Procuraduría General de la República (PGR) reveló que en el
presente año se han formulado 151 denuncias formales por agresiones a
comunicadores.
En estos casos,
muchos de los depredadores de la libertad de prensa son servidores públicos de
los distintos órdenes de gobierno y poderes del Estado. Tan es así, que el
funcionario dijo que un 40 por ciento de las denuncias son por abusos de
autoridad. El resto, por amenazas, hostigamientos, homicidios, lesiones y
desapariciones.
Peralta Flores
advirtió que en materia de libertad de expresión “no hay amenaza chiquita”. Los
periodistas no supieron si la frase fue para invitar a la denuncia o para
infundir miedo. El Distrito Federal y el Estado de México comparten el primer
lugar en denuncias.
En Veracruz, en 2012
se perpetraron cinco ejecuciones de comunicadores, mientras que en otros
estados como Michoacán, Chihuahua, Coahuila y el mismo puerto jarocho, las
amenazas se han vuelto frecuentes por parte de grupos de la delincuencia
organizada. Por su parte, autoridades estatales y municipales son las más
mencionadas por intimidar periodistas en Quintana Roo.
La muerte de los
mensajeros
El deceso de
cualquier ser humano es muy lamentable, pero cuando un informador es asesinado,
se acalla a todo un pueblo. El primero de los homicidios de un periodista en
2013 así lo demuestra. La tarde del domingo 13 de marzo, en Ojinaga, Chihuahua,
fue victimado de 18 balazos Jaime Guadalupe González Domínguez, de 38 años,
director y redactor del periódico digital Ojinaganoticias.com.mx. Varios
sujetos lo interceptaron para exigirle su cámara fotográfica y, acto seguido,
lo masacraron impíamente.
El medio de
comunicación publicó en su momento: “Con esta noticia muy posiblemente ésta sea
la última nota de este medio, es una verdadera lástima este atentado contra el
periodismo”. El periódico de internet no volvió a salir, y en la página web se
puede leer “Este sitio ha sido suspendido… Favor de regresar más tarde”.
En abril, el día 16
fue asesinado de varios disparos de arma de fuego el periodista Alonso de la
Colina Sordo, en la capital de Puebla. Había acudido a realizar un movimiento
bancario en una sucursal de Plaza San Ángel y, al salir, fue presuntamente
asaltado por dos sujetos que abordaban una motocicleta. De la Colina Sordo tenía
poco tiempo de haber abandonado el noticiero “Hechos Guerrero” de TV Azteca.
La madrugada del 24
de abril, se reportó de un macabro hallazgo en la colonia Miravalle, en la zona
sur de Saltillo. Viandantes encontraron a su paso los cuerpos mutilados de dos
jóvenes. Uno de ellos fue identificado como el fotógrafo del diario Vanguardia
de la capital coahuilense, Daniel Alejandro Martínez Bazaldúa, de 22 años.
El muchacho, que
tenía un mes de laborar en el periódico, fue visto por última ocasión el
mediodía anterior, cuando salió de la redacción con sus órdenes de trabajo de
la sección de sociales. Se supo que no dio cobertura a las asignaciones.
También en el norte,
pero en el Ejido Santa Clara, en Tamaulipas, el 24 de junio fue localizado el
cadáver de Mario Ricardo Chávez Jorge, director del diario El Ciudadano Online,
desaparecido desde principios del mismo mes.
El cadáver del
columnista y socio del medio de comunicación digital estaba semi-enterrado en
una brecha muy próxima a los límites con los Estados Unidos.
Se conoció por
amigos y familiares que Chávez Jorge fue levantado dos semanas atrás por un
grupo de sujetos armados, cuando salía de un cinema de Ciudad Victoria,
Tamaulipas.
Otro crimen artero
se registró la madrugada del 17 de julio en Oaxaca capital, cuando el reportero
Alberto López Bello, de 28 años, que cubría la información policiaca del diario
El Imparcial de esa entidad y laboraba en Radiorama, fue victimado a tiros.
El cuerpo del joven
fue localizado en el predio rústico La Humedad, junto al cadáver del servidor
público de Seguridad y Vialidad del municipio de Oaxaca de Juárez, Arturo
Alejandro Franco Rojas.
También fue
ejecutado Alberto Angulo Gerardo, quien cubría deportes para la radio y
televisión de Hermosillo, Sonora. Fue privado de la vida por un comando armado
en La Angostura, Sinaloa.
Ninguno de los
crímenes relatados ha sido esclarecido por las autoridades locales ni
federales, menos aún se ha detenido a los responsables.
Avisos desaprobatorios
Delincuentes comunes, el crimen organizado y
políticos o funcionarios corruptos se han convertido en enemigos de la libertad
de expresión, atentando en contra de los medios de comunicación y sus
representantes.
