En Jalisco, 152 pandillas están detrás
de 207 asesinatos; aunque la autoridad no las vincula con los cárteles, su
violencia ha escalado desde el 2011
"A cambio de una cantidad de dinero
ofrecida por operadores de esta organización delincuencial, procedieron a la
quema de vehículos"
Gobierno del estado
Sobre los bloqueos del 1 de mayo
En el 2013 las autoridades identificaban
a 300 pandillas en Guadalajara; a 50 las calificaban de violentas y a 20 de
esas ligadas con los cárteles
"Ellos (cárteles) saben enganchar a
la gente (...) y cada vez son más profesionales"
Mario Cervantes
Especialista en estudios de juventud de
la UdeG y titular de la Cátedra Unesco de la Juventud
En Jalisco y principalmente
en la Zona Metropolitana de Guadalajara, se han identificado a 152 pandillas
que han cometido uno o más homicidios.
Son responsables en términos
totales de 207 muertes en un periodo de ocho años, según datos de la Fiscalía
General del Estado.
Ni las autoridades federales
o locales han confirmado la integración de esos grupos a funciones de
“sicariato” para el crimen organizado, en concreto para el Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG).
No obstante, el
comportamiento de los homicidios por pandillas empata desde 2011 con la
escalada de violencia que detonó en el sexenio pasado en el país y en la
entidad.
El 26 de enero de 2015, la
Procuraduría General de la República (PGR) reportó en una solicitud de
información que el CJNG opera en nueve estados del país, igual que entonces lo
hacía el grupo de Los Caballeros Templarios.
En ese momento, esa
estadística las hacía las organizaciones de mayor presencia, superando al
Cártel del Pacífico, con presencia en seis entidades.
La PGR aseguró también que, a
diferencia de cárteles como los del Pacífico o Carrillo Fuentes (Juárez), que
disponen de pandillas como Los Artistas Asesinos y Los Mexicles, el primero; y
La Línea y Los Aztecas, el segundo, el CJNG no tenía ese tipo de
ramificaciones:
“No se identifican grupos,
células o pandillas vinculadas a la organización”, dijo la dependencia.
Pero el informe de la
Fiscalía local arroja que en 2011, cuando Jalisco vivió el punto más álgido de
la violencia desatada por el crimen organizado hasta registrar mil 222
homicidios totales, fue también el año con más asesinatos ejecutados por
pandillas, con 53 casos.
En 2010 se habían dado sólo
ocho homicidios por pandillas, así que el disparo de 2011 fue del 562 por
ciento apenas de un año a otro.
Con la espiral ascendente de
ajustes de cuentas, intimidación y masacres de las organizaciones criminales,
la violencia pandilleril crecía casi seis tantos.
De igual forma, al cabo de
2011 y años ulteriores, en que toda esa muerte impulsada por la delincuencia
organizada comenzó a menguar, si bien poco y gradualmente, los asesinatos de
pandillas siguieron atados a esa misma tendencia que posteriormente iría a la
baja.
En 2012 se les atribuyeron 35
muertes; en 2013, 23, y en 2014, 21, según los datos de la Fiscalía, en un
periodo que va del 2007 a agosto del 2014, obtenidos a través de solicitud de
transparencia.
La afirmación de la PGR que
descarta los vínculos del CJNG con pandillas no se refiere sólo a Jalisco, su
epicentro, sino también a las otras ocho entidades donde el grupo asentó sus
operaciones: Colima, Michoacán, Guanajuato, Nayarit, Guerrero, Morelos, Veracruz
y Distrito Federal.
Esta particularidad que la
PGR sostiene para el CJNG sólo es compartida por otro cártel, Los Caballeros
Templarios, que tampoco –según la versión oficial– tiene pandillas o células
delictivas anexas.
De ahí en más, las otras siete
grandes organizaciones criminales del país sí presentan estos subgrupos:
El Pacífico cuenta con ocho
pandillas a su servicio; Arellano Félix, tres; Familia Michoacana, dos.
Carrillo Fuentes tiene dos;
Beltrán Leyva, siete; Los Zetas, nueve; del Golfo, 12.
POR MIL ‘VAROS’
Si no es para el “sicariato”,
el CJNG sí se acerca a jóvenes jaliscienses y los ha reclutado incluso para
implementar los bloqueos en vías y carreteras, como los del pasado 1 de mayo.
