sábado, 28 de junio de 2014

ANÁLISIS: CÁRTEL DE TIJUANA, UN CÁRTEL FAMILIAR


En 2006, tras la captura de Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo, las autoridades de México y Estados Unidos aseguraron que se había dado un golpe mortal al Cártel de Tijuana y era el preludio de su desaparición. Pero sobrevivió, incluso a sus propios reacomodos, luchas internas y los ataques de sus enemigos. La mayor fortaleza de ese cártel radica, a diferencia de todos los demás, en que es una verdadera organización familiar, se dio una simple sucesión, le dieron otro rostro y en los últimos cuatro años lo mantuvieron en un bajo perfil. 

La sucesión que se avecina en el cártel, tras la captura el lunes de Fernando Sánchez Arellano -uno de sus principales líderes-, surgirá de entre las filas de la familia Arellano Félix y bajo la supervisión de Enedina, también líder y madre del llamado El Ingeniero.

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Salvo en el discurso oficial, nunca murió el Cártel de los Arellano Félix, mucho menos abandonaron una de las rutas más importantes para el tráfico de drogas a Estados Unidos que corre por el Pacífico mexicano y llega a los estados de California y Arizona, los más importantes para le venta de enervantes en ese país.  

 Cuando detuvieron a El Tigrillo, Fernando Sánchez Arellano, con alrededor de 30 años, apareció en la dirección de uno de los grupos más temidos y poderosos de México que surgió hace más de 30 años, en la década de los 80. Al mando también quedaron sus tíos Eduardo y Luis Fernando, así como su mamá Enedina.

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EL CAMINO DE LA COCA 

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Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los más importantes capos en México entre los años 70 y 80, encabezaba entonces el cártel radicado en Tijuana, pero con conexiones en Colombia y toda la ruta Centroamericana. Tras ser detenido en 1989, heredó a sus sobrinos el mando, principalmente a Francisco Rafael, Benjamín y Ramón Arellano Félix, aunque casi todos los demás hermanos de alguna forma también participaban con distintas responsabilidades: Eduardo, Luis Fernando Francisco Javier y Carlos, este último es el único que no está involucrado con el grupo.

Cuando tomaron el control, rondaban los 20 y 30 años, y su familia ya tenía una posición acomodada, porque las operaciones para el tráfico de cocaína procedente de Colombia y la venta de marihuana en Estados Unidos era un negocio sólido y boyante.

El primero de los hermanos en ser detenido, en 1993, debió pasar 15 años en prisión, incluso ser extraditado a Estados Unidos, en donde quedó libre en 2008 y regresó a México, en donde se supone que ya no estaba involucrado en el tráfico de drogas, y vivía tranquilo en Baja California Sur, aunque en 2013 fue asesinado por un sicario disfrazado de payaso, durante una fiesta familiar.

Los sucesores al mando, Benjamín y Ramón, definieron entonces el nuevo perfil del cártel: una organización de jóvenes, muchos de ellos conocidos como los “narcojuniors”, y el terror a través del asesinato, como arma de control territorial.  La organización de los Arellano Félix transitaba entre Jalisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, la península de Baja California y Nuevo León, región en la que tenía dominio, a veces compartido con otros grupos, y en los que hacías sus operaciones.

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Los reportes de inteligencia sostenían que lograron expandir su negocio a tal nivel que podían colocar una tonelada de cocaína en California y lograr su entrega en un mismo día, esto a pesar de que desde 1994 fueron blanco para las autoridades mexicanas y estadounidenses, tras el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en el aeropuerto de Guadalajara.

Su capacidad de sobrevivencia dependió de ser un cártel familiar, porque no permitían que extraños se involucraran en las decisiones y operaciones más importantes, así lograron asesina a funcionarios estatales y federales, periodistas y hacer negocios en Centroamérica, Perú y Colombia, país en donde tuvieron como aliado al grupo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC).

LA REINVENCIÓN 

En 2002 fue asesinado en Mazatlán, Sinaloa, Ramón Arellano, su cuerpo jamás fue encontrado por las autoridades y sólo lo identificaron por fotografías y con el testimonio de su hermano Benjamín, quien fue capturado semanas después en Puebla, sometido a juicio y extraditado a Estados Unidos, donde se le condenó a 25 años de prisión.



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Al mando del Cártel de Tijuana quedó El Tigrillo, a quien las autoridades identificaban como más sanguinario que Ramón, y junto a él su hermano Eduardo, médico de profesión y por eso llamado El Doctor, que se dedicaba a las operaciones de lavado de dinero.  

Para 2006, Francisco Javier fue capturado por las autoridades de Estados Unidos, justo cuando la organización se enfrentaba al Cártel del Pacífico, que quería apoderarse de la ruta y la plaza.

 Eduardo, Enedina y su hijo El Ingeniero tomaron el control total y eso significó un gran reacomodo interno que generó traiciones y disputas, que tuvieron como cabeza visible a Teodoro García Simental, El Teo, antes sicario y ahora intentaba apoderarse de la dirección, pero fue capturado en 2008 y eso facilitó, meses más tarde, la tranquilidad en la plaza.

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Eduardo Arellano, también llamado El Doctor, quien al frente del cártel comenzó a darle un perfil menos visible, salvo por los enfrentamientos con sus enemigos, fue capturado también en 2008 y en 2012 extraditado a la Unión Americana, en donde fue condenado a 15 de prisión, y podría salir en unos nueve años más.

LA TERCERA GENERACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN 

  

Así quedó al frente Fernando Sánchez Arellano, la tercera generación del cártel, junto con la asesoría de su tío Luis Fernando y su mamá Enedina, también participan en el cártel otros familiares, principalmente primos, de quienes poco se conoce aún y los informes de inteligencia aún no tienen siquiera fotografías, como no tenían una imagen reciente de El Ingeniero, por eso debieron tardar casi 24 horas en poder identificarlo.

El Cártel de Tijuana, bajo su liderazgo, hizo menos visible sus operaciones, también se mencionan alianzas temporales con otros grupos de narcotraficantes de México y Estados Unidos que le permitió al grupo renovarse y fortalecerse ante los embates del Cártel del Pacífico que continuaban aunque con menos intensidad. 

Aunque existía violencia en toda su zona de influencia, los informes de la Policía Federal lo describen como una organización que optó por las operaciones de lavado de dinero y trasladó a Estados Unidos el mercado de marihuana y drogas sintéticas, lo que disminuyó la presión en la plaza.

Ahora que fue detenido, el cártel nuevamente buscaría entre la familia a su dirigencia, para continuar con un negocio que hasta ahora sigue siendo fundamentalmente familiar y en el que tiene como aliados cercanos a personas que prácticamente forman parte de la familia. 

(TOMADO DE EJE CENTRAL/ MARÍA IDALIA GÓMEZ/  | 24/06/2014 ,8:12 pm)


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