Raymundo Riva
Palacio
El arranque de la
temporada de spots electorales comenzó con una polémica entre el PRD y Joaquín
López Dóriga, conductor de “El Noticiero”, el informativo estelar de Televisa,
porque incluyó su imagen en un comercial político junto a ex presidentes
priistas, normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y criminales. En un primer
plano parece un forcejeo más de los múltiples que hay en la vida pública, pero
no es así. Ante nuestros ojos se presenta la oportunidad de un debate de
segunda generación sobre la libertad de expresión en México, y el riesgo que si
no se analiza con cuidado, las instituciones construirán personajes intocables
y sin contrapesos bajo la bandera de las libertades que atentan,
paradójicamente, contra las libertades.
El spot habla sobre
las cosas que no han cambiado, en donde aparecen imágenes de López Dóriga al
aire en el informativo de Televisa. El conductor y los abogados de la empresa
alegaron que la imagen fue utilizada sin su consentimiento, por lo que el
Instituto Nacional Electoral ordenó al PRD retirar su imagen. El partido se
quejó de censura y se inconformó ante el Tribunal Federal Electoral, que tendrá
que decidir en definitiva qué procede. En los medios hubo acusaciones contra el
PRD por difamar a López Dóriga, y condenas porque, alegaron, nunca debió usarse
su imagen porque no es una figura pública.
El tema es
controvertido por la falta de definición sobre qué es una “figura pública”.
Bajo viejas categorías de análisis, una “figura pública” es un servidor público.
Por lo mismo, puede ser sometido a escrutinio en forma permanente, y debe
aguantar la crítica pública. Sin embargo, ¿por qué lo mismo, pero sin percibir
sus ingresos del erario, debe ser soportado por empresarios, religiosos, o
incluso dirigentes de organizaciones no gubernamentales? Más aún, ¿por qué los
artistas pueden ser desnudados y ser clientes de los paparazzis? ¿Qué hace a
las celebridades que no reciben ingresos públicos ser “figuras públicas”? O
¿por qué hay celebridades que no son impunes y otras que sí lo son?
Si el Tribunal
Federal Electoral ratifica la decisión del Instituto Nacional Electoral, habrá
creado una figura exclusiva para los medios, donde el star system habitará una
burbuja imposible de romper. La discusión no se centra en López Dóriga, pese a
ser el detonante de ella. Él es un pretexto para esta discusión, ejemplo
insustituible para este caso, porque es el periodista más influyente de México
en la actualidad, porque tiene la tribuna más influyente. Cuando termine su
ciclo, quien ocupe su lugar será el más influyente, en la medida que el medio
para el que trabaje mantenga su fuerza y poder. Cuando esto se acabe, estos
valores se mudarán a otro medio y a su periodista estrella.
Quien conduzca el
noticiero de televisión que todas las noches sintonizan millones de personas en
todo el país, será una persona instantáneamente reconocida. En una sociedad
donde más del 90% recibe su información de la televisión abierta, quien se
siente en esa silla tendrá un enorme poder de persuasión e influencia. Un guiño
de reprobación o un tono vehemente modifica el sentido de una información y
altera la equidad y el balance, algo que prácticamente nadie más puede lograr.
Ésta es la razón por la que se cuidan tanto las formas y los equilibrios en los
informativos de televisión en sociedades democráticamente maduras.
No está clara la
motivación del PRD para haber incluido a López Dóriga dentro del spot de
marras, pero la discusión sobre si debía mantenerse al aire o no, debe ser
realizada con seriedad. Por la posición pública de las autoridades electorales,
el spot afecta a una persona privada, pero se puede argumentar que hay personas
privadas –como los maestros, los clérigos o los empresarios-, que lo que digan,
y la forma como lo digan, puede modificar patrones de conducta y
comportamiento. Es el caso de algunos conductores de noticieros de radio y
televisión, algunos de los cuales llegan a incidir más en la sociedad que las
“figuras públicas”.
La decisión del INE
puede entenderse como un acto superficial que no alcanzó a entender que su
acción blindaba a una persona y la hacía un mexicano de excepción. Sería
saludable que el Tribunal Electoral discutiera el fondo de este nuevo fenómeno,
y usar el spot como pretexto para analizar cómo, sin coartar la libertad de
expresión, se evite que por la puerta de atrás se construya la intocabilidad de
algunas personas que influyen y alteraran la política y la sociedad, sin un
mecanismo de rendición de cuentas que sirva de contrapeso a lo que,
eventualmente, pudieran ser sus excesos.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
@rivapa
(ZOCALO/ COLUMNA
ESTRICTAMENTE PERSONAL DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 19 DE ENERO 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario