Ante la sucesión papal, el equipo de Enrique Peña
Nieto intensificó sus contactos con el ala “mafiosa” del Vaticano.
Especialistas consultados por Proceso afirman lo anterior y sostienen que el
interlocutor privilegiado es el arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié, quien se
reunió hace unos días con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, para hablar “de manera confidencial” en torno a los movimientos
vaticanos.
Rodrigo Vera
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- En el contexto de la elección del Papa Francisco, el gobierno
priista de Enrique Peña Nieto ya comienza a articular un “brazo católico del
PRI” liderado por el arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié Belaunzarán. El
propósito: conseguir una mayor negociación política con el nuevo pontificado y,
por consecuencia, con la misma jerarquía católica mexicana.
Con esa maniobra, el
gobierno federal rehabilitará de paso al grupo de obispos integrantes del
llamado Club de Roma, quienes apoyaron al PRI durante el tiempo en que monseñor
Jerónimo Prigione fue representante papal en México, en particular durante el
sexenio de Carlos Salinas de Gortari, quien reanudó las relaciones diplomáticas
con la Santa Sede y dio reconocimiento jurídico a la Iglesia.
Así, varios
analistas comienzan a alertar sobre la reanudación de esta alianza entre el
salinismo y este grupo de jerarcas católicos que, por cierto, tienen nexos con
el “sector mafioso” del Vaticano, al que ellos deben sus cargos eclesiásticos.
Iván Franco, autor
del libro El PRI y sus obispos; el caso Berlié, dice al respecto:
“El gobierno de Peña
Nieto intenta aliarse con el sector priista de la jerarquía mexicana al que
pertenece el arzobispo Emilio Berlié. Es un sector muy conservador que tiene
nexos con grandes empresarios y con mafias influyentes en el poder político.”
–¿Y por qué Berlié
es el interlocutor idóneo?
–Porque ha sido un
operador político del PRI desde que era obispo de Tijuana. Después, en 1995, lo
envían como arzobispo de Yucatán, donde sigue operando para el PRI, apoyando a
los gobernadores Víctor Cervera Pacheco e Ivonne Ortega; todo esto lo detallo
en mi libro. Ahora Ivonne es secretaria general del partido.
“Berlié estuvo
informando al gobierno sobre lo que pasó en el Vaticano en el periodo de
elección papal. Y seguramente lo orientó para que a futuro tome decisiones
respecto a las relaciones diplomáticas con la Santa Sede. En ese tenor se dio
la pasada reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.”
El investigador
alude al encuentro que el pasado 17 de febrero sostuvieron Berlié y Osorio
Chong en las oficinas de Bucareli, para hablar sobre la elección del nuevo
pontífice y acerca del cambio de poderes en el Vaticano.
El mismo Berlié
reveló a la prensa que habló con el encargado de la política interna del país
sobre “esos asuntos que son estrictamente internos y de carácter confidencial”.
Y recalcó que Osorio
Chong lo llamó “de emergencia” a esa junta, pues quería mantenerse al tanto de
lo que ocurría en Roma. Adelantó que otros obispos y arzobispos mexicanos
también serán citados en Gobernación para que le informen sobre el asunto.
Aparte de él y
Osorio Chong, dijo Berlié, a la reunión asistió la subsecretaria de Asuntos
Religiosos y de Población de esa dependencia, Mercedes del Carmen Guillén
Vicente, supuesta hermana del subcomandante Marcos.
Para justificar el
interés del gobierno en el cónclave, Berlié resaltó la educación católica que
Peña Nieto recibió en instituciones de Iglesia: desde el Colegio Plancarte de
Atlacomulco, atendido por las monjas de la congregación Hijas de María
Inmaculada de Guadalupe, hasta la Universidad Panamericana manejada por el Opus
Dei y donde estudió derecho.
“Creció (Peña Nieto)
en el seno de una familia apegada a la Iglesia, como se vive en Atlacomulco.
Sus padres acudían junto con sus hijos semanalmente a misa”, dijo orgulloso
Berlié al periódico Milenio, que publicó la entrevista en su edición del pasado
18 de febrero.
Al día siguiente, el
diario publicó una aclaración de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM),
en la que indica que es ella la “instancia” encargada para “convocar” a
reuniones entre los obispos y Gobernación. Y hasta ese momento no había
convocado a ningún encuentro “para hablar sobre el tema de la renuncia de
Benedicto XVI y la elección de su sucesor”. Eso sí, confirmó que Berlié y
“algunos empresarios” se reunieron con Osorio Chong, aunque al margen del
episcopado.
El operador del Vaticano
Tan pronto el Papa
Benedicto XVI anunció su renuncia, llegó a México Jerónimo Prigione, el
principal mentor de Berlié. Se dice que vino a negociar el voto de los tres
cardenales mexicanos que participaron en el cónclave a favor del grupo
encabezado por el cardenal italiano Angelo Sodano, quien fue secretario de
Estado del Papa Juan Pablo II y, por lo tanto, superior jerárquico de Prigione
(Proceso 1895).
