El ex seminarista Ignacio Martínez
Pacheco y el aún seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, entrevistados en
mayo por SinEmbargo, ofrecieron su testimonio de acoso y abuso sexual y el
calvario judicial que ha significado denunciar penalmente al cura Juan Manuel
Riojas debido a la protección directa que goza el sacerdote, dicen, del
Gobernador Rubén Moreira, acusaron.
Ciudad de México, 18 de agosto (SinEmbargo).- El sacerdote Juan Manuel Riojas, conocido como el “padre Meño”, quien hasta hoy era prófugo de la justicia tras ser acusado de violación contra seminaristas menores de edad, se entregó esta mañana ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Coahuila.
Este
mismo viernes, la Procuraduría colocó anuncios que ofrecían 200 mil pesos de
recompensa para dar con su paradero, sin embargo el padre arribó a las
intenciones de la dependencia por su propio pie, acompañado de su abogado, para
entregarse ante la justicia y se inicie una investigación por el delito de
violación que se le imputa.
El
29 de julio, la PGJE, a través de la Procuraduría General de la República
(PGR), emitió una Alerta Roja para localizar en México o en el extranjero al
sacerdote católico.
Juan
Manuel Riojas se encontraba prófugo de la justicia desde hace cuatro meses tras
ser acusado del delito de violación con calificativa de prejuicio de dos
estudiantes del seminario menores de edad. Con dicha Alerta, el padre quedó
boletinado en el país y otras 190 naciones.
El
ex seminarista Ignacio Martínez Pacheco y el aún seminarista Roberto Javier
Calzada Tamez, entrevistados en mayo por SinEmbargo, ofrecieron su testimonio
de acoso y abuso sexual y el calvario judicial que ha significado denunciar
penalmente al cura pederasta y a su obispo encubridor, ambas acciones sin
ninguna consecuencia, debido a la protección directa que goza el sacerdote,
dicen, del Gobernador Rubén Moreira, acusaron.
La
periodista Sanjuana Martínez tuvo acceso al expediente judicial de este primer
caso en México, que incluye una denuncia contra el Obispo y otras autoridades
eclesiásticas como el Nuncio Apostólico, Franco Coppola, por conspiración a la
pederastia clerical.
Con
una orden de aprehensión y un amparo, el sacerdote pederasta recibe el apoyo de
la Arquidiócesis y cuenta con tres abogados, uno de ellos, Santos Vázquez
Estrada, ex delegado de la Procuraduría General de Justicia en las regiones
Centro y Norte Uno de Coahuila, quien ya interpuso en el Juzgado Tercero de
Distrito una solicitud de protección bajo el expediente 256/2017 contra el juez
de primera instancia en materia penal del Sistema Acusatorio y Oral del
Distrito Judicial de Río Grande.
“El
padre Meño está siendo protegido por el Gobernador Rubén Moreira”, dice Ignacio
Martínez Pacheco quien tuvo la oportunidad de entrevistarse con el Ejecutivo
estatal. “Me prometió que lo detendrían y todo fue una mentira. Al contrario,
él y las autoridades judiciales, junto al Obispo Garza Treviño se han dedicado
a esconderlo”, asegura.
Peor
aún, Roberto Javier Calzada Tamez, de 18 años, tiene la certeza de que la
protección viene de la propia institución vaticana, ya que el nuncio apostólico
Franco Coppola, le mintió en una carta que le envío y cuya copia esta en poder
de SinEmbargo.
El
padre Meño entrando a la instalaciones de la PGJE. Foto: Twitter vía
@SanjuanaMtz
ASALTOS SEXUALES
La
historia depredador del padre Meño inicia por lo menos hace 15 años. Su método
consistía en elegir a sus víctimas por las noches. Hacía rondines en los
dormitorios de los seminaristas entre 14 y 16 años. Luego buscaba encuentros en
su dormitorio aparentemente casuales para atacar a los menores de edad.
Empezó
trabajando en el Seminario Auxiliar del Sagrado Corazón de Jesús, conocido
también como Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras, donde ocupó varios
puestos y fue ascendido a Rector.
