El anciano estaba recostado sobre la pared del baño sin vida y en estado de descomposición.
Mario Prado López
La televisión estaba encendida y ocultaba el sonido de las moscas que
se posaban en las puertas y los cristales de las ventanas de una
vivienda ubicada en la colonia Emejaca.
Carlos Antonio Abadía Abraca, de 75 años, estaba recostado sobre la pared del baño sin vida y en estado de descomposición.
"Sentimos un olor nauseabundo y decidimos llamar a las autoridades para que entraran a la casa a ver qué había ocurrido", dijo Osmar Fonseca García al Ministerio Público.
"Carlos trabajaba desde hace varios años en Grupo Fogasa. Un par de día atrás comentaba que se sentía mal del estómago", relataron sus amistades.
El ahora occiso, quien vivía en el domicilio marcado con el número 124 de la avenida Primavera, no tenía familia que lo cuidara, estaba solo.
Un elemento de la Policía Municipal se subió al techo de la vivienda para tratar de observar a Carlos a través del patio trasero.
Por fin, miró a lo lejos el cuerpo que yacía recostado en el baño con el pantalón abajo; inclusive, las heces fecales estaban esparcidas en el suelo y las moscas impedían la visibilidad con claridad.
Al dar la 1:15 de la madrugada, arribaron elementos del Servicio Médico Forense.
Tras batallar para abrir la puerta principal las autoridades ingresaron y envolvieron en una bolsa de plástico el cadáver del septuagenario y lo trasladaron al anfiteatro en espera de que algún pariente reclame el cuerpo.
(TABASCO HOY / Mario Prado López / 03 de Octubre 2013)
Carlos Antonio Abadía Abraca, de 75 años, estaba recostado sobre la pared del baño sin vida y en estado de descomposición.
"Sentimos un olor nauseabundo y decidimos llamar a las autoridades para que entraran a la casa a ver qué había ocurrido", dijo Osmar Fonseca García al Ministerio Público.
"Carlos trabajaba desde hace varios años en Grupo Fogasa. Un par de día atrás comentaba que se sentía mal del estómago", relataron sus amistades.
El ahora occiso, quien vivía en el domicilio marcado con el número 124 de la avenida Primavera, no tenía familia que lo cuidara, estaba solo.
Un elemento de la Policía Municipal se subió al techo de la vivienda para tratar de observar a Carlos a través del patio trasero.
Por fin, miró a lo lejos el cuerpo que yacía recostado en el baño con el pantalón abajo; inclusive, las heces fecales estaban esparcidas en el suelo y las moscas impedían la visibilidad con claridad.
Al dar la 1:15 de la madrugada, arribaron elementos del Servicio Médico Forense.
Tras batallar para abrir la puerta principal las autoridades ingresaron y envolvieron en una bolsa de plástico el cadáver del septuagenario y lo trasladaron al anfiteatro en espera de que algún pariente reclame el cuerpo.
(TABASCO HOY / Mario Prado López / 03 de Octubre 2013)
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