Después de pasar casi tres
años en prisión, José Manuel Mireles descarta volver a encabezar un movimiento
armado. Ahora, el doctor de 59 años recorre el país recaudando dinero para
liberar a 258 autodefensas que siguen encarcelados; se reúne con grupos
organizados de la sociedad civil y critica a la clase gobernante. Cuestiona:
“¿O ustedes sí conciben que una nación pobre tenga gobernantes
multimillonarios?”.
José Manuel Mireles Valverde
ha cambiado las camisetas de manga corta y pantalones de mezclilla por un traje
oscuro y corbata, pero conserva su tradicional sombrero negro. Está por entrar
a una cena de gala en Tijuana, donde decenas de personas lo esperan.
Como lo ha hecho en otras
ciudades, esa noche ofrecerá una plática, dedicará copias de su libro a los
asistentes, con quienes convivirá algunas horas. El dinero recaudado financiará
la defensa legal de 258 autodefensas que continúan presos en México.
A eso se dedica ahora el
doctor Mireles. Después de pasar dos años y once meses en prisión, acusado de
portación de armas junto a 69 integrantes de su grupo de autodefensas, descarta
volver a encabezar un movimiento armado.
“Sigo levantando trincheras y
no nada más en Michoacán, sino en toda la nación. Ya no nada más armadas, no se
necesita, ahora mis trincheras son con universitarios, académicos,
organizaciones obreras, campesinas”, comenta en entrevista con ZETA.
El doctor de 59 años de edad
recuperó su libertad el 12 de mayo de 2017, día en que después de una larga
lucha legal, se le concedió el beneficio de derecho a fianza, pero durante el
tiempo que estuvo preso sufrió tres preinfartos y un infarto.
“El día que yo salí del
cautiverio, consideré profesionalmente que me quedaban quince días de vida. Me
equivoqué por tres días, el 24 de mayo ya estaba en Cardiología en México, con
un ataque fulminante”, recuerda.
“Jamás la solución es que los
pueblos se arme”, dice el médico
A más de un año, Mireles se
ve recuperado. Absuelto ya de los delitos que lo llevaron a prisión, su caso se
cerró, pero nueve de los hombres que fueron detenidos con él en un operativo
federal realizado en Lázaro Cárdenas, Michoacán, siguen recluidos.
Aunque algunos de ellos ya
habían obtenido su libertad bajo caución, fueron devueltos a prisión al ser
acusados de robar alambre de un cerco o por errores en sus domicilios, comenta
el doctor.
AQUÍ LA ENTREVISTA DEL DOCTOR MIRELES CON ZETA:
— En México, ¿se persigue más a un autodefensa que a
un narco?
“Claro, yo los vi adentro del
penal federal. El 90 por ciento de los reos no son delincuentes, son víctimas,
los que deben estar presos son los patrones de ellos, los que los mandaron
delinquir, pero ésos no están presos porque son los que se desayunan con las
autoridades y por eso nunca tocan la cárcel”
Sin embargo, para el ex líder
de las autodefensas no es lo mismo un narco que un delincuente. La distinción,
desde su razonamiento, radica en que “un narco es un proveedor de divisas, hay
comunidades que tienen escuelas, drenaje, luz eléctrica gracias a los que Usted
les llama narco”.
— ¿Entonces Usted cómo les llama?
“Desde que el hombre dejó las
cavernas y los bosques, el mundo se dividió en dos clases sociales, los
civilizados y los bárbaros. Los civilizados aprendieron a labrar la tierra para
poner la semilla, para asegurar su alimentación a través del trabajo. Los
bárbaros estaban ocultos en las montañas, las barrancas o detrás de los muros
esperando que la cosecha estuviera lista para robársela. Ahora no son
civilizados ni bárbaros, es gente productiva y delincuencia organizado ¿Usted
conoce a algún desgraciado del crimen organizado que trabaje? Nunca en su perra
vida han trabajado, están vigilando, cuánto gana y el día que va a cosechar la
matan por su quincena, aunque sea de mil pesos.