Ignacio
Martínez Pacheco tenía 15 años cuando ingresó al Seminario Menor Diocesano de
Piedras Negras. Quería ser sacerdote, pero nunca imaginó que en un seminario se
pudiera vivir la experiencia más terrible.
“El
primer encuentro en el que me sentí abusado sexual fue en el año 2002, en el
mes de mayo. El padre llegó de noche hasta el dormitorio donde me encontraba…
era verano, él traía short y nosotros dormíamos en un cuarto largo con literas
a ambos lados. Eran como las doce de la noche y me despertó invitándome a salir
a caminar”.
A
Ignacio le produce mucha inquietud recordar los hechos: “Fue entonces que el
padre Meño me empezó a preguntar cosas sexuales. Íbamos hablando de sexo, de la
masturbación, me preguntaba como me satisfacía yo en ese lugar. Me llevaba del
hombro y me lo acariciaba creo que el padre se excitaba con eso, dimos como tres
vueltas en el camino y luego nos sentamos en la barda que divide la acequia. Él
jugueteó como con golpes hasta que me jaló del cuello con su mano formándome
para que bajara a su pene. Cuando me acerqué me di cuenta que tenía el pene
erecto. Me presionaba a su área genital, luego el padre se sacó el pene por el
short, me bajo la cabeza con su mano y me introdujo el pene en la boca. Duró
unos dos o tres minutos”.
Ignacio
cuenta que no sabía que hacer, estaba totalmente desconcertado. El sacerdote
sin mirarlo a los ojos le dijo: “Vete a dormir. Esto queda entre tú y yo”.
El
acoso sexual del padre Meño se incrementó a pesar de que el menor intentaba no
estar cerca de él. Ignacio recuerda que en octubre de 2002 el sacerdote lo
agredió nuevamente.
“Toqué
a la puerta de su oficina, ubicada a un lado del cuarto de recreación. El padre
Meño salió en una bata verde de baño diciéndome que se iba a bañar. Y me invitó
a pasar y a sentarme en su cama. Y allí el padre se descubre la bata. No traía
ropa interior y se sentó en la cama fue entonces que me jaló del brazo y me
aceró a su área genital para introducirme su pene en mi boca. Luego eyaculó
dentro de mi boca. Luego se cubrió con su bata y me dijo que me fuera”.
Ignacio
dice que él pensó que ese tipo de actos sexuales eran “normales” porque así se
lo hizo creer el padre Meño y además porque fue testigo de las relaciones
sexuales que sostenía el coadjutor Gerardo García Cabrera “Gerry” [actualmente
sacerdote] y el seminarista Néstor. Cuando los descubrió haciendo el acto
sexual se lo notificó al padre Meño, pero este le dijo simplemente que anotara
en una libreta todo lo que veía: “Al ver eso, me hice a la idea de que esos
actos, eran normales”.
Fue
entonces cuando Ignacio denunció todo ante el Obispo de Piedras Negras, Alonso
Gerardo Garza Treviño. “No digas nada a tus padres”, le dijo Garza Treviño, y
añadió: “Tampoco hables con la prensa. Nosotros vamos a solucionar esto”.
El
sacerdote acusado de pederastia, y otra de sus víctimas en el Seminario
Auxiliar del Sagrado Corazón de Jesús. Foto: Especial
En
lugar de actuar contra el sacerdote denunciado, el Obispo decidió expulsar del
seminario a Ignacio: “Me inventaron cosas para sacarme. Me deprimí e ingresé a
la Congregación Orden del Carmelo Descalzo en Salvatierra, Guanajuato”.
Regresó
a Piedras Negras en 2004 y entonces supo que al cura pederasta lo habían
ascendido de puesto. A partir de entonces, decidió buscar la forma de conocer
más sobre los abusos sexuales del clero de Coahuila, una parte bajo las órdenes
del Obispo Raúl Vera López y el resto bajo el mando del obispo Garza Treviño.