Los analistas
tampoco descartan que Prigione se haya reunido con Salinas de Gortari para
trazar una estrategia diplomática entre el actual gobierno y el nuevo
pontificado, ya que cada que viene a México el viejo diplomático italiano suele
reunirse con su amigo el ex presidente y también con sus amigos empresarios,
como Olegario Vázquez Raña (Proceso 1798).
En una entrevista
con el diario Excélsior –propiedad de Vázquez Raña– publicada el viernes 8,
Prigione elogió la decisión de Benedicto XVI de dejar el papado y señaló que
cualquier cardenal tenía posibilidades para sucederlo en el cargo, recalcando
que “la Iglesia católica no es obra humana, es obra de Jesucristo”. Pero no
habló sobre sus actividades en México.
Iván Franco señala
que Berlié es el principal operador clerical de estos acuerdos cupulares en los
que participa Prigione, entre los que figuran impedir la legalización del
aborto y realizar cambios constitucionales para que se imparta instrucción
religiosa en las escuelas públicas. Dice el investigador:
“El nombre de Berlié
sale a relucir cada que se discuten estos temas entre los legisladores, sin
duda por sus contactos con el poder político. Por lo pronto, en su
arquidiócesis de Yucatán ya imprimió 200 mil ejemplares de un libro sobre
educación católica, que planea introducir en las escuelas primarias de la
península. Promete que solamente se distribuirá en las escuelas privadas… habrá
que esperar.”
En su libro El PRI y
sus obispos; el caso Berlié, escrito en 2009, antes de que llegara Peña Nieto a
la Presidencia, Franco ya hablaba sobre las maniobras del arzobispo de Yucatán
para que el PRI regresara a Los Pinos. Escribió: “Berlié Belaunzarán espera con
paciencia el giro político que, como ya se dio en la entidad (Yucatán) hacia el
PRI, se dé a nivel nacional pero en el plano presidencial”.
Estas maniobras de
Berlié también eran dadas a conocer en algunos medios. Por ejemplo, en su
columna Campos Elíseos, publicada el 26 de enero de 2010 en el diario El
Universal, Katia D’Artigues comentó:
“Uno de los obispos
que se dio a la tarea de ‘cabildear’ con gobernadores y a alto nivel las
reformas constitucionales estatales para ‘proteger la vida desde la concepción’
y que fue exitoso en 16 estados se llama Emilio Berlié. Sí, el obispo de
Yucatán, un hombre carismático, con muchos contactos. El mismo cuyo lema
episcopal es In Nomine Domini (En el nombre del Señor)”.
Y uno de estos
gobernadores opuestos al aborto era el del Estado de México, Enrique Peña
Nieto. El dirigente nacional de Pro-Vida, Jorge Serrano Limón, dijo a este
semanario que, como gobernador, Peña Nieto “trabajó muy estrechamente con Pro-Vida,
al grado de cerrar las clínicas abortivas que nosotros detectamos en su entidad
y le pedimos que cerrara” (Proceso 1850).
Y ya en campaña como
candidato presidencial, Peña Nieto se reunió con el pleno de los obispos
mexicanos el 19 de abril de 2012. Abiertamente les dijo: “Yo estoy a favor de
la vida”, señalando que solamente mediante la “educación” se deben evitar los
embarazos no deseados.
Respecto al tema de
la “libertad religiosa” que viene pidiendo la jerarquía católica –la cual
incluye instrucción religiosa en las escuelas públicas y el que los sacerdotes
tengan cargos de elección popular–, Peña Nieto les dijo a los obispos que la
apoya totalmente, pues “esa libertad beneficia sobre todo a las personas, más
que a las instituciones. A la libertad religiosa plena la considero un gran
logro social”.
El Vaticano y la
jerarquía local esperaban actos concretos por parte de Peña Nieto cuando, menos
de tres meses después de que se inició la administración federal priista,
Benedicto XVI anunció sorpresivamente su renuncia, el pasado 11 de febrero. La
insólita dimisión papal modificó el escenario. Y en el Vaticano los grupos en
pugna por conseguir el trono pontificio empezaron a preparar el cónclave. En
este contexto el gobierno mexicano recurre a los buenos oficios de Berlié.
Comenta Iván Franco:
“Resulta muy
revelador que el gobierno priista haya recurrido a un prelado de perfil
conservador y mafioso. Conservador, porque Berlié siempre ha golpeado la línea
pastoral de la teología de la liberación; mafioso, porque, siendo obispo de
Tijuana, mantuvo relaciones poco claras con los hermanos Arellano Félix, y ya
como arzobispo de Yucatán guarda, al parecer, cierta relación con el llamado
Zar de los Casinos.”
Fragmento del
reportaje que se publica en la edición 1898 de la revista Proceso, ya en
circulación.
(PROCESO/ Rodrigo Vera/ 21 de marzo de 2013)
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