Migrantes del
sur del país van a Sonora en busca de esperanza; son sometidos a jornadas de 12
horas de trabajo, a malos tratos y a alojamiento indigno
HERMOSILLO, 3 de
diciembre.— Explotación laboral, vejaciones,
marginación y pobreza encuentra la gran mayoría de los jornaleros
agrícolas que con engaños emigran desde estados del sur del país con la
esperanza de mejorar su condición de vida y se quedan porque al final de
cuentas ganan más dinero.
Tal es el caso de
Gaudencio Velázquez, quien desde muy chico se vino a Sonora desde la comunidad
Ojitos de Agua, del municipio de Tixtla, en Guerrero. “Me vine a los ocho años,
ya tengo 35 años aquí en el desierto. Me enteré por un papel del gobierno que
había trabajo y que pagaban bien, hasta médico y educación prometían, pero
llegamos aquí y nunca nos dieron nada”, cuenta el jornalero de 43 años.
Como él, cada año
llegan a las regiones agrícolas de Sonora más de 50 mil campesinos nacidos en
Oaxaca, Veracruz, Guerrero, Chiapas y Puebla, que son considerados por las
autoridades federales y estatales como los “estados expulsores” de mano de obra
y jornaleros.
Aunque Lupita
Mosqueda se vino de Santa María Tindú, Oaxaca, apenas el año pasado, su
historia coincide con la de Gaudencio Velázquez, pues ella también se enteró
por un programa gubernamental que podría mejorar su calidad de vida: “Llegué
con engaños de un programa del Servicio (Nacional) de Empleo, dijeron que había
mucho trabajo, que pagaban muy bien, que estudiaríamos, y algunas cosas, sí
cierto, pero no todo es como lo pintan; también aquí pasamos hambre, también
aquí nos tratan mal, tampoco aquí tenemos doctor, pero es cierto que ganamos
más”.
Según Trinidad
Sánchez Leyva, dirigente de la Confederación Nacional Campesina en Sonora
(CNC), además de la falta de oportunidades el mayor estímulo de los campesinos
para que decidan emigrar a los estados del norte, es que esta región agrícola
tiene el mejor contrato colectivo de trabajo en el país.
“Cualquier
trabajador del campo en Sonora accede a nuestro contrato colectivo, que marca
un sueldo superior al que establece la Comisión Nacional de Salarios Mínimos,
porque trae integradas las prestaciones para que los jornaleros agrícolas
temporales del sur puedan acceder a sus beneficios, es decir, en vez de ganar
el sueldo mínimo (área geográfica “A”, 64.76 pesos diarios) vienen ganando 170
pesos, porque se integran aguinaldo, utilidades, días de descanso obligatorio,
vacaciones y prima vacacional”, explicó el líder campesino.
En los años que
Gaudencio Velázquez ha estado en Sonora varias veces ha tenido la oportunidad
de cruzar de mojado hacia Estados Unidos para trabajar en el campo: “La verdad
hasta te tratan mejor allá, porque no te descuentan dinero, te dan comida y es
más limpio. Aquí ni agua te arriman, más que cuando va a haber una inspección
de sanidad o del gobierno. Trabajamos muchas horas, desde las 4 de la mañana
hasta las 6 de la tarde, y si quieres descansar un ratito te dicen que no
quieren flojos y que si no te gusta te puedes ir; son más gachos los paisanos
que los gringos”.
Según Gaudencio y
Lupita, quienes en suma han trabajado en más de 13 campos de la costa de
Hermosillo, es muy raro el patrón que los registra en el Seguro Social para
acceder a servicios médicos: “Aquí no te puedes enfermar; a menos que te estés
muriendo puedes faltar a trabajar. Yo he chambeado con resfriado, con diarrea,
deshidratada, así nomás que vean que ya de plano no puedes es la única forma de
que te den chanza de ir a ver al doctor”, afirmó Lupita Mosqueda.
