Instalaciones para la producción acerera
en Ontario, Canadá Credit Justin Tang/The Canadian Press, vía Associated Press
WASHINGTON — México anunció
hoy la imposición de aranceles a bienes estadounidenses que suman alrededor de
3000 millones de dólares, como whisky, queso, cerdo y otros, en respuesta a los
gravámenes al acero y el aluminio que estableció recientemente el gobierno de
Donald Trump.
Esta es una nueva
complicación que marca la relación bilateral en momentos en que ambos países,
junto con Canadá, también batallan respecto a la renegociación del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Los aranceles mexicanos
fueron establecidos poco después de que la Casa Blanca anunciara un nuevo
obstáculo para la negociación, pues dio a conocer su deseo de que discutir el
acuerdo de 1994 por separado con Canadá y México, en vez de negociar de manera
tripartita.
Larry Kudlow, el principal
asesor económico de Trump, dijo que lo que el presidente prefiere “ahora es
negociar con México y con Canadá por separado” pues eso permitiría alcanzar un
pacto “más rápido”.
Los aranceles anunciados por
Trump —25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio— fueron impuestos
contra México y Canadá el 1 de junio en una campaña para ejercer presión y que
ambos países accedieran a las demandas estadounidenses en la renegociación del
TLCAN. La Casa Blanca también impuso aranceles a la Unión Europea, Japón y
otros países.
Esto ha enfurecido a países
aliados, que ya indicaron que responderán con sus propios aranceles a bienes
estadounidenses, en especial los que se producen en estados y zonas que
respaldaron electoralmente a Trump.
Funcionarios mexicanos
indicaron que la lista de sus aranceles justamente busca ejercer presión sobre
integrantes de alto rango del Partido Republicano: el acero de Indiana, de
donde es oriundo el vicepresidente Mike Pence, o productos agrícolas del
distrito de California representado por el diputado Kevin McCarthy, el líder de
la bancada mayoritaria en la Cámara Baja.
“Los agricultores necesitan
certeza y mercados abiertos para mantenerse a flote”, dijo Angela Hoffman,
subdirectora de Farmers for Free Trade (Agricultores por el Libre Comercio), en
un comunicado. “Ahora lo que hay es caos y proteccionismo”.
Aún está por verse qué país
se echará para atrás primero; así, quedan en vilo el futuro del TLCAN y los
millones de trabajos de todo el continente que están vinculados a ese pacto. La
incertidumbre es tal que varias empresas están reteniendo inversiones que
harían si el futuro del tratado fuera seguro.
Separar el acuerdo
norteamericano trilateral en dos acuerdos bilaterales muy probablemente
requeriría anular el tratado de más de veinte años de antigüedad, pese a que
Kudlow insistió en que Trump no planea retirarse del TLCAN (a pesar de las
múltiples amenazas que ya ha hecho).
Quienes han seguido de cerca
las negociaciones dicen que la idea de tener acuerdos separados busca presionar
a Canadá, cuyas negativas a pedidos estadounidenses son vistos como un impedimento,
aunque los representantes mexicanos en las conversaciones también han dicho que
no estarían dispuestos a partir el proceso pues eso rompería con cadenas de
suministro en toda América del Norte y complicaría de manera innecesaria un
tratado del que dependen muchas empresas.
Los tres países continúan en
un punto muerto sobre partes importantes del tratado, como las reglas para la
manufactura de automóviles y una propuesta estadounidense para que haya una
cláusula de expiración, con la cual el acuerdo expiraría cada cinco años a
menos que sea explícitamente renovado.
Ya es prácticamente imposible
que haya un acuerdo para este año, debido a los plazos de tiempo necesarios
para que sea votado en el Congreso cualquier acuerdo comercial. En noviembre hay
elecciones en Estados Unidos que podrían cambiar la composición de la
legislatura, actualmente controlada por republicanos. México también celebra
elecciones generales el próximo 1 de julio, lo que implicaría un posible cambio
en el equipo negociador.
Varios empresarios están
descontentos con la estrategia de Trump respecto al pacto con Canadá y México:
un sondeo entre diversos directores ejecutivos hecho por Business Roundtable
arrojó este martes que ven como un riesgo cada vez mayor para sus empresas la
política comercial de la actual Casa Blanca y la posibilidad de represalias a
medidas como los aranceles.
(THE NEW YORK TIME EN ESPAÑOL/ ANA SWANSON Y JIM
TANKERSLEY/ 5 DE JUNIO DE 2018)
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