A Cristina, una de ellas, ya no le hace el “crico” y usa “speedball”, hasta 4 veces al día
TIJUANA.- “Después de que me
meto ‘el speed’, siento que la criatura se me va a salir”, describe
Cristina, una mujer con tres meses de embarazo que radica en la
canalización.
Es adicta a la mezcla de drogas del cristal y la heroína conocida como “speedball”.
“Se siente bien fuerte cuando uno siente ganas de drogarse, yo tengo dos años así y ya el gobierno me quitó cuatro hijos, no sé qué pase con este”, dice la mujer de 40 años, mientras está desesperada porque dice tiene “malilla” o “bajón”, efectos que resienten después de usar drogas.
Como ella, hay cerca de 13 mujeres que están en espera de dar a luz, según las estimaciones de la Asociación Civil Prevencasa, que otorga apoyo prenatal a través del Programa Embarazo Seguro Beneficio Sano.
Estas mujeres conviven en la canalización del Río Tijuana entre la suciedad y drogadicción.
“Muchos bebés nacen con el síndrome de adicción porque cuando las mujeres están embarazadas se inyectan frecuentemente es el efecto que causa”, dice.
Crisitina, por ejemplo se inyecta al menos cuatro veces al día.
Antes de su embarazo era adicta al cristal, pero desde hace poco asegura que solo esa droga “ya no le hace efecto” por eso le agrega una más: Heroína.
“Me meto cuatro de a cincuenta pesos, mezcladas crico con heroína, cada una vale veinticinco pesos, pero hay veces que las agarro más barata”, menciona la mujer.
Aún sin saber qué hará con su hijo cuando nazca, menciona por ahora solo quiere sentirse tranquila y eso lo encuentra al momento de aplicarse una inyección con “Speed Ball” o también conocida como “spiry”, dice para alimentar el espíritu.
Algunas mujeres en estas condiciones , no tienen trabajo pero para conseguir dinero para la droga lavan carros, piden modernas en los cruceros o se prostituyen.
“Algunas han llegado a tener a sus hijos ahí en la canalización”, menciona Rosario Lozada, coordinadora de la Asociación, quien ha sido testigo de al menos tres alumbramientos en ese lugar.
También han detectado que algunos infantes nacen infectados por VIH.
El problema en la canalización no solo se centra en la adicción donde recurren algunos deportados, también en mujeres como Cristina que no pierden la ilusión de cruzar a Estados Unidos y vencer su adicción a las drogas.
(EL MEXICANO/ Yolanda CABALLERO / 03 de Octubre 2013)
“Se siente bien fuerte cuando uno siente ganas de drogarse, yo tengo dos años así y ya el gobierno me quitó cuatro hijos, no sé qué pase con este”, dice la mujer de 40 años, mientras está desesperada porque dice tiene “malilla” o “bajón”, efectos que resienten después de usar drogas.
Como ella, hay cerca de 13 mujeres que están en espera de dar a luz, según las estimaciones de la Asociación Civil Prevencasa, que otorga apoyo prenatal a través del Programa Embarazo Seguro Beneficio Sano.
Estas mujeres conviven en la canalización del Río Tijuana entre la suciedad y drogadicción.
“Muchos bebés nacen con el síndrome de adicción porque cuando las mujeres están embarazadas se inyectan frecuentemente es el efecto que causa”, dice.
Crisitina, por ejemplo se inyecta al menos cuatro veces al día.
Antes de su embarazo era adicta al cristal, pero desde hace poco asegura que solo esa droga “ya no le hace efecto” por eso le agrega una más: Heroína.
“Me meto cuatro de a cincuenta pesos, mezcladas crico con heroína, cada una vale veinticinco pesos, pero hay veces que las agarro más barata”, menciona la mujer.
Aún sin saber qué hará con su hijo cuando nazca, menciona por ahora solo quiere sentirse tranquila y eso lo encuentra al momento de aplicarse una inyección con “Speed Ball” o también conocida como “spiry”, dice para alimentar el espíritu.
Algunas mujeres en estas condiciones , no tienen trabajo pero para conseguir dinero para la droga lavan carros, piden modernas en los cruceros o se prostituyen.
“Algunas han llegado a tener a sus hijos ahí en la canalización”, menciona Rosario Lozada, coordinadora de la Asociación, quien ha sido testigo de al menos tres alumbramientos en ese lugar.
También han detectado que algunos infantes nacen infectados por VIH.
El problema en la canalización no solo se centra en la adicción donde recurren algunos deportados, también en mujeres como Cristina que no pierden la ilusión de cruzar a Estados Unidos y vencer su adicción a las drogas.
(EL MEXICANO/ Yolanda CABALLERO / 03 de Octubre 2013)
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