Inédito acontecimiento; primera vez en 600 años
CASTEL GANDOLFO, Italia, 23 DE MARZO.- El Papa Francisco viajó el sábado a
la residencia veraniega de Castel Gandolfo para almorzar con su
"hermano" y predecesor Benedicto XVI, en una confluencia histórica
pero potencialmente problemática entre dos papados de la Iglesia católica.
Ambos hombres vestidos de blanco intercambiaron un cálido abrazo en el
helipuerto en los jardines de Castel Gandolfo, al sur de Roma, donde Benedicto
XVI vive desde que se retiró el 28 de febrero y se convirtió así en el primer
Papa que renuncia en 600 años.
En una cadena de gestos posteriores, Benedicto XVI dejó claro que para él,
el papa es Francisco, mientras que Francisco afirmó que su predecesor es un
hermano muy querido y su igual.
Se estrecharon las manos repetidas veces en una muestra de la deferencia
debida a un papa, algo que con seguridad puso de cabeza al protocolo del
Vaticano.
Durante el recorrido del helipuerto al palacio, Francisco se sentó al lado
derecho del vehículo, el lugar tradicional del papa, mientras que Benedicto XVI
lo hizo en el lado izquierdo.
Cuando ambos ingresaron para orar en la capilla en el interior, Benedicto
XVI intento dirigir a Francisco hacia el reclinatorio papal, pero éste se
opuso.
"No, somos hermanos", dijo Francisco al pontífice emérito, de
acuerdo con el portavoz vaticano, reverendo Federico Lombardi. Francisco quería
orar junto a Benedicto XVI, así que ambos utilizaron reclinatorios distintos y
rezaron uno al lado del otro, agregó.
Francisco también trajo un regalo a Benedicto XVI, un icono de la Virgen, y
le indicó que la imagen corresponde a "La Virgen de la humildad".
"Pensé en usted", dijo Francisco a Benedicto XVI. "Usted nos
dio muchas señales de humildad y gentileza durante su pontificado".
Benedicto respondió: "Gracias, gracias".
Benedicto XVI utilizó la sotana blanca sencilla del papa, con una chaqueta
acolchada del mismo color encima para protegerse del frío, salvo la faja y la
esclavina que sí traía Francisco. Benedicto se desplazaba con un bastón y
parecía frágil al lado del robusto argentino de 76 años.
Afuera de la villa, la plaza principal de Castel Gandolfo estaba llena de
admiradores que sostenían fotografías de ambos papas y gritaban
"¡Francisco!", "¡Francisco!". Sin embargo, el Vaticano les
había advertido que posiblemente no verían nada.
La Santa Sede restó importancia a la notable reunión de acuerdo con el
deseo de Benedicto XVI de permanecer "oculto al mundo" y no
entrometerse en el papado de su sucesor.
La televisión vaticana no cubrió en vivo la reunión y sólo se difundió
después de efectuada un video de corta duración y fotografías. Lombardi dijo
que ambos conversaron en privado durante 40-45 minutos y después almorzaron con
los secretarios papales, sin que se proporcionaran mayores detalles.
La situación propició grandes conjeturas sobre lo que ambos papas pudieron
haberse dicho uno al otro tras hacer historia juntos: la sorpresiva renuncia de
Benedicto XVI allanó el camino al primer papa procedente de América Latina, el
primero en ser jesuita y el primero en llamarse Francisco como el fraile del
siglo XIII dedicado a los pobres, la naturaleza y el trabajo por la paz.
Que el ex cardenal Jorge Mario Bergoglio quedara en segundo lugar después
del cardenal Joseph Ratzinger en el cónclave de 2005 en el que el alemán
resultó elegido papa aumenta la imaginación popular sobre cómo se llevarán
ambos pontífices, que tienen estilos diferentes, así como antecedentes y
prioridades distintas.
(EL MEXICANO/ Agencias/
23 de marzo 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario