martes, 30 de octubre de 2012

KIKI CLAUSSEN: ¿JEFE DE LOS CHICAGO BOYS PORTEÑOS?

La Viña de SeñoEl año de 1979 ha quedado registrado en la historia nacional como el del asalto al poder por los neoliberales. El 17 de septiembre de ese año la revista Proceso puso al descubierto que trabajaba para el gobierno federal dando asesorías a funcionarios de política fiscal de la SHCP que encabezaba Francisco Gil Díaz y jefe de los Chicago Boys mexicanos el economista norteamericano Arnold Harberger, socio de Milton Friedman, para asesorías neoliberales para gobiernos dictatoriales de América Latina, como la Junta Militar de Augusto Pinochet en Chile. Ambos eran autores de lo que se llamó “genocidio económico” que no fue otra cosa que tratamientos de shock de acuerdo a la teoría monetarista de moda.

De esa fecha para acá el país entró en una espiral que no parece tener fin y en donde las clases asalariadas han pagado los platos rotos de los experimentos económicos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas desde la puesta en marcha del Plan Global de Desarrollo 1980-1982.

Austeridad: ¿Para quién?

Y ante la psicosis que viene causando en la planta laboral del ayuntamiento de Guaymas el recorte brusco de personal en donde ni siquiera se avisa ¡agua va! En un redimensionamiento salvaje so pretexto de ser imposible cubrir la abultada nómina municipal y en donde según el tesorero Manuel Ibarra Salguero es llegar al meta de rebajarla un 30% dentro de la aplicación del Plan de Austeridad que tiene como mira reducir un 20% del gasto y según el funcionario la nómina llega a los 13 millones de pesos mensuales y hasta el viernes anterior el reajuste ascendía al 18%. 


Aunque tales medidas no extrañan en el municipio, tocó al gobierno de Antonio Astiazarán implementar el recorte de 120 tirabichis en aras de lograr la privatización del servicio de limpia, en una cruda que ha costado al municipio y a los guaymenses varios millones de pesos entre liquidaciones a los despedidos y pagos a la empresa PASA a través de un contrato espurio cuya impugnación camina en el Tribunal Contencioso de Hermosillo. 


Como cerebro del mencionado Plan de shock algunos acuciosos observadores ubican a Enrique Claussen, hermano del alcalde y forjado en las áreas financieras gubernamentales y en la IP, pues el KIkí recuérdese se desempeño en la dirección de ingresos del gobierno de Armando López Nogales, cuando estalló el affaire de las licencias otorgadas a ton  ni son en la dependencia a su cargo.  Al aludido se le ubica como gente de la cuadra del empresario Ricardo Mazón quien lo colocó como encargado de finanzas del PRI estatal cuando el partido lo dirigía Claudia Plavlovich.
Y aunque el Kikí es el autor de tales medidas, a Fabrizio Cano Lara, en su carácter de director jurídico del ayuntamiento le fue asignado el rol de ejecutor de las mismas, con lo cual éstas han perdido seriedad ante la falta de autoridad del monigote.
Luego de alcanzar Otto la nominación priísta a la alcaldía, ni tardo ni perezoso se vino como gran mariscal a dirigir la campaña de su carnal haciendo mancuerna y equipo con dos chuchas cuereras como el abogado Francisco Javier Carrasco Valenzuela , el Chunco y Miguel Gaspar Bojórquez, el PÏlo, antiguo compañero de aventuras del Tragabalas Jesús Zambrano, jerarca nacional del PRD, quien corrieron mejor suerte que el Nito, socio de ambos en aquel bancazo de Empalme en los tiempos de la guerra sucia cuando compartieron la enfermedad infantil de la utopía armada y quien sostiene que si hay política de puertas abiertas como no habrá de haber política de barandal que el exalcalde rielero práctica a diario en palacio.
Y si el Mocho Martínez puso en su tiempo de moda la política de banqueta el Pilo hace política de pasillo, a grado tal de que muchos creen haberlo confundido con el espectro del conde Gastón Raousset de Boulbón  circulando por palacio. La cura no tiene desperdicio.

El Vida, el Gil Díaz del gobierno del Otro Rumbo

En todo ese intríngulis al jefe policíaco Francisco Vidaurrázaga Soto parace haberle tocado el papel de recolector de fondos para la tesorería, cuando en la cacería de ciudadanos del fin de semana nomás entambó nomás a 88 infractores al Bando de Policía y Buen Gobierno y a las normas de tránsito.
Dicha práctica ha sido implementada tono con las directrices del “hermano incómodo”, aunque a estas alturas ya no se sabe si el Kikí lo es del Otto o el Otto del Kikí, por el broncón en que está metido el alcalde con el plan de ajuste que ya le valió un connato de amotinamiento por parte de los empleados despedidos de su fuente de empleo y de ingreso familiar en un gobierno plagado de funcionarios de primer nivel venidos de afuera, acción con la cual el gobierno municipal  ha perdido autoridad moral y credibilidad  frente a la ciudadanía.
A como se ve el proyecto familiar de los Claussen está levantando inconformidades al por mayor, pues a la sorda inconformidad de priístas desplazados por la clica de los hermanos y el arribo de personajes polémicos a espacios de gobierno como Héctor Hernández el Maizena y Ramón Monchy Leyva, para anda identificados con la ideología priísta, si es que comparten alguna, el corredero de empleados, los golpes al SUTSAG  y la creciente inconformidad de ciertos sectores porteños golpeados por la crisis y la carencia de alternativas de desarrollo se está cocinando un coctel altamente explosivo.     


Y en todo ese embrollo la política de choque salida de la cabeza del KIkí que enviará al desempleo a bastantes empleados del municipio pudiera ser el detonante que rompa la cohesión social en una comunidad polarizada desde antes de la campaña electoral. 


Eduardo Bours, en su momento al darse cuenta el costo de su programa de redimensionamiento estatal que se aplicó a principios de su sexenio y las injusticias que con llevaba éste dio marcha atrás y se fue con más tiento. 


Prudencia… recomendaba el clásico. No se vale jugar con la necesidad de la gente.

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