“No soy narco, ni estoy de
acuerdo con las prácticas ilegales de la gente que está dedicada a eso, pero
por desgracia, gracias a eso, hay pueblos enteros que pueden comer”.
— ¿Tiene que cambiar el modelo económico del país para
que el narco deje de cumplir estas funciones?
“Simple y sencillamente que
la autoridad cumpla con su trabajo, que detenga a todos los hijos de la
chingada que solo se dedican a robar y asesinar por dinero. Dentro de las
mejores instituciones constituidas en la nación para brindar seguridad al
pueblo, ahí está el crimen organizado y la delincuencia”.
— ¿Cuál es el papel que Usted desempeña ahora?
“Despertar conciencias, nada
más. Si hoy, todos, de todos los niveles sociales, universitarios, académicos,
obreros, campesinos, jornaleros, agricultores, empresarios, si empezamos por
despertar conciencias, primero dentro de nuestras casas, luego en nuestros
lugares de trabajo, en nuestras escuelas, en nuestras colonias, calles, con
vecinos, compadres, familiares, amigos, va a llegar un momento en que no
tengamos que vender nuestra alma al diablo, si queremos vivir bien o vivir en
una nación en paz”.
— Enrique Peña Nieto está a meses de dejar la
Presidencia, ¿cuál es el saldo que deja?
“Más de 138 mil asesinatos en
su periodo, más de 134 mil desaparecidos. Más de 40 mil familias desplazadas y
todavía el muy desgraciado, 90 días le quedan para irse, y todavía saca un
préstamo de 10 mil millones de dólares, ¿para qué?, no está dejando un sistema
de salud estable ni sólido. Cómo es posible que un magistrado gane 600 mil y
tantos pesos mensuales mientras un obrero puede agarrar una casa de 600 mil
pesos para pagarla en veinte años. ¿O ustedes sí conciben que una nación pobre
tenga gobernantes multimillonarios? No, todo eso tiene que cambiar. Para eso
votamos 32 millones de mexicanos”.
— ¿Cree entonces que Andrés Manuel López Obrador puede
cambiar ese panorama?
“No solo él, los mexicanos
somos los que buscamos ese cambio. Ya logramos nuestra primera victoria en la
elección, el señor no tiene ninguna varita mágica para resolver los problemas
de la nación, pero nos tiene a los mexicanos que queremos el cambio. Creí en él
y sigo creyendo en él. El cambio viene y viene recio. Va a poner a temblar a
todos los estratos de la sociedad que estaban acostumbrados a robar a la nación
sin trabajar un día ni darle nada a cambio a la patria”.
— Ya mencionaba los más de
130 mil homicidios y desapariciones, pero ¿cree que sea posible en términos de
los familiares, de las víctimas, darles justicia? ¿Se puede sanar?
“Claro que sí. Si cada
ciudadano, en la actividad que nos toque desarrollar, hacemos lo que nos
corresponde. Que los magistrados, ministros y jueces hagan su trabajo
constitucional, los ministerios públicos, que los policías municipales sí
cuiden y no se asocien con el crimen organizado para chingar al ciudadano, que
cada quien haga su trabajo y las cosas sí cambian. Si constitucionalmente y en
base a la jurisprudencia mexicana, ningún ciudadano mexicano al ser detenido
debe ser procesado ni enjuiciado lejos de su lugar de origen, sino cercano a su
familia y a sus amigos para facilitar la reinserción social. Yo le preguntaba
al juez por qué mandaban a los michoacanos a Sonora o por qué mandan a los
yaquis de Sonora a Yucatán, ¿quiénes son los principales violadores de la Ley y
de la justicia en esta patria? Los obligados a hacerla cumplir y hacerla valer,
eso es lo que tiene que cambiar. Otros sí pueden hacer el trabajo como el del
policía al cuidar su barrio y su colonia, otros pueden hacer el trabajo de los
mejores jueces de México. Ya demostraron que su corrupción no nada más es
física, es intelectual, es moral”.