Señaló que del
salario diario se le descuentan “unos pesos” para el sindicato, los cuales son
una aportación obligatoria, a pesar de que el sindicato nunca atiende sus
reclamos. “También nos descuentan 10 pesos a la semana para la alimentación,
pero cuando nos trajeron decían que hospedaje y alimentación eran por cuenta
del patrón, aquí nos salieron con que si nos regalan las cosas no las
apreciamos, así que todo nos cobran”.
“Dormimos en
galerones que se supone que son separados para hombres y mujeres, pero no es
cierto, aquí estamos hechos bolas. Supuestamente caben 50 en cada uno, pero a
veces nos tenemos que meter hasta 100 o más, y nos acostamos en unas literas que
no tienen colchones.”
Éstos denunciaron
que en la mayoría de los campos agrícolas trabajan menores de edad que vienen
acompañando a sus padres y deciden no estudiar para también aportar dinero.
Entre las granjas donde recordaron la presencia de niños explotados figura
campo El Electricista, Las Mercedes, Belem, Campo Trinidad y San Antonio.
El caso es que a
pesar de todos los malos tratos que han soportado en Sonora, lejos de
familiares y amigos, Gaudencio y Lupita no ven como una opción regresar a su estado
de origen, pues mantienen la esperanza de volver cuando hayan realizado el
anhelo que los alejó de su tierra: tener ahorros.
Excluidos
En Sonora los
jornaleros agrícolas padecen los excesos
de patrones abusivos.
La historia del
estado está marcada por casos de discriminación contra jornaleros, sólo basta
recordar el más reciente, el de José Sánchez Carrasco, quien agonizó durante
cinco días porque le negaron atención médica por no ser derechohabiente ni
tener dinero para pagar el servicio.Otro caso fue el de un grupo de campesinos
que salió de Oaxaca para trabajar en campos agrícolas y el camión en el que
viajaban volcó en Guaymas, dejando tres muertos y 18 heridos. El drama creció
cuando a muchos de estos hombres y mujeres les negaron la atención en
hospitales públicos, hecho que ya investiga la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos.También se recuerda la historia de la bebé de un año y ocho
meses que fue abandonada en el Hospital General de San Luis Río Colorado, con
un cuadro de intoxicación severa por metanfetamina; los padres de la menor
fueron identificados como jornaleros agrícolas.La tragedia de los trabajadores
del campo en Sonora que vienen de estados del sur del país con la promesa de
una mejor calidad de vida crece con cada ciclo agrícola. De acuerdo con
investigaciones de la Dirección General de Culturas Populares y el Centro de
Investigación en Alimentos y Desarrollo, uno de los factores que determina el
grado de marginación de los jornaleros en Sonora es que el número de miembros
de etnias del sur de México supera a la población total de las nueve tribus
nativas de Sonora, que suman alrededor de 30 mil individuos. Un ejemplo: en el
poblado Miguel Alemán habitan más de 40 mil triquis, mixtecos y zapotecos de
Oaxaca, con toda la problemática que conlleva el proporcionar seguridad social
y servicios básicos a tanta población flotante.
Datos dudosos
Interrogados
respecto a la cantidad de trabajadores del campo con acceso a seguridad social
y servicios médicos en las distintas regiones agrícolas de Sonora, ni el
delegado de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, Wenceslao Cota
Montoya, ni el delegado del Instituto Mexicano del Seguro Social, Miguel
Jiménez Llamas, pudieron precisar una cifra, sólo coincidieron en que
anualmente más de 50 mil trabajadores del campo transitan por la entidad en una
especie de gira de jornaleros por distintas siembras y cosechas en regiones del
noroeste de México, incluyendo a Sinaloa, Nayarit y Baja California.“Nosotros cuantificamos
mediante distintas acciones, como visitas a patrones y auditorías. Lo que
pudiera ser la contribución a la formalidad del empleo del pasado mes de julio
a la fecha se han registrado 9 mil 600 gentes en cuanto al Seguro Social; no te
puedo dar un dato, tenemos un padrón importante de jornaleros registrados para
servicios médicos, pero cuántos quedan al margen de ello, no tenemos idea”,
reconoció el delegado del IMSS en Sonora.
(DOSSIER
POLITICO/Daniel Sánchez Dórame / Excélsior /2013-12-03)
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