martes, 20 de noviembre de 2012

LOS BELTRÁN: DELINCUENTES REINCIDENTES

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Ricardo Meza Godoy
Criminales asesinados tenían un largo historial, pero gozaban de libertad
El doble homicidio del 1 de noviembre, de Sebastián Ulises Beltrán García y Ricardo Sebastián Beltrán Ramírez -padre e hijo- en Ensenada, sacó a relucir la ineficiencia del combate a la delincuencia organizada en la entidad
Trece casquillos percutidos calibre 9 milímetros y una pipa con restos de la droga conocida como cristal, fueron localizados en la vivienda marcada con el número 1317 del fraccionamiento México en Ensenada, donde padre e hijo fueron asesinados el jueves 1 de noviembre.

Sebastián Ulises Beltrán García, de 68 años de edad, y Ricardo Sebastián Beltrán Ramírez, de 28, yacían boca abajo sobre un charco de sangre, con sus cuerpos a centímetros de distancia en el interior de la casa, donde según las primeras investigaciones de las autoridades, se habían reunido para recibir una cantidad no especificada de droga. Tenían impactos de bala en sus cráneos, tórax y rostro.

Antes del doble homicidio, las autoridades en Baja California mantenían archivado un grueso expediente de la trayectoria de Beltrán Ramírez no solo como consumidor de drogas, sino como delincuente reincidente.

A principios de este año fue detenido por agentes de la Policía Estatal Preventiva (PEP) de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), por pertenecer y liderar una banda de delincuentes en Ensenada, calificada por la propia autoridad como peligrosa.

En su último atraco habían robado una vivienda en el fraccionamiento San Marino, y tras la denuncia y posterior detención de cuatro sujetos, incluyendo a Ricardo Sebastián, éste incluyó en su declaración haber pertenecido a una célula del Cártel Arellano Félix (CAF) en la entidad.

Anteriormente fue detenido y procesado por portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerzas Armadas; robo a lugar cerrado; robo en casa habitación; lesiones (en dos ocasiones); robo con violencia; ataque peligroso; posesión de cartuchos; homicidio en grado de tentativa; por conducir en estado de ebriedad y robo de vehículo, por citar algunos delitos.

Mientras que los otros detenidos de su banda, Alejandro Gómez Cabrales, de 32 años; Arturo Flores López “Noni”, de 37; y Leobardo Romero Guerrero, de 44 años de edad, tenían antecedentes. Gómez por posesión de armas de fuego sin licencia, Flores López por siete robos -a lugar cerrado en dos ocasiones, en grado de tentativa, con violencia, simple, de vehículo y con violencia en grado de tentativa-, y Romero Guerrero por disparo de arma de fuego.

En junio de 2005, la Procuraduría General de la República (PGR) había detenido a Ricardo Sebastián junto con Juan Carlos Leal Malagamba en un filtro fijo en los puntos de acceso a la zona urbana de Tijuana. Traían consigo 18 pastillas de Rivotril y un vehículo BMW modelo 2001 sin placas de circulación.

En febrero de 2009 asaltó con violencia un supermercado Ley, y fue detenido junto con María Luisa Ballina Merrem, de entonces 23 años; José Antonio Gerardo Reséndiz Rozano, de 27, y Juan Carlos Rique Aguirre, de 25. Tres empelados del supermercado resultaron heridos durante el robo.

Personas cercanas a Beltrán Ramírez aseguran, y así lo confirman registros de la Policía, que tenía problemas de conducta y de adicciones desde la adolescencia, mientras que su padre, Sebastián Ulises Beltrán, contaba con un no menos corto expediente.

Beltrán García era abogado titulado de la Universidad de Sonora, con cédula profesional obtenida en 1980. Se desempeñó como funcionario en el municipio de Ensenada, durante la administración de Raúl Ramírez Funcke (1980-1983), quien además era su suegro.

