Foto: Cristian Torres
Miguel García Leyva, activista en
búsqueda y registro de desaparecidos en Baja California, explica lo complicado
que es documentar los casos, de cómo han incrementado y el problema para
identificar a los muertos. Cada año, 250 cuerpos son enviados a la fosa común n
Mexicali, mientras la PGJE reporta alrededor de 700 personas desaparecidas o no
localizadas. Violencia continúa y los casos se van acumulando
Ángel García Sotelo era un
taxista de 43 años de edad. Vivía en la Avenida Tehuantepec en la colonia
González Ortega, y la mañana del 20 de febrero de 2018, dejó de contestar el
teléfono celular, justo después de reportarse con amigo antes de ir a trabajar.
Su pareja sentimental, Carmen
Bibier Montoya, no vivía en la misma casa y, aunque se visitaban casi diario,
no habían contactado desde el día 19 del mismo mes. Según su testimonio, no
había indicios de que Ángel tuviera algún problema.
“No lo noté raro ni nada, lo
único es que tenía tiempo que quería sacar a un inquilino de su casa, el cual
tenía tiempo que le había dicho que ocupaba la casa y no se salía”, narró la
mujer.
Al parecer, desde octubre de
2017 Ángel le había pedido que dejara la casa, pero no había podido obligarlo a
salir del domicilio. Fue hasta febrero, cuando García desapareció, que el
inquilino finalmente abandonó la vivienda.
Carmen Bibier acudió al
domicilio el 23 de febrero para buscar a su pareja, sin embargo, la vivienda se
encontraba cerrada. Tampoco estaba el taxi de Ángel, por lo que empezó a
preocuparse, incluso uno de sus amigos le marcó para saber si conocía su
paradero.
Fue hasta el 24 de febrero
que presentó la denuncia como persona desaparecida.
“La Procuraduría nunca acudió
a la casa a buscarlo”, refirió Carmen.
En el domicilio de Ángel
había dos perros, ella acudía a la casa para alimentarlos pero solo hasta el
patio, pues agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) le
indicaron que no podía entrar a la casa porque podía contaminar la escena.
El 4 de abril, cuando acudió
al domicilio como cada día para alimentar a los perros, se percató que alguien
había entrado a robar y, asustada, habló con los agentes, quienes le indicaron
llamar al 911.
Elementos de la Policía
Municipal acudieron a revisar, pero al no encontrar a nadie en el interior de
la vivienda, se retiraron. Carmen decidió quedarse en el domicilio; ahí observó
que la tierra del patio se encontraba “diferente”.
Ante el descubrimiento de la
mujer, finalmente agentes ministeriales decidieron realizar una búsqueda en el
predio. Con la ayuda de un canino, localizaron un cuerpo.
En el Servicio Médico Forense
(Semefo) informaron que la causa de muerte fue un golpe contuso en la cabeza,
también, que debido al estado de descomposición del cuerpo, no se tomó como
válida la identificación y tendrían que esperar a los resultados de las pruebas
de ADN.
Foto: Cristian Torres.- Miguel Ángel
García Leyva
Desde el 9 de abril, el
cuerpo permanece en el Semefo, aún no han llegado los resultados que confirmen
la identidad de Ángel García, pero su pareja dijo estar convencida que
pertenece a él, ya que reconoció la ropa y media filiación. Incluso se
manifestaron el primero de mayo para exigir a la PGJE entregar el cuerpo y
poder enterrarlo, además de presentar una queja ante la Comisión Estatal de
Derechos Humanos (CEDHBC), desde donde giraron un oficio que no ha sido
respondido por la dependencia estatal.
Las sospechas del asesinato
de Ángel recaen en el inquilino aquel que no quería abandonar la propiedad,
incluso el 24 de febrero le marcó a Carmen, le dijo que le quería entregar la
llave a Ángel pero no lo había podido localizar, y le proporcionó su número
telefónico para que lo pudiera contactar, pero al intentar llamarle, ya no
contestó.
SIGUE LA VIOLENCIA
Para Miguel Ángel García
Leyva, representante legal de la Asociación Esperanza contra las Desapariciones
Forzadas, el número de desaparecidos es cada vez más difícil de documentar, ya
que las autoridades piden a los
familiares no hacer públicos sus casos, sobre todo aquellos relacionados con
desapariciones forzadas.
“Las desapariciones forzadas
han aumentado en Baja California, no cesan. Cuando vino el flujo de haitianos,
documentamos siete casos de personas de origen haitiano, pero ellos venían en
una situación muy especial, aparte de que cambiaban sus nombres, no traían
identidad porque venían en una búsqueda de asilo político”, expuso.
En su opinión, el mayor
incremento en desapariciones, se da en el caso de mujeres, especialmente en
Mexicali y Tijuana, aunque prevalece el miedo de los familiares para denunciar
oficialmente, y terminan no haciéndolo.
García Leyva informa que al
llegar a los 3 mil desaparecidos, dejaron de contar los casos de desapariciones
forzadas al considerar que ya era un número desproporcionado, además, la PGJE
solo reconoce 28 casos, mientras que tan solo en el periodo de José Guadalupe
Osuna Millán en el Gobierno del Estado (2007-2013), se documentaron 600 casos
en conjunto con la PGJE, que en ese entonces administraba Rommel Moreno.
