Distrito Federal— Si
en Michoacán el cártel de Los caballeros templarios tiene ingresos de al menos
mil millones de pesos anuales, según pesquisas de todos los cuerpos de
seguridad del Estado mexicano, como dio a conocer MILENIO en sus ediciones del
martes y miércoles de la semana pasada
(http://www.milenio.com/policia/Toman-federales-mina-oro Templarios_14_184921507.html
y http://www.milenio.com/policia/Ganancias-Templarios-superanmdp-ano_14_185521447.html
), producto de la suma de todas sus actividades ilícitas (salvo la venta de
droga en Estados Unidos que no está contabilizada en dichos informes), esto se
debe en gran medida a la aplicación de una máxima de terror que ejercen los
capos del narcotráfico mexicano: “plata o plomo”.
Es decir, la
corrupción. La colaboración o complicidad con los delincuentes, o el silencio
ante sus actividades criminales de parte de todos los sectores sociales y
gubernamentales. Esto ocurre por la buena o por la mala (“plata o plomo”), a
través del pago de sobornos, del pago de sueldos mensuales.
Así se desprende de
otro reporte de los trabajos de inteligencia de todos los cuerpos de seguridad
que hay en las instituciones del Estado mexicano (al que también tuvo acceso
por unas horas MILENIO), como el Ejército, la Marina, la Policía Federal, la
Procuraduría General de la República y el Cisen.
Se trata de las
millonaria narconóminas de Los Templarios donde aparecen desde un general hasta
mandos policiales no solo de Michoacán, sino de otras entidades de la República
donde ese cártel tiene presencia, como el Estado de México, Guanajuato,
Guerrero, Colima, Tabasco, Chiapas, Morelos, Baja California (con apoyo del
cártel de Sinaloa) y Tamaulipas (en colaboración con el cártel del Golfo).
Estas nóminas interceptadas por el Estado mexicano a los Templarios se
estructuran por poblaciones, ciudades y entidades completas.
MILENIO no va a
publicar un solo nombre, ni de personas ni de funcionarios ni de empresas
mencionadas en los reportes, ya que hay investigaciones en curso, según se advirtió
a este diario. Además, según se le previno, ha habido ocasiones en las cuales
estos listados de sobornos de los criminales están “inflados” en cuanto a los
personajes supuestamente corrompidos: por ejemplo, un jefe de plaza del cártel
en cuestión incluye en su nómina a una persona relevante (un militar, un
policía, un alcalde, un empresario) con un sueldo determinado, cuando en
realidad el aludido no colabora con el narco, no percibe cantidad alguna, y
alguien en el grupo criminal en ese sitio se embolsa el dinero, hasta que lo
descubren y ejecutan. Esas acusaciones en falso ya se han visto en procesos,
viciados, indebidos, como cuando se sustentan en testigos protegidos de origen
delincuencial.
Con esas reservas
que se le hicieron a MILENIO, el material interceptado a Los Templarios, y que
el Estado mexicano ya ha dado por “bueno”, ya ha comprobado su veracidad en sus
centros de inteligencia, exhibe la capacidad corruptora del narco.
NARCONÓMINA ESTATAL
En un estado, que no
es Michoacán, un general del Ejército mexicano estaría recibiendo 2 millones de
pesos mensuales.
Un mando de la
Policía Federal, 800 mil pesos al mes.
Un mando
ministerial, 150 mil pesos al mes.
Un director
antisecuestros, 30 mil pesos mensuales.
Un comandante de
órdenes de aprehensión, 15 mil pesos.
Un comandante de
homicidios, 15 mil pesos.
Director de
averiguaciones previas, 10 mil pesos.
Un periodista de un
periódico, solo 10 mil pesos mensuales.
Funcionario de
Aduana de un aeropuerto, 8 mil pesos mensuales.
Pago Nextel en
Secretaría de Seguridad Pública, 5 mil pesos.
Los policías
municipales, 8 mil pesos al mes.
En total, en esa
entidad, que no es de las dos principales con presencia de Los Templarios, los
criminales estarían pagando más de 5.4 millones de pesos por mes de sobornos
bajo el esquema “plata o plomo”. La suma es de 65 millones de pesos anuales.
Se informó a MILENIO
que se trata de cifras conservadoras, ya que es solo lo que hasta ahora se ha
podido documentar, y que en un estado con enorme presencia como Michoacán, la
entidad de origen de Los Templarios, el volumen de la cantidad “se quintuplica”
por ser el centro de operaciones urbanas, portuarias y serranas de ese cártel y
por ser más numerosa la cantidad de personas que tienen que corromper. Es
decir, que en Michoacán la narconómina es de más de 27 millones de pesos
mensuales, más de 325 millones de pesos al año, cuando menos.
No es mal negocio
para los capos: MILENIO dio cuenta el miércoles pasado que las ganancias
comprobadas en Michoacán (sin contar la venta de droga en Estados Unidos), es
de al menos 970 millones de pesos. Si se le restan los sobornos documentados y
estimados (324 millones de pesos al año), la ganancia sigue siendo enorme: 646
millones de pesos al año. Más de 49 millones de dólares anuales.
Narconómina urbana
En una importante
ciudad michoacana el soborno más elevado va a un mando de la Policía Federal,
con 350 mil pesos mensuales.
Le sigue un mando de
la PGR con 250 mil pesos mensuales.
Después un mando de
la policía estatal, con 240 mil pesos al mes.
Un subsecretario de
Seguridad Pública municipal, 30 mil pesos mensuales (comentaron a MILENIO
funcionarios de seguridad federal que a los sobornados municipales les pagan
muy poco, porque su nivel de preparación y el terror les impide exigir más para
aumentar sus de por sí magros sueldos).
Un director de
Seguridad Pública municipal, 25 mil pesos.
Un perito
ministerial, 20 mil pesos.
Un operador de radio
policial 5 mil pesos.
Un periodista de un
periódico, 40 mil pesos mensuales.
Un funcionario de
una televisora, 25 mil pesos mensuales.
Un periodista de
radio, 25 mil pesos. En total hay cinco medios supuestamente sobornados con más
de 100 mil pesos mensuales.
En esa urbe los
sobornos fijos totales ascienden a 3 millones de pesos.
Además, está el
rubro de “negociaciones”. Es decir, cuando un incidente criminal, ya sea una
detención o un decomiso, implica un “trato” que garantice impunidad en esa
ciudad. En un mes “tipo” que pudo observar MILENIO, el pago por estos
incidentes a policías municipales, ministeriales, de grupos especiales y
soldados fue de más de un millón de pesos en total.
Es decir, que la
narconómina en una ciudad muy importante pasa los 4 millones de pesos mensuales,
alrededor de 50 millones de pesos anuales. Si se toman en consideración las
tres ciudades más importantes para el narco en el estado, Morelia, Lázaro
Cárdenas y Apatzingán, nada más ahí serían 150 millones de pesos anuales los
destinados a los sobornos.
La aterradora máxima
de “plata o plomo” de los narcos y su millonaria narconómina.
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Milenio | 2013-11-11 |
22:25)
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