La violencia amenaza con
descarrilar la primera licitación en febrero de contratos de hidrocarburos de
esquisto, o 'shale', una subasta que podría ser crucial para ayudar a revertir
la caída de la producción nacional de crudo y gas natural a mínimos en dos
décadas.
El auge del 'fracking' de
crudo y gas ha atraído a decenas de perforadores a Eagle Ford en el sur de
Texas, la segunda región petrolera más grande de Estados Unidos, a medida que
la nueva tecnología abrió el camino a la extracción de miles de millones de
nuevos barriles.
La formación se extiende a
través de la frontera mexicana, donde su nombre cambia a Cuenca de Burgos, una
región de esquisto igualmente fértil donde el petróleo y el gas se encuentran
en su mayor parte sin explotar en una región aterrorizada por bandas
criminales.
La violencia amenaza con
descarrilar la primera licitación en febrero de contratos de hidrocarburos de
esquisto, o 'shale', una subasta que podría ser crucial para ayudar a revertir
la caída de la producción nacional de crudo y gas natural a mínimos en dos
décadas.
A pesar de la profunda
Reforma Energética concretada en el 2014 que busca atraer inversiones de
petroleras privadas y extranjeras, sólo la estatal Pemex ha hecho intentos de
explotar el shale, mientras los yacimientos accesibles con métodos
tradicionales de perforación se van agotando.
Los nueve bloques de
hidrocarburos no convencionales que se planea subastar en febrero están en la
zona de la Cuenca de Burgos en Tamaulipas, donde los cárteles del Golfo y Zetas
han librado una guerra por el control de las rutas del narcotráfico y el
tráfico de personas desde el 2010.
Foto: Archivo
Al menos dos trabajadores de
Pemex fueron asesinados en Burgos y 16 fueron secuestrados, entre el 2010 y el
2014, en incidentes relacionados con pandillas que han bloqueado el acceso de
los trabajadores a pozos y oleoductos y con demandas de pago de dinero para
protección de firmas petroleras y de gas.
Un gerente de Weatherford
International, una empresa de servicios petroleros con sede en Suiza, también
fue asesinado.
En abril, un trabajador de
seguridad de Pemex dedicado a la lucha contra de robo de hidrocarburos murió baleado
y otro resultó herido tras ser atacados por un comando que disparó unas 60
veces al vehículo en el que viajaban en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas.
La cuenca de Burgos contiene
alrededor de dos tercios de las reservas de esquisto técnicamente recuperables
del país, estimadas en 545 billones de pies cúbicos (bpc) de gas y 13 mil 100
millones de barriles de petróleo y condensado, en comparación con los 665 bpc
de gas y 58 mil millones de barriles de petróleo y condensado de Estados
Unidos, según la Administración de Información de Energía de ese país.
Empresas que ya están
haciendo 'fracking' del otro lado de la frontera, en Texas, aprovecharían la
oportunidad de expandirse a México si el Gobierno pudiera hacer frente a la
violencia, dijeron ejecutivos de compañías que buscan oportunidades de
expansión.
Funcionarios mexicanos a
menudo reciben preguntas sobre seguridad en reuniones en las que promueven
oportunidades de inversión en el país entre empresas petroleras.
"En cada reunión a la
que pude asistir había preguntas sobre seguridad", dijo Jorge Ríos,
vicepresidente de operaciones para América Latina de Precision Drilling, una
compañía canadiense con operaciones en Eagle Ford y ha perforado en México en
el pasado.
"La respuesta no fue
firme", destacó.
Las secretarías de Energía y
de Gobernación de México no respondieron a solicitudes de comentarios para esta
nota. Pemex declinó comentar.
La petrolera española Repsol
dejó la región de Burgos en el 2014 a medida que la violencia se intensificaba,
poniendo fin a operaciones que inició en el 2004 como la primera empresa
extranjera en perforar en México desde que nacionalizó la industria en 1938.
La compañía, que tiene
operaciones de esquisto en Eagle Ford, requeriría cambios muy grandes antes de
considerar regresar a Burgos, dijo a Reuters un ejecutivo de Repsol bajo
condición de anonimato.
"En 2014 la situación
allí era difícil de manejar", dijo el ejecutivo. "Ahora está
peor", añadió.
Repsol declinó comentar a
través de su agencia de relaciones públicas en México sobre las declaraciones
del ejecutivo.
La producción de gas natural
de México cayó por tercer año consecutivo y se ubicó en 4 mil 240 millones de
pies cúbicos por día (pcd) el año pasado, aumentando la necesidad de gas
importado -casi en su totalidad de Estados Unidos- a un 84 por ciento del
consumo nacional.
La dependencia creciente del
gas extranjero llevó al Gobierno a realizar en marzo una conferencia para
empresas energéticas en la ciudad de Reynosa, en Tamaulipas, a fin de promover
la próxima subasta de esquisto.
El colorido centro de
conferencias Parque Cultural Reynosa era custodiado por soldados y policías con
armas automáticas, pero dentro de la conferencia, los panelistas evitaron
cuidadosamente cualquier mención de asesinatos o secuestros.
