México y España tienen algo en común: en los dos
países la fiebre de los candidatos independientes pretende derrumbar las viejas
estructuras partidistas. Ellos ya dieron el primer paso en sus comicios... ¿los
mexicanos elegirán esa opción el 7 de junio?
Este resultado podría repetirse en las elecciones
generales, que se realizarían a más tardar en diciembre próximo
La “fiebre ciudadana” de las elecciones de España
podría contagiarse a México.
Partidos que surgieron de movimientos civiles, como
Podemos y Ciudadanos, debilitaron el pasado fin de semana al bipartidismo
español, representado por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE).
Gracias a alianzas y coaliciones, candidatos
ciudadanos le arrebataron el poder a los “políticos de siempre” en ciudades
clave, como Madrid y Barcelona.
Además, el PP y el PSOE obtuvieron, en conjunto, tres
millones de votos menos que en las elecciones regionales del 2011.
Este resultado podría repetirse en las elecciones
generales, que se realizarían a más tardar en diciembre próximo, porque Podemos
tiene 20 por ciento de la intención de voto, lo que arriesgaría el control
bipartidista del Congreso y de la Presidencia.
Analistas entrevistados por Reporte Indigo creen que
el fenómeno Español podría extenderse a México, donde candidatos independientes
y ciudadanos están creando alianzas para derrotar a la hegemonía partidista en
las votaciones locales.
LOS
INDIGNADOS
“Las candidaturas independientes aquí en México son la
manifestación del fenómeno que se acaba de vivir en España”, expone Jesús
Cantú, exconsejero electoral del IFE y profesor investigador del Tecnológico de
Monterrey.
“Esta manifestación de rechazo a un sistema de partidos
políticos, hablo aquí de México, pero no es el único. De hecho hay un problema
internacional de una indignación con los partidos políticos”.
Cantú explica que en México los aspirantes
independientes con posibilidades de ganar han sido políticos que antes
militaban en un partido, mientras que en España se trata de ciudadanos que
llegan al poder tras formar un partido.
Tal es el caso de José Adonay Avilés, quien en el 2007
se convirtió en el primer alcalde independiente del país en Yobaín, Yucatán,
tras haber militado en el PRI.
Raúl de Luna Tovar, de General Enrique Estrada,
Zacatecas, e Hilario Ramírez “Layín”, de San Blas, Nayarit, son alcaldes
independientes que antes militaban en el PAN.
“Los ejemplos exitosos (en México) siempre han sido de
quienes ya habían venido de un pasado partidista”, explica Cantú, “hablo
exitoso electoralmente.
“Aquí el reto es que demuestren efectivamente que
cuando llegan a ganar tienen la capacidad efectivamente de tratar de construir
el gobierno ciudadano del que están hablando”.
El especialista precisa que aquí aún falta capitalizar
el rechazo a los políticos tradicionales.
“El sistema partidista actual pues está muy
distorsionado, muy pervertido, se cristalizó un cártel entre los tres partidos
políticos con mayor preferencia electoral, pues fundamentalmente se dedicaron a
defender y acrecentar sus privilegios”, indica.
“Yo no descarto que pueda haber un futuro sin
partidos, lo único que sé es que los partidos políticos no representan lo que
antes representaron, pero tampoco los movimientos sociales y las candidaturas
independientes han podido llenar ese hueco”.
ALLÁ
CIUDADANOS, AQUÍ RENEGADOS
Susana Garibay, politóloga egresada del Tecnológico de
Monterrey que estuvo en España durante las elecciones regionales, enfatiza en
que hay diferencias cruciales.
La más importante, afirma, es que los partidos
ciudadanos españoles nacieron de movimientos civiles en contra de la
corrupción, mientras que en México los independientes son, en su mayoría,
exmilitantes partidistas.
“La figura también lo dice, aquí es una persona”,
subraya, “una persona que no fue aceptada en su partido, se sale del partido y
ellos mismos se postulan sin tener este respaldo o esta organización detrás que
los apoye. Es más bien como: ‘sigue al líder’.
“Mientras que en España los líderes salieron de los
movimientos ciudadanos”.
Otro riesgo, advierte Garibay, es que en México la
fuerza de las candidaturas independientes se concentra en el poder ejecutivo,
pero los congresos podrían seguir controlados por los partidos tradicionales.
“Van a tener que hacer equipo con estos partidos
tradicionales a los que tanto les están echando desde su campaña, entonces no
sé si eso provoque un sentimiento de poca credibilidad”, apunta.
La politóloga señala que los mexicanos deben aprender
a organizarse y dejar de satanizar la política si quieren que ocurra algo
similar al caso español.
“Allá es un discurso que no es que esté mal la
política, lo que está mal son los partidos y los partidos tradicionales. Y que
ellos en lugar de ver como alternativa las candidaturas independientes, vieron
como alternativa formar nuevos partidos”, dice.
“Aquí en México no hemos llegado a eso, a tal grado de
organización vecinal.
(REPORTE INDIGO/ PEDRO PABLO CORTÉS/ Viernes 29 de
mayo de 2015)
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