Cuando los maestros de la sección 59 evaluaron a los alumnos
abandonados por los de la 22 se dieron cuenta que muchos no sabían ni
leer ni escribir, pero eso sí, sabían tomar una alcaldía a punta de
pistola y combatir con militares.
San Lucas Quiaviní, Oaxaca.- ¿Cuántos problemas pueden causar algunos miembros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en un
poblado indígena de Oaxaca? Varios…
—Niños de primaria que
deberían saber leer y no lo logran. Niños que deberían saber
multiplicar, dividir, y no saben cómo hacerlo. Niños que, al ser
evaluados luego de la partida de los maestros de la sección 22,
obtuvieron… cero de calificación.
—Jóvenes de secundaria que,
además de tener los mismos niveles reprobatorios (cero), en vez de
aprender en las aulas eran obligados a hacer constantes ejercicios
teatrales de guerrilla, como simular tomas de alcaldías y
enfrentamientos contra soldados, siempre armados de fusiles de utilería,
pero también con escopetas de verdad sin balas.
—Una
telesecundaria sin Himno Nacional ni bandera mexicana y sí con cánticos
rebeldes y lábaros insurgentes. Una telesecundaria saqueada de
computadoras y documentos oficiales (académicos) de los alumnos.
—Migrantes
aterrados porque sus pequeños hijos estadunidenses pueden ser llevados a
Estados Unidos por el gobierno de ese país para que estén a salvo de
escenarios de violencia debido a las disputas magisteriales.
Herencias
de la sección 22 aquí, en este pueblo de gente que habla un dulce
zapoteco y que, con simulacros que aterrorizan a los niños (reconocen
los propios padres de familia que los organizan), ya se prepara para
repeler con violencia una eventual incursión de los docentes que fueron
expulsados de las aulas del lugar desde octubre pasado…
***
El
poblado de San Lucas Quiaviní, perteneciente al municipio del mismo
nombre, está ubicado en la región de los Valles Centrales, a 50
kilómetros de Oaxaca. Y esta localidad de dos mil habitantes, regida por
usos y costumbres, es el sitio donde los padres de familia se hartaron
de los maestros de la sección 22 y, salvo en el jardín de niños, los
sustituyeron desde hace dos meses con profesores de la sección 59. Los
habitantes del lugar se turnan para hacer guardias en cada escuela (hay
tres planteles), ante la posible llegada de la CNTE, que dio un
ultimátum al gobierno estatal para que le regrese 32 escuelas en todo el
estado que ya no están bajo su poder. El plazo venció el viernes y este
sábado los maestros deciden en asamblea qué medidas tomarán en las
próximas horas…
Viernes 13. 11:00 horas. En la primaria rural
Francisco Zarco algunos niños están en las aulas, otros en el patio
tomando clases de baile regional. Todos se ven contentos, tranquilos.
Los padres de familia tienen otro semblante: de nerviosismo. Y de lo
primero que se quejan es del lamentable nivel académico que tenían sus
hijos con los profesores de la sección 22.
Isabel Cruz, vestida
con prendas campesinas de brillantes colores, madre de una hija que
cursa en tercero de primaria es la que más habla, siempre con la mirada
fija. Con un inconfundible acento indígena que nunca opaca su español,
cuenta sobre su pequeña:
—No sabía lo que es leer, no sabía lo que
es hacer resumen, no sabía lo que son los animales ovíparos o
vivíparos, no conocía las líneas paralelas y las líneas rectas. ¡Nada!
Está en tercero, pero parece que es de primero: apenas está aprendiendo
las tablas, las sumas, las restas. Y ahora que los maestros de la 59 le
pusieron un examen sacó cero-cero. No sabía qué es un cuadrado, qué es
un círculo, qué es un triángulo. ¡Y está en tercero!
—¿Con los nuevos maestros ya están contentos?
—Sí,
ya veo avance, ya sabe sumar, ya sabe restar, ya sabe hacer divisiones,
porque antes no sabía ni qué es una división, ni siquiera la tabla del
tres sabía. En estos meses ya sabe hasta la del seis…
La historia
se repite una y otra vez con cada padre de familia. Cuentan anécdotas
que suenan inverosímiles, como la de un maestro que durante una semana
se dio por enfermo de la voz, solo se comunicaba con papeles escritos, y
les puso una y otra vez a los alumnos películas de Mario Almada, “de
esas en que se echan balazos”.
Por eso, por hartazgo, afirman que si los maestros de la sección 22 regresan con violencia, ellos harán lo mismo:
—Si se ponen bravos el pueblo se pone bravo. No nos vamos a dejar… —dice Judith Martínez, otra madre.