Un panelista dijo a Reuters
que los funcionarios de Tamaulipas le habían pedido específicamente que evitara
mencionar la violencia en el estado.
"El gobierno andaba
promoviendo, no iba a hablar de lo malo", dijo otro participante de la
conferencia.
La comisión estatal de
energía de Tamaulipas y funcionarios del Gobierno del estado no respondieron a
una solicitud de comentarios sobre lo dicho por el panelista.
Sin embargo, los problemas de
seguridad estuvieron en la mente de los asistentes, que fueron recibidos por la
noticia de fuertes balaceras horas antes de la inauguración del foro en
Reynosa, en la frontera con Estados Unidos.
Asistentes, funcionarios y panelistas
se alojaron en un hotel fuertemente vigilado por fuerzas de seguridad y
esperaban a que los llevaran a la sede de la conferencia en vehículos blindados
custodiados por soldados.
En los días previos a la
conferencia, alrededor de una docena de cadáveres quedaron en las calles
mientras pistoleros vinculados a los cárteles del Golfo y Zetas colocaban
controles en carretera y enfrentaban a fuerzas de seguridad.
Dos semanas antes, en la
ciudad de Nuevo Laredo, también en Tamaulipas, se desató un tiroteo a pocos
metros de donde el alcalde de la ciudad estaba dando un discurso.
Otro participante de la
conferencia, un empresario de Houston, dijo que el Gobierno mexicano había
adoptado una postura de meter la cabeza en la arena ante la violencia y la comparó
con Colombia, donde hace unos años funcionarios de Defensa asistían a
conferencias de energía para tranquilizar a inversores con sus planes para
enfrentar a la guerrilla.
"Si tuvieran una
solución (a la violencia) lo habrían hablado", destacó.
Foto: Archivo
"ESO ES LO QUE NOS HIZO IRNOS"
En el 2003, Pemex adjudicó a
Repsol un contrato de servicios en la cuenca de Burgos para desarrollar varios
yacimientos de gas natural convencional a lo largo de la zona de
Reynosa-Monterrey durante 10 años. La empresa elevó la producción en la región
tras una inversión inicial de 170 millones de dólares, pero devolvió las
instalaciones a Pemex principios del 2014.
Cuando Repsol empezó a
trabajar en la zona, la región de Reynosa era relativamente tranquila, pero en
un par de años se sumergió en el caos después de que el expresidente Felipe
Calderón emprendió una fuerte ofensiva contra los cárteles de la droga.
El ejecutivo de Repsol dijo
que las petroleras tenían que protegerse contra secuestros, extorsión y los fuegos
cruzados de trabajadores entre bandas rivales, junto con lo que es ahora el
delito de más rápido crecimiento en México: el robo de combustible.
La firma invirtió en
seguridad privada, dijo el ejecutivo, pero no fue suficiente.
"Eso es lo que nos hizo
irnos", dijo el ejecutivo.
Un funcionario de Pemex de
alto nivel comparó la situación actual de Tamaulipas con la de Irak y Colombia
durante sus años de conflicto, diciendo que las compañías petroleras podrían
operar con medidas de seguridad apropiadas.
"Se puede trabajar (...)
a lo mejor no de la manera más eficiente que quisiéramos pero tampoco pierdes
dinero", dijo el funcionario.
Otras empresas como Newpek,
una unidad de la mexicana Alfa , y un consorcio formado por la mexicana Jaguar
Exploración y Producción y una unidad de Sun God Resources de Canadá, ganaron
el año pasado contratos de hidrocarburos para trabajar en Tamaulipas.
Para entonces, operadores y
empresas de servicios habían introducido ya protocolos estrictos, manteniendo a
los empleados a salvo en interiores entre las 16:00 y las 8:00 hora local y
coordinando con fuerzas de seguridad antes de trabajar en campo en zonas
aisladas.
Para evitar malentendidos
peligrosos, los autos están claramente marcados con los logotipos de las
empresas y los empleados evitan usar ropa que los criminales podrían confundir
con las fuerzas de seguridad, dijeron dos trabajadores petroleros a Reuters.
Practican conducción
defensiva, se mueven en convoyes y se les hace hincapié en que respondan
honestamente si son detenidos e interrogados por miembros del crimen
organizado. Por lo general, no se permite que mujeres trabajen más allá de las
principales y pobladas zonas urbanas.
"No me permitieron ir a
campo porque hay un alto riesgo de que pueda sufrir violación", dijo una
trabajadora.
Liberty Oilfield Services,
cuyas operaciones incluyen Eagle Ford, no ha considerado operar en México en
parte debido a preocupaciones de seguridad.
"La seguridad de
nuestros trabajadores en México sería una preocupación masiva", dijo Chris
Wright, director general de Liberty.
"Tomaríamos algunas de
nuestras propias acciones para seguridad y guardias, pero tal vez eso no sería
suficiente", añadió.
(VANGUARDIA/ EL
FINANCIERO/26 Sep 2018)
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