viernes, 28 de octubre de 2011

EL CHAPO DE LA DISCORDIA

Ismael Bojórquez
Genera el capo sinaloense roces entre la clase política Lo que era un rumor viejo y no había afectado los ánimos presidenciales, se convirtió en una injuria dicha por la voz del diputado federal Manuel Clouthier, quien recibió una andanada de reclamos que empezaron por el secretario de Gobernación, pasaron por el partido y terminaron en la propia voz del presidente Felipe Calderón.

Con el mismo resultado: “No me retracto”. Ya eran muchas las versiones de que el Gobierno del presidente Felipe Calderón estaba siguiendo una estrategia de lucha contra el narcotráfico, que implica la protección del cártel de Sinaloa.

Desde los mismos círculos de la mafia se ventilaba que había acuerdos con el Gobierno y que los golpes del Ejército mexicano y de la policía estaban dirigidos principalmente a los cárteles enemigos: los hermanos Beltrán Leyva, los Zetas, el cártel de Juárez y el cártel de Tijuana.

La estrategia de Calderón, se presume, se basa en la concepción gubernamental de que es mejor lidiar con una organización dedicada solamente al narcotráfico y que no se inmiscuye en actividades como el secuestro y la extorsión, tan extendidas en vastas zonas del país donde dominan los Zetas, el cártel de Juárez y la organización de los hermanos Beltrán Leyva, y donde se han incrementado exponencialmente los índices de violencia.

 El propio ex procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, llegó a decir en círculos privados que, al final de la guerra, los únicos narcos que sobrevivirían serían los de Sinaloa, porque son “narcos puros”.

 Cierto o no, solo hay tres cabezas del narcotráfico que no han sido tocadas: Ismael Zambada García, que dirige una de las organizaciones del narcotráfico más tradicionales que hay en México; Vicente Carrillo Fuentes, líder del poderoso cártel de Juárez, que antes encabezó su hermano Amado, el Señor de los cielos, y Joaquín el Chapo Guzmán, uno de los capos del narcotráfico más aguerridos que han existido en el país.

Los tres han sufrido golpes. Al Mayo le atraparon a su hermano Jesús Zambada García, el Rey, un sobrino (que se suicidó en una casa de seguridad cuando fungía como testigo protegido de la PGR), y, en marzo del año pasado, a su hijo Vicente Zambada, extraditado hace dos semanas a los Estados Unidos.

La organización de Vicente Carrillo Fuentes sufrió el año pasado la detención de Vicente Carrillo Leyva, hijo de Amado Carrillo, y a quien se le acusa de estar inmiscuido en el lavado de dinero de la organización que fundó su padre.

El Chapo, por su parte, ha perdido innumerables operadores.

 Las organizaciones que conforman lo que hoy se conoce como el cártel de Sinaloa, las del Mayo y del Chapo, han sido golpeadas en sus estructuras por las acciones del Gobierno, pero han tenido la capacidad de mantener sus operaciones de trasiego de drogas y lavado de dinero.

 Tanto, que han dedicado la mayor parte de sus recursos bélicos a enfrentar, no a las fuerzas del Gobierno, sino a los cárteles enemigos.

Y aunque sus organizaciones rivales han perdido a sus líderes, como es el caso de la que dirigen los hermanos Beltrán Leyva, con la muerte de Marcos (Arturo), también estas mantienen intactas sus estructuras.

Los ecos llegan a Europa
 A mediado de enero, The Economist publicó una nota donde cuestiona la guerra de Felipe Calderón, porque se sospecha que ha enfocado sus ataques a otros cárteles, menos al de Sinaloa.

 El diario británico cita declaraciones de Edgardo Buscaglia, maestro del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y asesor de la UNU para asunto de seguridad, donde afirma que a pesar de que el cártel de Sinaloa es responsable de casi 45 por ciento del comercio de droga en México, de las 53 mil 174 personas arrestadas por estar relacionadas con el crimen organizado, solo 941 están asociadas a esta organización.

 También el hecho de que los golpes a los cárteles de Tijuana y Juárez han facilitado las cosas para que penetren en esas partes de la frontera norte las fuerzas del cártel de Sinaloa.

Señala el rotativo que la muerte de Arturo Beltrán Leyva, uno de los principales enemigos del Chapo Guzmán, beneficia directamente al capo nacido en La Tuna.

The Economist entrevista a un alto funcionario del Gobierno, quien afirma que no hay vuelta atrás a la vieja práctica en la cual el Gobierno mexicano “se hizo de la vista gorda” siempre y cuando las bandas de narcotraficantes actuaran con discreción.