De gala
— ¿Cuándo se dio cuenta de que era necesaria esa
transición? Ya no de estar armado o en los pueblos, sino de salir…
“Nunca, jamás la solución es
que los civiles se armen para defenderse, para eso están las instituciones,
pero como nunca lo cumplieron, lo tuvimos que hacer. Estoy completamente
consciente que lo que hicimos no era lo correcto, pero era lo único que
podíamos hacer si queríamos seguir vivos. No me preocupa la propiedad o
productividad, sino la vida. Tenemos autodefensas en 23 estados de la
República, no necesariamente se tienen que armar, se tienen que defender, pero
si es necesario, tienen que hacer lo que es necesario. Cuando la justicia se
contraviene con el Derecho, la justicia debe prevalecer aunque ésta salga de
las manos del mismo pueblo”.
LA VIOLENCIA, UN PROBLEMA INSTITUCIONAL
A través de Fundación
Mireles, el ex líder de las autodefensas ha visitado estados como Oaxaca,
Zacatecas y Querétaro, así como Ciudad de México para dar conferencias sobre
las autodefensas.
Así llegó a Baja California,
donde además de sostener reuniones privadas con activistas y empresarios en
Tecate, Rosarito y Tijuana, presentó su libro “Somos Autodefensas: El Despertar
de un Pueblo Dormido”, en el que Mireles narra la lucha que inició en Michoacán
en 2013.
Desde entonces, el cirujano
se convirtió en símbolo de la resistencia civil ante el poderío del crimen
organizado y a la sombra del gobierno. No solo en los eventos que encabeza la
gente se le acerca para pedirle una fotografía, durante la entrevista una mujer
lo reconoce y le grita para saludarlo a la distancia.
Otros incluso se toman
selfies con el doctor de fondo, no importa que esté ocupado en una entrevista,
en medio de una plática o firmando un libro.
Después de tres días en Tijuana
y horas antes de que salga su vuelo, Mireles todavía se da tiempo para atender
esta entrevista y platicar con quienes se le acercan ya sea para compartirle su
admiración, presentarle proyectos e incluso para aportar dinero para su
fundación. Así ocurre en casi toda ciudad que visita.
Durante la entrevista,
Mireles habla de un pueblo de seis mil habitantes en Morelos para explicar por
qué la ciudadanía asume las tareas de seguridad pública. “Estaba denostado,
destruido, explotado por treinta tipos que ni siquiera mexicanos son,
extorsionando, secuestrando y ejecutando gente hasta que colgaron en la asta
bandera a uno de los extorsionadores. Habían avisado que ‘delincuente que
detengamos, será linchado’ y no la creyeron. Si no hay nadie que los defienda y
el pueblo decide que ésa es su única solución, lo va a hacer y nadie lo va a
detener. Por eso las instituciones deben cumplir con su obligación”.
— En los estados que ha
recorrido, ¿cuál es el común denominador que detona la inseguridad, la
violencia?
“En toda la nación, es un
problema institucional. Cuál fue nuestro grito de guerra en Michoacán, después
de asesinatos, secuestros, descuartizamientos, violaciones a nuestras mujeres:
(pedimos) seguridad pública eficiente, una justa impartición de justicia que no
existe en toda la nación. Hoy hay 27 gobernadores priistas bandidos que
saquearon a los ciudadanos, que les dieron agua de la llave a los niños en las
quimioterapias para chingarse todo el dinero y decían que les habían costado
carísimos los químicos. Don Gerardo, de Nayarit, que lo meten a la cárcel seis
años por robarse cuatro latas de atún para darle de comer a sus hijos y el
mismo día pisó la cárcel; el que robó 8 mil millones de pesos al Banco de
México y depositó una fianza de 7 millones de dólares para que no lo metieran a
la cárcel… ¿La justicia nada más es para los jodidos?”.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / INÉS GARCÍA RAMOS/
LUNES, 27 AGOSTO, 2018 01:00 PM)
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