López Obrador está preparando
su propia Presidencia tripartita, aunque el modelo difiere del que se
implementó en el gobierno de Peña Nieto y es radicalmente distinto en el origen
de su diseño. Lo más importante es que el Presidente electo, a través de quien
será su antecesor, tendrá el control de esa tríada en Palacio Nacional, y no
subordinado al poderoso trío de los primeros años del peñismo. Otra
característica que lo hace diferente es que no habrá miembros del gabinete
involucrados -con lo cual las legítimas ambiciones sucesorias que pudiera
estimular, están acotadas-, sino serán parte del staff de la Presidencia.
La Presidencia tripartita de
López Obrador estará integrada por tres personas que se encargarán de temas
específicos. En al área jurídica -por donde pasarán todos los temas que
establecerán las bases para la Cuarta Transformación-, está el consejero
jurídico designado, Julio Scherer, que ha sido su abogado por más de una década
y quien en los últimos años también ha sido una de las personas a quien también
encarga temas políticos específicos. Para llevarle la relación con el sector
empresarial y con inversionistas, que será un área estratégica en el próximo
gobierno, estará Alfonso Romo, próximo jefe de la Oficina del Presidente. En la
parte política, un cargo fundamental porque hará el trabajo que siempre había
hecho predominantemente López Obrador, estará Manuel Velasco, el Senador con
licencia que está terminando su mandato como Gobernador de Chiapas.
Velasco es la revelación de
esta Presidencia tripartita, pero también una ratificación de la creciente
influencia que está teniendo con López Obrador. Velasco trabajó para Morena en
las elecciones presidenciales y algunos de sus colaboradores más cercanos son
ahora colaboradores cercanos del tabasqueño. El Gobernador y Senador, con muy
mala imagen pública, es sin embargo, un eficiente operador político. Una
demostración de ello fue conseguir el aval de Peña Nieto para impulsar a Morena
en Chiapas, y en contra de José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI y
el gobierno. Cómo lo hizo, no se sabe. Lo único cierto, revelado por él mismo a
sus cercanos, es que el respaldo a Morena fue platicado y autorizado por el
Presidente.
La Presidencia tripartita, a
diferencia también de lo que sucedió con Peña Nieto, no es un modelo ajeno a
López Obrador, como sí lo era para el Presidente, que como Gobernador del
Estado de México tenía relaciones e interacciones directas, que perdió en Los
Pinos. López Obrador, en cambio, ha pulido ese sistema desde que era Jefe de
Gobierno en la Ciudad de México, donde tenía colaboradores a quienes encargaba
asuntos específicos. Quien más trabajo político desarrollaba en aquellos años
con encargos delicados de López Obrador, era René Bejarano, que trabajaba en su
oficina.
En la última campaña
presidencial, el entonces candidato utilizó para esos fines a diferentes
personas. Scherer y Romo fueron dos de ellos, así como Tatiana Clouthier, su
coordinadora de campaña, pero cuya primera prioridad fue acercarle a grupos de
la sociedad con quienes nunca había tenido relación. Su principal enlace, sin
embargo, ha sido su hijo Andrés, la persona de mayor confianza del Presidente
electo, aunque aún no está claro si como se pensó antes de la elección
presidencial, lo acompañará como consejero sin cartera en el gobierno o se irá
a estudiar un posgrado a Boston.
No se sabe cómo gobernará
López Obrador, y aunque no es lo mismo la Presidencia que la jefatura de
gobierno capitalino, se pueden hacer conjeturas razonables de cómo lo hará. En
el Palacio del Ayuntamiento ofrecía sus conferencias de prensa mañaneras, que comenzaron
como una estrategia para llenar los espacios de información matutinos y jalar a
todo el gobierno para comenzar sus labores temprano, y presidía la reunión con
el gabinete de seguridad. Después desayunaba, generalmente de trabajo y en su
oficina, tras lo cual encargaba los temas del día a Bejarano. A media mañana se
iba de la oficina, a veces a jugar beisbol, muchas veces a reuniones con
diferentes grupos de la sociedad, y regresaba en la tarde para revisar los
pendientes. López Obrador ya adelantó que en la Presidencia tendrá una
conferencia de prensa mañanera y presidirá las reuniones con el gabinete de
seguridad. De ahí en adelante aún no se sabe cómo dividirá sus días.
Pero el diseño de su
Presidencia Tripartita permite suponer que será un modelo similar al que siguió
en el Palacio del Ayuntamiento, donde a través de sus brazos informales
gobernará el día con día. López Obrador tendrá una mayor carga de trabajo en
Palacio Nacional, pero como lo han hecho otros presidentes, dispondrá de tiempo
suficiente para otras tareas. Algunos de sus antecesores usaban las tardes para
reuniones de trabajo privadas e incluso personales. Conociendo a López Obrador,
el tiempo que le quede libre será utilizado en lo que es su vida: trabajo
político y electoral, porque su siguiente meta está en 2021.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
@rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 10/10/2018 | 04:04 AM)
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