“A
partir de ese año he tenido contacto sexual con aproximadamente siete
sacerdotes de Saltillo y de Piedras Negras: con los curas Alejandro Hernández,
vicario de la parroquia Cristo del Buen Pastos en Acuña; con el padre Eduardo
Javier Hernández Velez, quien ahora se encuentra en “rehabilitación” en
Saltillo, en la casa de la comunidad del Tunaje; con ellos y otros he tenido
relaciones con el propósito de desenmascararlos respecto al Obispo encubridor y
cómplice de curas pederasta, Alonso Gerardo Garza Treviño”.
Ignacio
iba recabando información para consumo personal, pero cuando salió a la luz
pública la denuncia del seminarista Roberto Javier Calzada Tamez, quien fue
violado por el padre Meño, y el Obispo Garza Treviño declaró que no sabía nada
sobre el carácter delictivo del sacerdote, decidió salir a dar la cara apoyar a
las otras víctimas.
“El
Rector del seminario menor representa los ojos y oídos del Obispo y el hecho de
que el padre Meño fuera nombrado Rector por el Obispo me pareció una burla para
todos los que sufrimos de sus abusos”.
Ahora,
Ignacio y Roberto Javier luchan juntos para exigir justicia. Ambos decidieron
denunciar al sacerdote pederasta Juan Manuel Riojas y por primera vez en la
historia judicial de México, al Obispo encubridor, protector y cómplice.
CITAN A DECLAR AL OBISPO VERA
El
pasado 27 de julio la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila
citó a declarar al Obispo Raúl Vera López sobre una averiguación del 2014.
Sin
embargo, Obispo no acudió porque dice que sus labores pastorales no se lo
permitieron, pero advierte que este citatorio es una reacción a su declaración
en La Haya sobre crímenes de lesa humanidad cometidos durante los gobiernos de
Humberto y Rubén Moreira.
“El
Obispo ha recibido en un par de ocasiones la visita de agentes ministeriales;
la semana pasada solicitaban detalles de su declaración en la La Haya, para lo
cual se informó que la comunicación es de un organismo internacional y que el
documento es público. Esta semana nuevos agentes del Ministerio Público le
solicitaron información sobre una averiguación previa del año 2014”, señala
el comunicado de la Diócesis de Saltillo.
La
notificación llegó el pasado 25 de julio para que el Obispo se presentase ayer
27 de julio a las 11 horas en las oficinas de la Dirección de Unidades de
Investigación, con el objeto de que rindiera declaración sobre abuso sexual
contra menores por parte de sacerdotes.
CNDH DETECTA 60 CASOS DE PEDERASTIA
Luego
de que el Obispo de Saltillo, Vera López, se negara a rendir declaración
testimonial por dos casos de supuesta pederastia denunciados en 2014, Aída
Badillo, consejera de la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CEDH),
aseguró que existen otros seis casos de sacerdotes pederastas que han sido
denunciados por menores de edad, de los cuales la Diócesis ha hecho caso omiso.
Fue
en 2015 cuando la activista saltillense se sumó al reclamo contra la
pederastia, argumentando que existían por lo menos 60 casos documentados de
adolescentes que han sufrido abuso sexual por parte de curas en Saltillo desde
la década de los años 90.
Badillo aseguró que la Diócesis de Saltillo sólo ha removido de la entidad a los sacerdotes implicados en casos de esta naturaleza, pero no son castigados por las instancias judiciales, y algunas familias, sostiene, fueron sobornadas para no seguir con sus procesos.
“[El
Obispo] puede alegar que es una cacería política”, dijo Badillo. “Pero,
independientemente, es responsable de lo que hagan los sacerdotes”.
Explicó
que los casos que ha investigado desde hace varios años fueron confirmados
luego de obtener el testimonio de víctimas de trata, quienes admitían tener
relaciones sexuales con sacerdotes a cambio de un refugio o regalos,
aprovechándose de su situación vulnerable.
“Los
vinculan con la fe, muchos de ellos eran abusados sexualmente y tenían
problemas en su casa”, señaló. “En el clero encontraron un refugio, y con ello
a sacerdotes que aprovecharon la situación”.
(SIN EMBARGO/ REDACCIÓN / AGOSTO 18,
2017, 12:31 PM)
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