Con la
liberación del señalado como capo de la droga, el miércoles 17 de diciembre en
San Luis Río Colorado, Sonora, se trunca la investigación y la justicia por
asesinatos, homicidios de policías, acopio de armas y trasiego de droga.
Garibay declaró en 2010, según dijo el entonces director de la PEP, ser el
enlace entre cárteles centroamericanos y el Cártel de Sinaloa. Antes había
colaborado en el mundo criminal del Cártel Arellano Félix. Un juez local, lo
dejó en libertad
Manuel Garibay
Espinoza apenas estuvo siete meses encarcelado.
Primero en
Hermosillo y luego en San Luis Río Colorado, Sonora, antes que un Juzgado local
decretara su libertad por falta de elementos para procesarlo, en el caso del
asesinato -el 2 de marzo de 2002- del jefe policiaco Luis Antonio Pineda
Rodríguez.
La noche del
miércoles 17 de diciembre de 2014, Garibay Espinoza salió por la puerta
principal del Centro de Readaptación Social (CERESO) de San Luis Río Colorado,
libre y exonerado.
La puerta de la
libertad se entreabrió el 14 de mayo de este año, cuando fue trasladado desde
el Penal de Mediana Seguridad de “El Hongo” hasta Mexicali, en camino al CERESO
de Hermosillo. Un Juzgado Mixto con sede en el Poblado Guadalupe Victoria -en
el Valle de Mexicali- emitió una orden de liberación por el expediente
713/2012, relacionado con el asesinato -en 2002- de un agente de la Policía
Ministerial, Federico Alvidrez.
Con esa decisión, en
la parte bajacaliforniana, Garibay Espinoza quedó completa y legalmente limpio
de todos los cargos en su contra, solo la restaba el crimen contra el jefe
policiaco en San Luis Río Colorado, del cual fue exonerado la noche del
miércoles 17 de abril, lo que significó su inmediata libertad, y lo que implica
que este personaje pase las fiestas navideñas en familia y con un gran
“regalo”: su libertad.
Secuestros,
asesinatos, ejecuciones, tráfico de
droga, todo quedó -técnica y legalmente- en el pasado.
El grupo de Los
Garibay -encabezado por Manuel Garibay Espinoza y donde participaba su hijo,
Manuel Garibay Félix, así como sus hermanos Gerardo y José Luis Garibay Espinoza “El Gera”- ha
sido el más poderoso en términos criminales, el que sembró el terror en el
Valle de Mexicali durante años, apoyado en la corrupción de agentes y
autoridades municipales, federales, estatales, con un centro de operación en
una zona donde confluyen California, Arizona, Baja California y Sonora, desde
un rancho ubicado en la zona pegada a este último estado.
De acuerdo a la
versión del titular de la Policía Estatal Preventiva (PEP) en ese tiempo
-Eusebio Villatoro-, cuando en junio de
2010 Garibay Espinoza fue detenido en el Ejido Mezquital, en el Valle de
Mexicali, había aceptado en los interrogatorios, ser el enlace entre los capos
colombianos y el Cártel de Sinaloa para cruzar toneladas de cocaína hacia
Estados Unidos.
LA HISTORIA
Aun cuando en la
zona de Mexicali y el Valle, el apellido Garibay era notorio, públicamente el
nombre de Manuel Garibay Espinoza apareció al investigarse en 1998, lo que
llamaron “El Cártel de Calecia”, donde estaba involucrado Sergio Campos
Salcido.
De acuerdo a agentes
de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés)
que siguieron la investigación, los relacionaron con Garibay Espinoza, quien
había sido detenido por autoridades norteamericanas en 1995 y, una vez preso,
se acogió al programa de testigos protegidos.
Según la versión de
uno de esos agentes -incluida en el expediente del Cártel de Calecia-, Garibay
Espinoza estuvo ligado al grupo Arellano Félix, ya que había conocido a Ismael
Higuera “El Mayel” desde 1992 y eran parte de un equipo que se dedicaba a
traficar cocaína por el Valle de Mexicali.
El domingo 6 de
junio de 1999, un grupo de sinaloenses fue detenido en la zona del Ejido
Chiapas por un comando de hombres armados vestidos de negro.
Los sinaloenses eran
Jesús Félix Sicarios, Javier Ramírez, Manuel López García, Manuel León Félix,
Felipe Rodríguez López, José Guadalupe Núñez Meza y Lamberto Meza Beltrán.
Viajaban en caravana a bordo de tres vehículos: una camioneta Ram verde, una
Cherokee negra y un Grand Am rojo.
“Los pararon y los
bajaron con lujo de violencia”, expuso a las autoridades uno de los familiares.
Días después de la denuncia por la desaparición de los jóvenes, los restos de
los vehículos fueron localizados en el Canal Reforma, que cruza por la zona del
Ejido Chiapas.
Era junio de 1999 y
en esa área se habían efectuado una serie de secuestros de empresarios agrícolas, uno de ellos de
apellido Bejarano y, según uno de los expedientes, el domingo de la
desaparición de los siete sinaloenses, se escuchó por la frecuencia policiaca
la orden de suspender la búsqueda, por órdenes de Héctor Meza, el entonces jefe
de escoltas del procurador.
A la semana
siguiente, Meza fue acribillado mientras hacía deporte en el parque de Jardines
del Valle.
En ese tiempo se
suscitaron en el Valle de Mexicali al menos media docena de secuestros, aparte
del de Bejarano, se llevaron a Melgoza, Magaña, Kodama y Castro Larios.