Este año, como
ocurrió en los anteriores inmediatos con ataques a empresas televisoras y
medios impresos, las agresiones a casas editoriales y radiodifusoras no han
parado, registrándose atentados armados, explosivos o incendiarios en contra de
los periódicos El Siglo de Torreón y Milenio Laguna, ambos en la comarca que
une a los estados de Coahuila y Durango; así como contra el periódico Mural de
Grupo Reforma, en Guadalajara.
A finales de febrero
ocurrieron por lo menos tres ataques a las instalaciones de El Siglo de
Torreón. Los días 25 y 26 hubo disparos contra la fachada del rotativo, sin que
se registraran personas lesionadas. Un día después, sujetos armados atacaron
una patrulla que resguardaba al periódico por la calle de espaldas.
El diario había
sufrido a principios de año el secuestro de cinco trabajadores que después
fueron liberados, y otros atentados en los años 2009 y 2011. Ninguno de los
casos fue esclarecido por las autoridades.
En Zapopan, la
madrugada del 17 de abril, estallaron dos artefactos explosivos en el periódico
Mural. Uno por la puerta principal de la Avenida Mariano Otero, y otro por la
puerta del estacionamiento de la Avenida López Mateos Sur.
Acciones fortuitas
de las autoridades estatales de Jalisco que investigaban secuestros, homicidios
y atentados armados en bares, llevaron a aclarar en “paquete” el ataque al
diario, que en días anteriores había recibido amenazas en oídos de sus
editores, por publicar notas del crimen organizado.
Más de una docena de
detenidos pertenecientes a un grupo autodenominado “Los Aliados”, lanzaron los
explosivos en un intento por inculpar al Cártel Jalisco Nueva Generación,
vinculado por el periódico jalisciense en recientes hechos violentos.
Otro golpe a la
libertad de prensa ocurrió la noche del 21 octubre en las instalaciones del
diario Milenio Laguna y Multimedios, donde un solitario sujeto llegó hasta la
caseta de vigilancia y arrojó un bidón de gasolina, a la que prendió fuego y
después escapó.
Días después, las
corporaciones policiacas de Durango y Coahuila pudieron detener al presunto
autor material del hecho incendiario, quien confesó que un grupo de la
delincuencia organizada en el que milita, le pagó 3 mil pesos a cambio de provocar
el siniestro, en un intento por acallar al medio.
También en octubre,
el día 28, fueron atacadas las estaciones de radio FM Maya y La Estrella Maya,
en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Sujetos cubiertos del rostro, armados
con machetes y bombas molotov, atacaron al vigilante de las emisoras y a dos
periodistas, uno de los cuales resultó herido a machetazos. Los agresores
destruyeron un transmisor y huyeron.
COMUNICADORES
EJECUTADOS EN LO QUE VA DE 2013
JAIME GUADALUPE GONZÁLEZ
Director y redactor
del periódico digital ojinaganoticias.com.mx
13 de marzo,
Ojinaga, Chihuahua
ALONSO DE LA COLINA SORDO
Ex conductor de TV
Azteca Guerrero
15 de abril, Puebla,
Puebla
DANIEL ALEJANDRO MARTÍNEZ BAZALDÚA
Fotógrafo del diario
Vanguardia
24 de abril,
Saltillo, Coahuila
MARIO RICARDO CHÁVEZ JORGE
Director del diario
El Ciudadano Online
27 de junio,
Tamaulipas
ALBERTO LÓPEZ BELLO
Reportero del diario
El Imparcial
17 de julio, Oaxaca,
Oaxaca
ALBERTO ANGULO GERARDO
Reportero de
deportes en la estación de radio La Gran Diferencia de Hermosillo, Son.
4 de noviembre,
Angostura, Sinaloa
SOLO CAMBIÓ EL DISCURSO: ALFREDO CORCHADO
Alfredo Corchado es
jefe de la oficina en México del diario The Dallas Morning News. Es un
periodista con experiencia y premiado internacionalmente. Ha vivido en carne
propia la angustia de la amenaza del narcotráfico y llegó a autoexiliarse en
más de una ocasión.
En entrevista con
ZETA, el reportero y ahora escritor del libro “Medianoche en México”,
presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se
mostró preocupado por la seguridad de los periodistas en este país.
Al mexicoamericano
le inquieta el discurso oficial: “Hay un esfuerzo del gobierno de Enrique Peña
Nieto de intentar el cambio de la narrativa, cambiar la estrategia de
comunicación. Eso es preocupante, porque no creo que las cosas hayan cambiado”.
Asimismo, reconoció
el trabajo de este Semanario: “En ZETA, ustedes como revista han hecho un
trabajo valioso, de seguir sacando asuntos y números. Seguir recordándonos a
nosotros como corresponsales norteamericanos o medios en general, de que los
números no son como nos los pintan”.
Corchado agregó que
a veces le “da miedo” que haya gente que piense que el país cambió
dramáticamente. “Yo veo a un Ciudad Juárez mucho más tranquilo. Un Nuevo Laredo
que está en pie de lucha, buscando la salida. No creo que México en sí sea ese
país seguro que nos quieren hace creer, y muestra de ello son las amenazas y
ataques contra periodistas”.