El gobernador Aristóteles
Sandoval lo ha dicho en reiteradas ocasiones.
“Contrata jóvenes que
distribuyen droga o que están bajo el influjo de drogas, les dan mil pesos y
les piden que bloqueen o actúen (...) quienes actúan y cometen este delito son
jóvenes que les pagan 500 o mil pesos por incendiar un vehículo”.
El 7 de mayo el gobierno
comunicó:
“El modus operandi para
ejecutar estos bloqueos fue a través de personas -que a cambio de una cantidad
de dinero ofrecida por operadores de esta organización delincuencial-
procedieron a la quema de vehículos particulares y del transporte
público”.
La información recolectada
por la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guadalajara coincide con la de la
PGR.
El 8 de julio de 2013, su
entonces titular, Carlos Mercado, dijo que de las 300 pandillas de la ciudad,
50 se clasificaban como violentas, y de éstas, 20 se vincularon al crimen
organizado.
“No hemos tenido datos
exactos de ‘sicariato’, pero sí tenemos datos de que participan o tienen
vínculos con algunas organizaciones.
“Los reclutan o forman parte
de la parte más baja de la pirámide de la delincuencia organizada, otros que
cometen están vinculados con la compra y venta de drogas. Se acercan algunos
grupos (cárteles) y les ofrecen la posibilidad de ingresos económicos, incluso
beneficios como vehículos o acceso a armas de alto poder”, dijo Mercado.
En Tonalá, municipio vecino a
Guadalajara, la pandilla Los Fantasmas es buen ejemplo de ello.
A ese grupo, al que la
Fiscalía atribuye cuatro homicidios, se le
liga con la venta de narcóticos.
El 11 de octubre de 2012, la
Policía estatal detuvo a seis de sus integrantes con un 1.6 kilogramos de
mariguana, 53 dosis de cocaína (15 gramos), y dos pistolas calibre .380.
El Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, señaló en su Informe Regional 2013-2014 para
Latinoamérica:
“No todas las pandillas son
de carácter criminal ni mucho menos tienen entre sus objetivos centrales el
delito y la violencia.
“Diversos estudios señalan
que en la mayor parte de los casos, las pandillas siguen funcionando como
espacios de socialización entre pares y como mecanismos de autoprotección entre
jóvenes”, dice el informe.
A CAMBIO DE...
Pero cuando el vínculo entre
cártel y pandillas se dá, hay un quid
pro quo, es decir, un favor por otro.
El especialista en seguridad,
Eduardo Guerrero, dice que los cárteles reducen riesgos, pues los pandilleros
no tienen información sensible en caso de ser aprehendidos; además conocen bien
sus colonias y son más baratas que un ala de sicarios.
Las pandillas, a cambio,
obtienen recursos, protección policial y aseguran la provisión de droga -con
descuento incluso- para su consumo y narcomenudeo.
Por su parte, Mario
Cervantes, especialista en estudios de juventud de la UdeG y titular de la
Cátedra Unesco de la Juventud, describe:
“Los cárteles, los grupos de
delincuencia organizada, ven un nicho que, a mi criterio, son los únicos que
han tomado en cuenta el bono demográfico que actualmente en México está siendo
desperdiciado.
“Ellos saben enganchar a la
gente, a eso se dedican, es su trabajo y cada vez son más profesionales, los
observas y están metidos en las colonias. Hay un panorama desolador, (los
jóvenes) no encuentran trabajo, no salen en listas, no hay espacios recreativos
y culturales”, dice el especialista.
Todo ello ayuda a que los
recluten, además de la exaltación mediática del narco y un estilo de vida
materialista e inmediatista.
“Al chico le estás ofreciendo
un modus vivendi, una estabilidad económica, imagínate cuánto no gana por
colocar unas grapas con los cuates.
“El antivalor se convierte en
un valor en esta generación socialmente aceptado.
“Para que lleguemos como
sociedad a ese nivel de que puedes tranquilamente reclutar gente y la gente le
quiere entrar, es porque algo está pasando, algo estamos haciendo mal
educadores, sociedad civil y gobierno”, concluye Guerrero.
(REPORTE INDIGO/ LUIS HERRERA /Miércoles
27 de mayo de 2015)
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