El 2 de marzo de
2002 fue asesinado en su domicilio el jefe policiaco de San Luis Río Colorado,
Luis Antonio Pineda Rodríguez; dos semanas atrás había sido detenido por un
incidente de tránsito menor, quien dijo llamarse Alfonso Espinoza Dueñas, el
cual portaba una pistola tipo escuadra con cachas de oro y un escorpión
troquelado en cada lado.
Trascendió que el
detenido ofreció un soborno al jefe sanluisino, quien lo rechazó. Al investigar
se dieron cuenta que el de la pistola era Manuel Garibay Espinoza, quien quedó
detenido y después fue liberado tras el pago de una fianza. Posterior al crimen
se detuvo a Alfredo Valenzuela Valenzuela -lo reconoció la esposa del jefe
policiaco ejecutado-, mismo que, tras la agresión, declaró que llevó a su
acompañante a un domicilio por la Avenida Puebla, entre las calles 17 y 18.
Resultó ser la misma
dirección que Garibay Espinoza había dado al momento de su detención.
Después de este
incidente, Garibay Espinoza se perdió del mapa regional durante varios años.
RELEVO
Luego de que a
Garibay se le perdiera la pista, en la
zona se quedaron dos de sus hermanos, José Luis y Gerardo, además de su hijo
Manuel. Fue la época en que incrementaron los secuestros a empresarios
agrícolas y los robos a empacadoras, en secuencia y con botines de cientos de
miles de pesos.
En septiembre de
2002, un agente de la Policía Ministerial adscrito al Valle de Mexicali
recorría la zona en seguimiento a los diversos casos de robo a los empaques.
Era Federico Alvidrez, quien llegó a las inmediaciones del Rancho Garibay donde
fue detenido, esposado y asesinado.
En respuesta desde
la Procuraduría General de Justicia del Estado, se organizó un aparatoso
operativo para “reventar” el Rancho Garibay. Con apoyo del Buró Federal de
Investigación estadounidense (FBI), se realizó una búsqueda que incluyó el uso
de trascabos y perros. Buscaban una docena de cadáveres y encontraron solo dos
restos, los del ministerial Alvidrez y los del agricultor Castro Larios.
También localizaron
enterrado un arsenal compuesto por una docena de armas, entre rifles y metralletas,
así como granadas y una bazuca antiblindaje, fornituras y equipo para
camuflaje.
De acuerdo a los
datos de la investigación, “El Gordo” Garibay había tomado el liderazgo de la
banda donde participaban, además de “El Gera” y José Luis, una veintena de
miembros, entre parentela y vecinos de la zona, malandrines todos.
A raíz del operativo
de la PGJE, el rancho quedó vacío y durante meses, agentes de la Policía
Municipal fueron comisionados al resguardo de la zona.
A mediados de 2008,
Manuel Garibay Félix fue detenido en la californiana ciudad de Los Ángeles,
deportado a México y encarcelado en el Penal de Puente Grande, Jalisco. Ahí
permaneció durante cuatro años hasta su liberación, en 2012, tras la obtención
de un amparo. Su estancia en el penal le sirvió para vincularse al Cártel de
Jalisco.
En ese inter, en
junio de 2010 fue aprehendido su padre, Manuel Garibay Espinoza. Fue detenido
por agentes de la PEP en el Ejido Mezquital de Mexicali, y, según las declaraciones
del entonces titular de la Policía Estatal, aceptó ser el enlace entre capos
colombianos y gente del Cártel de Sinaloa para traficar cocaína a Estados
Unidos.
Garibay Espinoza fue
trasladado a un penal federal en Tamaulipas, mientras que en 2012, su hijo
Manuel fue liberado, pero poco le duró el gusto, ya que en febrero de 2013 fue
encontrado asesinado en Jalisco, en el municipio conurbado de Zapopan
El 14 de mayo de
2014 se dio el primer paso para la liberación de Manuel Garibay Espinoza,
cuando el Juzgado Mixto del Poblado Guadalupe Victoria, en el Valle de
Mexicali, emitió una orden de liberación por el expediente 713/2012, relativo
al asesinato del agente ministerial Alvidrez y del Penal de “El Hongo” -en
Tecate-.
Fue trasladado bajo
un fuerte operativo de seguridad hasta las instalaciones de la Subprocuraduría
contra la Delincuencia Organizada en la colonia Hidalgo de Mexicali.
De ahí lo llevaron
hasta San Luis Río Colorado, en camino al CERESO de Hermosillo, donde
permaneció unos meses, ya que fue devuelto al municipio sanluisino.
La tarde del
miércoles 17 de diciembre, una semana antes de Navidad, un juez penal de
primera instancia adscrito a San Luis
Río Colorado, licenciado Luis Alberto Escalante Flores, decretó su libertad por
falta de elementos. Lo demás fue llenar rápidamente las hojas de trámites y,
dos horas después, Manuel Garibay Espinoza salió por la puerta principal del
CERESO, libre y exonerado de todos los
cargos con la justicia mexicana.
Atrás quedó la
secuela de terror y crímenes en esa región entre el Valle de Mexicali y San
Luis Río Colorado, todo bajo el amparo y complicidad de las fuerzas policiacas.
(SEMANARIO
ZETA / REPORTAJEZ/ Investigaciones ZETA/ 30 de Diciembre del 2014 a las
12:00:01)
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