Cabe mencionar que el ex alcalde apareció muerto el 30 de agosto de 2002, flotando entre las rocas de la rada portuaria en Ensenada. Su muerte se reportó oficialmente como ahogamiento, sin embargo, las condiciones en que ocurrió fueron extrañas para familiares y personas cercanas.

El abogado Beltrán tenía en su historial antecedentes por fraude, robo con violencia, homicidio en grado de tentativa, lesiones, robo en casa habitación, extorsión, robo con violencia, delitos del orden federal, y por manejar un vehículo bajo el influjo de estupefacientes. Al menos esos son los reportes al interior de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

Aun con todos estos antecedentes, las detenciones de los Beltrán se resolvían rápido y con el pago de multas. Las agravantes que se esperan en casos de reincidencia, al menos en el reciente asunto de Ricardo Sebastián y su banda de ladrones, no aplicaban. Los argumentos en los Juzgados fueron que entre un delito y otro había algunos años de diferencia, y la reincidencia espaciada no es tan castigada. Es decir, Ricardo tenía en cierta forma que cometer delitos más seguido para que se le impusiera un castigo un poco más severo, así lo dictan las leyes en Baja California.

El reporte de la detención de Beltrán Ramírez se dio el 2 de mayo de 2012: “Una peligrosa célula de delincuentes dedicados al robo a casa habitación en Ensenada y relacionados directamente con el crimen organizado”, advertía la SSPE.

En el operativo de la PEP, Beltrán fue abordado mientras circulaba por el fraccionamiento Nueva Ensenada. Intentó engañar sin éxito a los agentes, mostrando una credencial falsa a nombre de Omar Mercado García, de 31 años de edad, pero ya lo habían identificado. Le encontraron un arma de fuego tipo revólver, calibre 38 especial, con seis cartuchos útiles.

Sus cómplices fueron detenidos mientras ofrecían artículos robados en una casa de empeño de la ciudad.

Luego vinieron los interrogatorios. De acuerdo a la SSPE, Beltrán aceptó formar parte y liderar la banda , declarando  “haber pertenecido a células del CAF establecidas en Ensenada, a la orden de Edmundo alias ‘El Mundo’, quien fue secuestrado y ejecutado en la ciudad de San Diego por miembros del Cártel de Sinaloa, (y) mencionó que posteriormente trabajó con un sujeto de apodo ‘El M&M’ del CAF y con un ex policía municipal de apodo ‘El Pollo’ que fue ejecutado en el fraccionamiento Valle Dorado”, refiere el documento.

La SSPE puso al delincuente en manos de la PGJE, quien con expediente y antecedentes en mano, lo consignó el 3 de mayo de 2012 al Juzgado Tercero de lo Penal, bajo el delito de robo calificado a casa habitación. Nada más.

Le dictaron auto de formal prisión el 9 de mayo y fue internado en el CERESO. Sin embargo, el expediente es canalizado el 19 de junio al Juzgado Primero de lo Penal, debido a que la jueza Amalia Gutiérrez de la Peña, del Juzgado Tercero, se excusa de seguir con el caso por tener vínculos con una de las partes.

El asunto es aceptado y pasa a manos del juez José Luis Castañeda Carrillo, quien se desempeña en ese cargo desde el 9 de agosto de 2002. Recibe el caso, mientras el Ministerio Público mantiene en pie la misma acusación que ante el Juzgado Tercero.

Con el expediente de la PGJE y pruebas recabadas del caso, el 18 de septiembre el juez dicta a Beltrán una sentencia condenatoria de 2 años, 5 meses y 7 días de prisión por robo calificado a casa habitación, al tiempo que le permite el beneficio de restitución de la pena y el pago de una multa. Habían pasado poco más de tres años desde su asalto al mercado Ley, sin embargo, ni ése ni otros actos previos actuaron como agravantes de su delito reciente.