El reportero tuvo
que abandonar el país hace un tiempo, cuando informantes norteamericanos le
avisaron que Los Zetas de Miguel Treviño Morales “El Z-40” tenían en la mira a
un periodista estadounidense para matarlo, y que todo apuntaba a que era él.
En los últimos años,
Alfredo Corchado se ha dedicado a investigar las mafias en la frontera de
Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León, y fue el primero en informar de la captura
del “Z-40”, horas antes de que el gobierno mexicano confirmara la noticia.
MOMENTOS COMPLICADOS: RAFAEL RODRÍGUEZ
Rafael Rodríguez
Castañeda es un hombre de periodismo, con muchas páginas recorridas y tinta
vertida. Por méritos propios, heredó la dirección del semanario Proceso de
manos de Julio Scherer García, y es autor y coordinador de varios libros.
Hoy observa y
escucha del oficio con ojos y oídos diferentes. Las coberturas noticiosas y las
interpretaciones de muchos medios de comunicación distan de aquellas que se
describen en los libros y se guardan en las hemerotecas del Siglo XX.
Rodríguez Castañeda
no lo atribuye a otra cosa que no sea el encuentro sorpresa entre el periodismo
y el fenómeno del narcotráfico. Y desde luego, a la tan difundida guerra contra
ese flagelo. “El encuentro fue inesperado. No todos los medios hemos sabido
cómo enfrentar ese reto, ese desafío, porque era tener una guerra en casa, una
guerra por demás extraña”, enfatizó el periodista.
El director de
Proceso reconoce que el abordaje del fenómeno criminal ha sido diverso y no
uniforme: “En ese sentido hubo quienes se mantuvieron al margen, indiferentes,
hubo quienes utilizaron de manera amarillista los acontecimientos, y hubo
medios, y los hay todavía, que se mueven en el filo de la navaja, con una
cercanía demasiado peligrosa con el narco y sus grupos de poder en regiones y
ciudades distintas”.
Entrevistado en el
marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presentó su
libro “El Policía”, para Rafael Rodríguez el periodismo “se confrontó consigo
mismo, repito, de manera inesperada, y no supo resolver bien la ecuación”.
Considera que el
periodismo está viviendo uno de los momentos más complicados, “más lleno de
situaciones espinosas, y bueno, pues de cualquier manera hay que hacer
sobrevivir a la maravilla de oficio que es”, concluyó.
SE RENOVARON LOS CÁRTELES: RAYMUNDO RIVA PALACIO
En términos de
delincuencia organizada, ejercer el periodismo en México sigue siendo de
elevadísimo peligro, refiere el periodista Raymundo Riva Palacio, quien
presentó el “Manual para un Nuevo Periodismo” durante la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara.
Cita el narrador,
creador de unidades de investigación en diversos medios impresos de circulación
nacional en las últimas tres décadas, que en recientes 10, 15 años, el
periodismo en el país ha transitado por una etapa terrible.
“Hace 20, 25 años,
distinguíamos en el medio cuando había un periodista asesinado, sí andaba
metido en líos personales o en qué casos se trataba de un asunto relacionado
con el ejercicio de su labor como periodista y querían acallar su voz. Ahí no
había duda, pero hoy en día eso ya no es así”, dijo Riva Palacio.
Para Raymundo hay
periodistas que realmente hacen su trabajo y que están en alto riesgo. “¿Cuál
es el problema? La política de Enrique Peña Nieto comenzó con algo muy
importante, que es el cambio del discurso, el cambio del mensaje, pero ese
cambio no quiere decir que en automático se reduce la violencia, porque
cambiaron el mensaje y dejaron de contener a los criminales”.
El veterano
reportero afirmó que la realidad lo rebasó todo “porque el mensaje no habla de
guerra contra el narcotráfico, pero sigue habiendo mucha violencia, y peor, se
renovaron con más fortaleza los cárteles y ¿quiénes son los afectados? Pues
quienes están en las zonas de alto riesgo. Por eso también hay zonas del país
donde los periodistas eligen qué escribir, como un asunto de seguridad, no de
autocensura”.
Raymundo Riva
Palacio es de la idea de que los periodistas registran la información, no ser
parte de ella. Criticó la política de comunicación social como una de las grandes
paradojas del sexenio peñanietista.
“Felipe Calderón
estableció como definición de victoria la detención de 37 capos, y este
gobierno define como victoria la detención de 122. ¿Cuál es la diferencia?
Bueno, no, es al revés. ¿Por qué se cuadruplicó la cifra de un gobierno a otro
en cuestión de meses? Igual que con Calderón ¿cómo definieron a esas personas?
Esa información no la tenemos, entonces, seguimos trabajando en túneles muy
oscuros”, finalizó el entrevistado.
(SEMANARIO
ZETA/ Luis Carlos Sáinz Martínez/ diciembre 9, 2013 12:00 PM)
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