Miguel Ángel presentó otros
casos que fueron documentados por la asociación, entre ellos el de José Antonio
Soto Guerrero, quien acudió a un centro de rehabilitación en Mexicali,
reportado desde 2014 según la misma PGJE, y apareció supuestamente en 2017. “Se
tiene conocimiento que se encontraba en Nogales, Sonora, en otro centro,
posteriormente se le vio en Cananea, pero no se tiene la certeza, hay muchos
casos que nos dicen que vieron a la persona y resulta que no”, indicó.
Aparentemente el joven ha
cambiado de nombre, aunque no se ha podido confirmar, incluso señalan que
cuando se encontraba en Mexicali, era extorsionado por policías municipales,
por lo que no descarta que pudiera ser víctima de desaparición forzada.
El representante de la
asociación agregó que tuvieron otro caso de un joven desaparecido de un centro
de rehabilitación en el Kilómetro 43, donde dos meses después fue localizado
muerto. Las fechas coinciden con la desaparición y homicidio de Jesús Francisco
Valderrama, caso en el que ocho agentes de la Policía Estatal Preventiva (PEP)
fueron encontrados culpables.
Otro de los casos
documentados por la asociación, es el de Aida Calderón Robles, desaparecida el
8 de noviembre de 2017 de su domicilio en la colonia Lázaro Cárdenas, con
aparentes signos de violencia.
Según una declaración oficial
de un pariente de la víctima, de la cual ZETA tiene copia, en la habitación de
la cual desapareció la señora se encontraron cinchos de color blanco y cinta
adhesiva, la puerta trasera fue violada, por lo que se presume hubo violencia.
Una de las versiones
extraoficiales indica que su esposo, Jorge Alberto Contreras Mota, fue
ejecutado en 2012, y desde entonces Aida mantenía una disputa con los hermanos
de este, Julio y Arturo, por una herencia que se encontraba en litigio, incluso
el primero había amenazado de muerte a la propia Aida.
HASTA 700 DESAPARECIDOS POR AÑO
Guillermo Antillón Jiménez,
encargado de la Unidad Estatal Investigadora de Búsqueda de Personas No Localizadas,
aseguró que mensualmente se presentan 50 denuncias sobre personas reportadas
como desaparecidas; en lo que va del año se tienen 372 denuncias por
localización, de las cuales 308 se han resuelto.
Foto: Cristian Torres.- Manifestacion en
la PGJE
En promedio hay de 600 a 700
denuncias anuales de personas no localizadas, y, cuando una persona se localiza
muerta, debe esperarse a que las prueba de genética confirme la identidad de la
víctima para considerarla como localizada.
En cuanto al perfil de personas
que desaparecen, el agente del Ministerio Público argumentó que la mayoría son
mujeres jóvenes, adolescentes que se van del núcleo familiar principalmente por
rebeldía; otro de los casos es cuando uno de los padres se lleva a los hijos
sin informarle a la otra parte.
Asimismo, del 100 por ciento de desapariciones, entre el 3
y 5% pudieran estar relacionados a delincuencia organizada, lo que representa
de 10 a 15 casos anuales, sin embargo, cuando desde el primer reporte se tienen
datos de que pudieron ser privadas de su libertad, debe atender otra área
diferente en la misma PGJE.
Antillón Jiménez mencionó que
existe un gran número de personas que se localizan en otros estados del país,
principalmente Jalisco Chiapas, Oaxaca, Sonora y Nayarit.
En cuanto al caso del taxista
Ángel García Soto, informó que “tentativamente” se encuentra localizado, ya que
el cadáver se encontró en su domicilio, pero está pendiente de confirmación por
parte de genética. Resultados que suelen tomar de dos a tres meses, pues a
pesar de la presunción de homicidio, se debe esperar a su reconocimiento, pero
en este caso se tiene una importante línea de investigación.
En el caso de José Antonio
Soto Romero, desaparecido en un centro de rehabilitación, explicó que la
denuncia tenía cuatro años cuando se interpuso en 2014, sin embargo, se tuvo
conocimiento de que la persona pudo estar en Cananea, Sonora, por lo que se ha solicitado colaboración de las
autoridades para la publicación de pesquisas en aquella localidad.
“Podríamos volver a impulsar
esa búsqueda, pero como no se tiene información reciente de que la persona
hubiera desaparecido en la ciudad, hablando de este asunto de José Antonio Soto
Romero, lo que se tenía que hacer aquí en Mexicali se hizo”, justificó el
titular de la Unidad Estatal Investigadora de Búsqueda de Personas No
Localizadas de la PGJE.
Agregó que la familia no se
ha acercado recientemente a las instalaciones de la procuraduría.
Por su parte, el jefe del
Semefo en Mexicali, César Raúl González Vaca, señaló que anualmente 250
personas se van a fosa común, sin ser identificados. Aunque todo cadáver
enviado tiene una carpeta básica que cuenta con fotografía, huellas y genética
para una posible identificación posterior.
Este tipo de archivos se
empezaron a elaborar en 2010, por lo que se cuenta con alrededor de 2 mil
casos.
La procuradora de Justicia
del Estado, Perla Ibarra Leyva, comentó que desde el año pasado, familiares de
personas no localizadas solicitaron que la PGJE adquiriera un geo radar, y fue
hasta principios de 2018 que se capacitó al personal en su uso, por lo que se
tiene operando en la unidad. Otro elemento son los K9, con certificación
internacional.
Además, a partir del 16 de
enero entró en vigor la Ley Relativa a las Personas Desparecidas, por lo que se
trabaja en conjunto con la Secretaria General de Gobierno para cumplir con una
serie de lineamientos.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA /CRISTIAN TORRES /LUNES, 16 JULIO, 2018 01:00
PM)
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