En términos simples, la sentencia del juez significaba que pese al historial, Beltrán saldría en libertad con una fianza fijada en base a sus ingresos que terminó en 2 mil pesos, una multa de 747.96 pesos y un pago por reparación del daño por mil 579.35 pesos. El 26 de septiembre exhibió su garantía y quedó libre.

Su decisión se apoyó en los artículos 85 y 86 del Código Penal para el Estado de Baja California.

En el primero se hace referencia a la substitución de la prisión, que a juicio del juzgador y cuando no exceda los tres años, puede ser por multa o trabajo en favor de la comunidad. En el segundo se habla de los requisitos para la substitución: I) El reo haya delinquido por primera vez; II) Pague o garantice, a satisfacción del Juez, la multa y la reparación de los daños y perjuicios causados y; III) La pena substitutiva sea más adecuada que la prisión, en atención a las condiciones personales del sujeto y a los fines que con ella se persiguen.

Originario de San Diego, California, Ricardo Sebastián pertenecía a una familia acomodada en Ensenada. El delito de robo calificado es considerado como grave y sin derecho a fianza, y aunado a coordinar una banda de delincuentes, su liberación en 2012 fue relativamente rápida.

La liberación rápida de delincuentes ha sido una queja constante y reciente del propio secretario de Seguridad Pública de Baja California, Daniel de la Rosa Anaya.

¿Cómo puede un delincuente reincidente salir tan rápido de prisión?, fue la pregunta hecha por ZETA a la abogada Angélica María Laborín Navarro, del Colegio de Mujeres Profesionales del Derecho de Ensenada, A.C., quien mencionó que hay formas en las que los delincuentes evaden la impartición de justicia, particularmente en el tema de la reincidencia. El amparo ante las sentencias de los jueces es una de ellas, lo que provoca que los asuntos queden en proceso y se extiendan los plazos.

Mientras las sentencias no sean definitivas, no pueden ser consideradas como agravantes al momento en que el delincuente cae en reincidencia, lo cual les permite tener tratos más laxos ante los Juzgados, aun con un amplio historial.

Otra manera indirecta en que se benefician, es por la mala integración de las averiguaciones previas (AP), que habitualmente son conformadas en un plazo de 48 horas, donde los agentes de Ministerio Público requieren armar expedientes de la mejor manera posible.

Una integración deficiente conlleva a falta de elementos en el caso, que pueden inclinar la balanza hacia un lado u otro.

Otro aspecto, agregó, tiene que ver con la preocupación entre abogados sobre cuestiones básicas de la formación de los estudiantes que se preparan como futuros licenciados en Derecho: redacción y ortografía. Una parte de los egresados de las universidades va a parar a los ministerios públicos, y la buena redacción, explicó Laborín Navarro, es clave en la elaboración de expedientes y de los asuntos que son turnados ante los Juzgados. Tiene un rol importante al momento de la decisión de un juez y, en muchos casos, ya en los Juzgados, “tienes que adivinar dónde va la coma para saber qué está diciendo”, dando pie a que el texto sea interpretado a conveniencia.

El martes 13 de noviembre, previo a una charla sobre el Nuevo Sistema de Justicia Penal que sostuvo con estudiantes de preparatoria de la Universidad Xochicalco en Ensenada, el procurador general de Justicia de Baja California, Rommel Moreno Manjarrez, respondió a ZETA qué tan bien preparados están los egresados de las licenciaturas en Derecho:

“Tendremos que ver que son muchas áreas, hay que apostarle mucho a la educación, creo que hay que reestructurar la parte, sobre todo en lo que concierne al sistema en las materias que tienen que dar las gentes que estén operando el sistema, no solamente la parte teórica y no solamente los abogados, sino también los médicos. Las investigaciones se abren mucho y da cabida a otras miradas, a otras áreas, a otras ciencias, a contadores públicos, administradores a economistas”.

Moreno Manjarrez no quiso ahondar en la preocupación de los abogados y académicos universitarios; y en cuanto a la buena ortografía y redacción de los estudiantes, también reservó sus opiniones.

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