viernes, 29 de mayo de 2015

HORAS DE JUNIO | LA FRATERNIDAD EN MESAS DE LECTURAS


Soy un panegírico. De la literatura y este encuentro que acontece año con año. Las horas de Junio. Escribo desde la apología. Escurre miel (que emana de los dedos) por sobre las teclas.

Digo que todo es vida y dulzura, que los abrazos son la plataforma mientras las lecturas ocurren, y se suceden. Que todo es peace and love. Que acudimos los hippies en coches semi nuevos o motorizados. Algunos en baica. Que hacemos la coperacha y cualquiera de los poetas hace tierra y se lanza por la bolsa de hielo que tanto hace falta. Al más próximo changarro.

Abrimos los brazos y cachamos con la sonrisa dispuesta al compita que cae a la city sol desde su rancho que es otro estado u otro país. Y así andamos durante las horas, escuchando a ratos, conversando siempre.

Allá sobre la bardita en el umbral del auditorio, debajo del árbol, o igual nos tendemos por una cheve mientras reinicia el jolgorio. Porque los otros se fueron en bola, a la botana, recargar energía y multiplicar las historias que tejerán la red de lo que somos. Para lo que estamos y existimos.

Horas de Junio un tributo en su nombre al Pellicer poeta, sugerido veinte años hace ya por el vate que es Bohórquez, el Abigael.

Veinte años cocidos a retazos, si se quiere o se reconoce, parafraseando a otro aeda que es español y canta bien las rancheras.  La cara al sol y la sonrisa como mazorca pelada. Veinte años confeccionando ilusiones, la felicidad porque estarán las mesas y los morros y los rucos, las chavalitas y las señoras, compartiendo lo que se piensa y dice con palabras.

A veces un rasguño a la lira, un soplo a la armónica, la nostalgia es un soul en notas. Complemento preciso para un encuentro entre poetas decidores también de la revolución con y sin panfleto.

Veinte años y el desfile cuasi interminable de escribidores que con su participación construyen la ruta: Poniatowska, Monsiváis, Luis Enrique García, Josefa Isabel Rojas, Ernesto Cardenal, José Emilio Pacheco, Lola Castro, José Agustín, Sergio Galindo, Juan Bañuelos, Víctor Hugo Rascón Banda, Miguel Méndez, Saúl Ibargoyen,  y todos los demás que hacemos todo para que todo ocurra. Y permanezca.

Hoy nos toca abrazar a Nacho Solares, el narrador, el dramaturgo, el editor, el periodista. De fábula vivimos porque su cercanía nos motiva seguir siendo, (y hablo por mí), panegírico de la palabra. Su presencia, la de Nacho, como un aval para que este encuentro siga aconteciendo.

Desde aquí cuetes en el desierto, que intentar llegar al sol.


(DOSSIER POLITICO/ CARLOS SÁNCHEZ / MAMBOROCK/ 2015-05-29)

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