El conflicto irreconciliable,
hasta ahora, entre los adversarios de Andrés Manuel López Obrador, está
llevando a perder votos a Ricardo Anaya y a José Antonio Meade, que está
cachando sin esfuerzo el candidato de Morena. Jorge Buendía, de
Buendía&Laredo, hizo el ejercicio: la renuncia de Margarita Zavala a su
candidatura independiente, no jaló votos para Anaya, sino que los recogió López
Obrador, quien subió el apoyo de las mujeres a niveles que nunca había tenido.
En la región del Pacífico-Norte, enclaves panistas con olor priista, el pleito
entre Anaya y Meade le restó 11 puntos al panista que se fueron al de Morena.
En todos los bastiones de la izquierda, López Obrador tiene niveles de
preferencia que no tuvo en el polarizado 2006, capturando potenciales votos
priistas que no quieren a Meade, pero menos a Anaya. Ya no existen las brechas
de febrero en preferencia electoral, anota Buendía, ni hay divisiones
importantes entre los diferentes grupos de electores. López Obrador camina
firme a la Presidencia con un éxito, que se puede argumentar, le han ayudado a
tener en buena parte sus adversarios.
La percepción de la victoria
de López Obrador la están terminando de construir sus dos rivales, enfrentados
en una lucha sin cuartel por el segundo lugar. Ese choque de trenes dividió el
voto opositor al candidato de Morena y está sepultando sus campañas
electorales. El encono ha generado, al mismo tiempo, una externalidad sin
precedente en México, donde fuerzas políticas en bloque y candidatos en forma
individual no han esperado el resultado de las urnas para empezar un
realineamiento hacia Morena y López Obrador, reacomodándose para la nueva
realidad que creen comenzará el 2 de julio.
Los corrimientos no son
menores. El más relevante, por volumen y porque significa una ruptura total con
el Presidente Enrique Peña Nieto, de quien fue aliado durante más de una
década, es la del Partido Verde, que está en plena metamorfosis hacia Morena.
El botón de muestra es Chiapas, donde la imposición desde el Centro de que el
candidato a Gobernador fuera un priista y no un verde, el partido que actualmente
gobierna la entidad y que tiene más votos que el PRI, llevó a que el Gobernador
Manuel Velasco, compadre de Peña Nieto, rompiera la coalición y estableciera
una alianza tácita con Morena. Los verdes están trabajando por Morena en
Chiapas y preparan el desembarque en ese partido cuando se definan las bancadas
parlamentarias, sumándose a la mayoría en el Congreso que anticipan tendrá.
En los cálculos de los
estrategas, la mayoría de perredistas que lleguen a las cámaras, brincarán a la
bancada de Morena, pero también consideran sucederá con diputados y senadores
del PRI y del PAN. Incluso, los estrategas de Morena y observadores
independientes tienen identificado no sólo el número de cuántos priistas y
panistas saltarían al partido de López Obrador, sino incluso, los probables
nombres de quiénes serían. En paralelo a estos movimientos, los contactos de
varios gobernadores o candidatos a esos cargos o familiares de aspirantes a
gubbernaturas, han tocado la puerta de los estrategas y operadores de López Obrador
y la candidata de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México,
Claudia Sheinbaum, para explorar las condiciones en las cuales podría darse un
acercamiento con quien perciben será el nuevo partido hegemónico en el país.
Hay muchos nervios ante la
posibilidad de un tsunami electoral, acelerados por los resultados de la
reciente encuesta electoral realizada para la Coparmex, donde se ve la
prominencia de López Obrador, pero un Congreso donde nadie tendrá la mayoría.
La encuesta de Coparmex da a Morena la posibilidad de ganar alrededor de 191
diputados, convirtiéndola en la primera minoría, seguida del PAN con
aproximadamente 125, el PRI con 94, el PRD con 24 seguido muy de cerca del PT
-coaligado a Morena- con 22, y el Partido Verde con 13. Con esos resultados,
los verdes pasarían a ser la sexta fuerza, debajo de Movimiento Ciudadano, en
alianza con el PAN y el PRD, que terminaría con alrededor de 17.
El Partido Verde es el mejor
caso para ejemplificar el corrimiento, ante la posibilidad de perder el
registro o seguir diluyéndose. El realineamiento con Morena en Chiapas
destruirá al partido como tal, pero con su separación del PRI buscan mantener
los votos para alcanzar el 3 por ciento de su registro. Su disminución como
fuerza electoral no es lo que más les preocupa, sino poder sobrevivir la
elección del 1 de julio y mantener las prerrogativas federales como partido.
Ese corrimiento estratégico
fue realizado con anterioridad por Encuentro Social, que decidió jugar con
López Obrador y Morena, rompiendo con el PRI, y cuya apuesta podría darles
alrededor de seis curules y una Gubernatura, Morelos. Con los números actuales
de preferencia electoral de López Obrador -40 por ciento en la encuesta de
Coparmex-, Encuentro Social no alcanzaría ningún senador, en una cámara donde
Morena, el PAN y el PRI, que se estima tendrían alrededor de 60, 40 y 22 por
ciento, respectivamente, serían las fuerzas predominantes.
El realineamiento que están
anticipando partidos como el Verde y el PRD, o candidatos individuales de otras
fuerzas, sugiere un miedo a lo desconocido, el posible advenimiento de López
Obrador. Lo insólito es qué tanto temerán a qué tantas variables, que prefieren
entregarse ya, a esperar, como dictaría la lógica política, a ver cómo queda la
composición de fuerzas en las cámaras, donde los votos de los partidos valdrían
más. Barato le está saliendo a López Obrador esta ola que apesta a miedos,
culpas y pesadillas.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 21/06/2018 | 03:01 AM)
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