Y agrega: “Si Sinaloa ha sido golpeada menos duro, es porque opera de manera diferente. Se ha pegado a acciones de “transacción” en vez de utilizar métodos “territoriales”.

Para rematar, The Economist sostiene que tres años después de haberle declarado Calderón la guerra al narcotráfico, la beligerancia de las bandas criminales no disminuye, y que algunos analistas ven un paralelismo con Colombia, cuando el Gobierno de ese país persuadiera a Pablo Escobar y a sus compinches en Medellín mientras que únicamente actuaron contra el grupo de Cali.

Casualidad o no, lo cierto es que días después de la publicación de The Economist, según afirma el reportero de la revista Proceso, José Gil Olmos, “Calderón dio la orden tajante de rechazar a nivel internacional toda expresión periodística en la que se afirmara que Joaquín el Chapo Guzmán es el narcotraficante protegido por su Gobierno y el de Vicente Fox”.

Capítulo Clouthier
Pero ningún señalamiento le dolió tanto al gobierno de Calderón como el que hizo Manuel Clouthier Carrillo a través de la revista Proceso en una entrevista publicada el 14 de febrero.

 No fue poco lo que dijo: “Somos la avanzada de este mugrero que se vive ya en México… el contubernio de los políticos con el crimen organizado en Sinaloa, que denomina el narcopoder, comienza a “clonarse” en otros estados.

El diputado federal dijo que la guerra que Calderón declaró al narcotráfico al inicio de su gestión no existe en la entidad.

Al contrario, aseguró, el régimen calderonista protege al cártel de Sinaloa, que encabeza el Chapo Guzmán, fugitivo desde los primeros meses del sexenio de Vicente Fox.

 “El Gobierno federal habla de una guerra contra el narcotráfico que en Sinaloa no se ha visto. Se ha golpeado a todos los cárteles y no ha sido proporcional con el de Sinaloa.

 ¡Eso es evidente! ¡Y si nos preguntan a los sinaloenses, es más evidente!”.

“Solo los que vivimos aquí sabemos lo que verdaderamente está pasando, la gente de la ciudad no tiene ni idea, no se puede imaginar el infierno”, dijo el panista, y añadió que el Gobierno federal debe explicar por qué al cártel de Sinaloa simplemente no se le ha tocado como a los demás y se le permite señorear en el estado.

Por si fuera poco, Manuel Clouthier calificó al presidente como un “cabrón irresponsable”.

Responde Gobernación
 Tres días después, el 17 de febrero, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, manda una carta al diputado, donde afirma que “el Gobierno federal rechaza categóricamente cualquier afirmación que insinúa que se haya actuado de manera “desigual” o “desproporcionada” favoreciendo a alguna organización delictiva por encima del resto.

 Más aún, es absolutamente falso que, a lo largo de los primeros tres años de la presente administración, el Gobierno federal haya dejado de actuar de manera decidida en Sinaloa para desarticular las redes financieras, logísticas, operativas y de protección institucional en el estado”.

“Por tanto, resulta no solo falso, sino también sumamente irresponsable y moralmente condenable que se sugiera que desde el poder se promueva un modelo de vida política en Sinaloa ligado a la corrupción y al crimen organizado.

Dicha afirmación merece la absoluta condena por parte del Gobierno federal, que ha enfocado sus esfuerzos de manera coordinada con las autoridades estatales para combatir al crimen organizado en la entidad”.

Al día siguiente, fue el vicecoordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados, Julio Castellanos, quien emplazó a Manuel Clouthier a retractarse, so pena de dejar la curul al PAN.

 Ese mismo día, por la noche, César Nava dijo que el CEN del PAN “desautoriza expresamente las manifestaciones vertidas por el diputado Manuel Clouthier” y advirtió que no permitirían que este tipo de afirmaciones “se presten a intereses perversos”.

Pero Manuel solo se retractó de haberle dicho a Calderón “cabrón irresponsable”.

“Se me salió”, dijo. Por lo demás, “no puedo retractarme… Julio no me puede pedir eso”.

Felipe cierra la pinza
No fue suficiente. El miércoles por la tarde, luego de cerrar la cumbre latinoamericana, el presidente Felipe Calderón citó a rueda de prensa el salón Manuel Ávila Camacho de la residencia oficial de Los Pinos donde rechazó que su gobierno proteja al grupo criminal de Joaquín el Chapo Guzmán Loera, y puntualizó que eso es “absolutamente falso”, pues “a todos los hemos combatido por igual”.


Al día siguiente en Mérida Yucatán, en una reunión con empresarios, el presidente Calderón, ya encarrerado, retomaría el tema y se lanzaría también en contra de todos los que hablan mal de México, entre ellos contra la prensa que publica narcomensajes.

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