Pero, en la telesecundaria hay otro problema, digamos que internacional…
***
Yolanda
Curiel también anda ataviada de ropajes indígenas muy coloridos. Ella
es la presidente de la Asociación de Padres de Familia. Ella y otros 14
padres son de los más aterrados. Narra…
—Tenemos quince niños
estadunidenses porque son hijos de los migrantes (Quiaviní es un pueblo
de migrantes hacia Los Ángeles y otros lugares de California) que
radicaron en Estados Unidos y los niños nacieron allá. Y el consulado ya
nos ha llamado para ver si hay problemas.
—¿Qué les ha dicho el gobierno de Estados Unidos?
—Su
preocupación es que si le violan los derechos de sus niños
estadunidenses que están acá, automáticamente toman cartas en el asunto.
¿En qué aspecto? Eso todavía no nos lo confirma el consulado de EU que
está en Oaxaca, pero nuestra preocupación es que recoja a todos nuestros
niños —siendo hijos de mexicanos— porque haya violencia. Ahorita
recibimos una llamada y nos dijeron que tenemos que ir allá a una
audiencia para ver si ya hay violencia, porque entonces ellos van a
tomar cartas en el asunto. Y el problema no se va a quedar ahí, porque,
¿como mexicanos no tenemos algún derecho? Eso es lo que queremos que nos
diga el gobierno de Oaxaca y de México, porque Gabino Cué no le pone un
alto a la sección 22, que cada día nos está amenazando con que va a
tomar las instalaciones. Y que sepan: el pueblo está decidido a
responder de la misma manera si ellos vienen con violencia…
La
mayoría de los padres de esos niños con la ciudadanía estadounidense
están en Estados Unidos trabajando, pero la mayoría de las madres
residen ya en Quiaviní, con sus niños. El problema diplomático que podía
causar la sección 22…
***
En la telesecundaria tienen sus
propios asuntos. Están muy enojados los padres de familia. Y permiten
que sus hijos enseñen la razón ante la cámara de MILENIO Televisión…
De
pronto los chavos cogen de un rincón ubicado en una plazoleta de la
escuela rifles de utilería hechos de madera y metal. Y tres de ellos se
ponen a simular que están en un combate. ¡Pum-Pum-Pum!, juegan a tirar
balazos. Pero cuando estaban los maestros de la sección 22, la cosa no
era tan en broma. Constantemente tenían que simular, justo en la plaza
central, frente al Palacio Municipal… que tomaban el edificio para
hacerse del poder. En otras ocasiones, ataviados con pasamontañas como
los usados por el EZLN de Chiapas y con paliacates, tanto hombres como
mujeres simulaban combates contra el Ejército en el cerro a cuyos pies
está Quiaviní. Unas veces más todo era camuflado como obra teatral
(muestran las fotos) en la plaza central del lugar.
Lo que no era
teatro es que no cantaban el Himno Nacional, sino cánticos rebeldes. Y
ahí van, a cantar uno ante las cámaras para terminar con el coro:
“¡El-pueblo-unido, jamás-será-vencido!”. Los obligaban a aprender el
himno de Cuba y quisieron imponer el rostro y nombre de Fidel Castro en
los uniformes. La bandera mexicana fue aderezada con el lema “Tierra y
Libertad”. Y quien disentía entre los chavos era castigado a la mitad
del patio durante horas y bajo el sol: con la cabeza y brazos
levantados, a cargar su banca usada en el aula. Una mayor rebelión
implicaba la expulsión.
Así lo narran los jóvenes y padres de
familia indígenas encabezados por su presidenta, Rosaria Martínez, quien
dice que se hartaron de ellos porque, adicionalmente, el nivel
educativo de los jóvenes era patético:
—Además que los enseñaban
para ser guerrilleros y no estábamos de acuerdo, no sabían ni
multiplicaciones ni divisiones. Ahorita los nuevos maestros están
batallando mucho con ellos porque están en cero. ¡No saben nada! Y los
niños también, batallando un chingo.
No les enseñaron lo que tenían que
saber para secundaria. La primera calificación que me dieron cuando les
hicieron el primer examen, ¡cero! en Español, cero; en Matemáticas,
cero; en Cívica, todo en cero. No tenían al menos un cinco, un cuatro.
¡Nada!
Y advierte la mujer con mirada durísima: “Que no lleguen
aquí con violencia porque nosotros no somos gente violenta, pero si nos
vienen a agredir, el pueblo se va a levantar, no se va a dejar. Si
vienen con diálogo, vamos a estar con diálogo; si vienen con violencia,
vamos a estar con violencia también. Yo les digo que me quedo con la 59
aunque me maten a piedrazos o a balazos, o como sea, pero nosotros ya
estamos aquí con la 59. Que respeten nuestra decisión como padres de
familia…
Los líos causados por la CNTE en San Lucas Quiaviní…
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