En contra de las metas
establecidas al inicio de su gobierno, el presidente de EU anunció que no
retirará a sus tropas de Afganistán hasta 2017. La decisión de Barack Obama -
ganador del Premio Nobel de la Paz en 2009 - pondrá a este conflicto a un año
de superar a Vietnam para convertirse en la guerra más larga en la que ha
participado EU
A pesar de expresar repetidamente su
rechazo a perpetuar la guerra en el país asiático, el presidente de EU planea
mantener a 5 mil 500 soldados en Afganistán hasta 2017
"Como lo he dicho antes, aunque la
misión de combate de EU en Afganistán tal vez ya ha terminado, nuestro
compromiso con ese país y con su gente persiste"
Barack Obama
Presidente de EU
La guerra de Vietnam duró 17
años. La de Afganistán lleva catorce.
Si se le añaden los otros
catorce que duró la guerra ruso-afgana (1978-1992), en donde Washington apoyó a
los muyahidines que derrotaron a la extinta Unión Soviética, la intervención
bélica del gobierno de EU en Afganistán, es ya la más larga de su historia.
El conflicto dista mucho de
estar resuelto y la Casa Blanca ya anunció que las tropas no saldrán del país
asiático hasta 2017.
De acuerdo a las últimas
declaraciones de Obama, las fuerzas afganas todavía son frágiles y hay riesgo
de que éstas se deterioren. Reafirmó que su gobierno no permitirá que
Afganistán vuelva a ser un refugio seguro para grupos terroristas que planeen
atacar EU.
EL CISNE NO CANTÓ
Estados Unidos tendrá un
nuevo presidente el próximo año. El o la elegida heredarán, como normalmente
pasa, una serie de problemas y conflictos que la administración anterior no
pudo o ni quiso resolver.
Los presidentes salientes de
EU normalmente se concentran, durante sus últimos días al frente del país, en
un tema. Un logro que les permita dejar un legado que englobe con éxito el tono
de su administración. Algunos han tenido más suerte que otros.
Barack Obama llegó a la
presidencia en 2008 con grandes expectativas.
A un año de haber asumido el
cargo obtuvo el Premio Nobel de la Paz por “sus extraordinarios esfuerzos para
fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”.
Los ocho años de Obama al
frente de la nación más poderosa del mundo no han sido fáciles. La crisis
económica emanada de Wall Street impactó al mundo justo cuando él tomaba las
riendas del país y desde ese momento todo, al parecer, ha ido cuesta abajo.
En 2012, EU se polarizó y
Obama estuvo cerca de perder la presidencia para los demócratas. El poco
carisma de su contrincante Mitt Romney ayudó, pero Obama sólo pudo sacarle
cuatro puntos porcentuales al
republicano.
El legado – el canto del
cisne – del gobierno de Barack Obama prometía ser el retiro definitivo del
ejército estadounidense de Afganistán antes del final de su gobierno. Esto no
sucederá.
A poco más de un año de dejar
la oficina oval, es un hecho que Obama ha decepcionado a muchos de sus
defensores.
Hace un mes, Geir Lundestad,
ex director del Instituto Nobel declaró que darle el premio al presidente de EU
pretendía servir como catalizador para que Obama pudiera cumplir sus promesas
de campaña.
Lundestad y otros coinciden
en que el Nobel de la Paz fue un error y sólo saco de proporción las
expectativas mundiales sobre el futuro desempeño del primer mandatario
afroamericano en EU.
UN MAL CÁLCULO
En su anuncio de la semana
pasada Barack Obama no mencionó a Irak. No obstante, las constantes críticas
que ha recibido Estados Unidos después de retirar a sus tropas de Irak (en dos
ocasiones), para sólo dejar a ese país en un estado de guerra civil severo,
parecen ser la razón detrás de la última decisión del actual presidente.
La decisión de invadir
Afganistán en 2001 fue aprobada por unanimidad en el Congreso. Esto no resulta
extraño en un país que, a pesar de asegurar que la fuerza militar debe ser el
último recurso en un conflicto, la historia y sus guerras preventivas indican
totalmente lo contrario.
En 2001 sólo una diputada,
Bárbara Lee, se opuso al envío inmediato de tropas tras los ataques del 11 de
septiembre.
La congresista defendía el
derecho de EU de protegerse ante genuinas amenazas a su seguridad nacional,
pero en 2001 temía que esa autorización sirviera para perpetuar conflictos
bélicos en Afganistán y en otros lugares.
La diputada Lee apoyó las dos
campañas presidenciales de Obama y durante todo ese tiempo, declaró su rechazo
a mantener lejos de EU a las tropas que intentaban acabar con el régimen
talibán.
En lugar de escuchar a su
partidaria, el presidente ha decidido permanecer en Afganistán con un
contingente de guerra completamente equipado. El mismo que hace menos de un mes
bombardeó por error el hospital de Médicos sin Fronteras en la ciudad de
Kunduz.
INVERSIÓN INEFICIENTE
A todos los argumentos
presentados por aquellos que se opusieron a la invasión de Afganistán en 2001 y
que se oponen a la permanencia del ejército de EU en ese país, se añade el
altísimo costo de la intervención militar.
Según datos recientes, la
guerra en Afganistán ha costado alrededor de
$715 billones de dólares. Cada hora de esta guerra – la cual todavía no
tiene una fecha de finalización clara – le cuesta 4 millones de dólares a los
contribuyentes estadounidenses.
Los resultados: El terrorismo se ha expandido
en el Medio Oriente y en todo el mundo gracias a ISIS y otros grupos
extremistas. En Afganistán el incipiente gobierno democrático no ha podido, a
pesar de la ayuda de Estados Unidos,
contener a los talibanes y el riesgo y, sobre todo, el miedo de sufrir un nuevo
atentado en territorio estadounidense siguen vigentes.
La guerra de Afganistán, así
como la de Irak y la intervención militar de EU en Siria han dejado a su paso
sólo más conflictos sociales y étnicos, los cuales cada vez son más violentos y
difíciles de controlar.
La única guerra que Estados
Unidos había perdido era la de Vietnam. Por muchos años los gobiernos en
Washington se rehusaron a aceptar una derrota inminente en Asia del sur.
A los estadounidenses no les
gusta perder y menos dos veces.
Hoy en día la intervención de
Rusia en Siria, uno de los más grandes rivales de EU, parece superficialmente
más exitosa que el desempeño del ejército norteamericano en Afganistán, en Irak
o en Siria durante los últimos 20 años.
Los detractores del gobierno
de Putin aseguran que Moscú le está ganando la guerra a ISIS, pero quiere
mantener a un dictador que le hace mucho daño al pueblo sirio.
Volviendo a Afganistán, lo
interesante es que EU, durante la guerra fría, financió y entrenó a los
fundadores del movimiento talibán que ahora se empeña en destruir. Una
contradicción que se evidencia al tan solo recordar al mejor alumno de la CIA
durante la invasión soviética en Afganistán: Osama Bin Laden.
(REPORTE INDIGO/ SERGIO ALMAZÁN - Lunes
19 de octubre de 2015)
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