A mi abuelo Juan José, michoacano como yo
MÉXICO,
D.F. (apro).- La cita es del congresista Hiram Johnson, data de 1917 y
ha devenido lugar común: “La primera víctima de la guerra es la verdad”.
Si
lo que se vive en Michoacán es una guerra –y todo indica que así es–,
significa entonces que existe un problema más del cual cuidarnos: la
desinformación.
Este flagelo ha sido particularmente notorio los
últimos días. De abajo de las piedras han surgido “michoacanólogos” de
pacotilla que no han hecho más que agregar falsedades y angustia a una
batalla de suyo difícil e ininteligible.
Para intentar aclarar un
poco la nebulosa situación, he enumerado algunas de las certezas que hay
respecto del conflicto y algunas de las dudas más apremiantes, a mi
juicio.
Lo que sí se sabe
1. Michoacán está atascado
de narco. Todos los cárteles campean en él, desde Morelia a Lázaro
Cárdenas y de Zitácuaro a La Piedad. Esto significa que el problema
michoacano es del tamaño de un estado, no del de Apatzingán.
2. Las autodefensas de Tierra Caliente las integran al menos 15 mil personas, según se admite desde el gobierno federal.
3. Hablar de autodefensas es hablar de paramilitarismo. Decirle a las cosas por su nombre no hace mejor ni peor al movimiento.
4.
Las guardias comunitarias tienen presencia en al menos 11 municipios.
Pero “tener presencia” no significa que los controlen: No deciden sus
presupuestos, los planes de desarrollo, ni las amistades de los
alcaldes, por ejemplo.
5. De hecho, ese es el problema en
Michoacán: nadie lo controla. Ni el gobierno federal, ni el estatal, ni
las autodefensas. El que está más cerca parece ser el narco.
6. En
Tierra Caliente hay dinero, mucho. No sólo por el narcotráfico, sino
también por la agricultura y comercio de la zona. Y las guardias están
lideradas por gente de clase media, con vínculos familiares en Estados
Unidos y empresariales con personas de esa y otras zonas. Eso explica,
al menos en parte, los recursos con los que cuentan.
7. Hasta
donde se sabe, todos los integrantes de las autodefensas son habitantes
de las zonas afectadas, no mercenarios, como ha podido corroborar todo
periodista que se haya adentrado en la zona. No hay ninguna prueba en
sentido contrario.
8. El descontento popular en la Tierra Caliente
michoacana es añejo y totalmente justificado. Lo causa el narcotráfico
pero, sobre todo, la indolencia y estupidez gubernamentales. Es enorme y
aún está en la fase de crecimiento, como Proceso y otros medios han documentado.
9.
Michoacán siempre ha sido un hervidero social. No es descabellado
suponer que muchas otras inconformidades (magisterial, normalista, la de
transportistas, la de gente que repudia las reformas energética y
educativa…) quieran sumarse a la ola provocada por las autodefensas. De
lograrlo, sacarían de madre al conflicto. Esa es una preocupación
central en Los Pinos.
10. Durante el sexenio pasado y el actual,
los habitantes de Tierra Caliente informaron a las autoridades de la
ubicación de diversos capos, como se ha documentado en medios
nacionales. Pero los mafiosos no fueron aprehendidos. Tampoco se ha
resuelto más de 95% de los 990 asesinatos perpetrados en Michoacán en
2013. Ni hablar de los de 2012, 2011, 2010, 2009, 2008, 2007, 2006 y
antes. La impunidad es la gasolina del conflicto.
11.No se han
resuelto las denuncias hechas por las autodefensas respecto de
narcofuncionarios (actuales, pasados y sus familiares) enquistados en
gobiernos municipales. Responder las exigencias legítimas de las
guardias comunitarias es toral para solucionar el problema.
12.
Las redes y los integrantes de La Familia Michoacana siguen vivos y
funcionando, según constatan los habitantes de la Tierra Caliente. Poco
importa si su cúpula se enfrentó y segmentó, si uno de los grupos
resultantes cambió de nombre o si se han concentrado en otras entidades.
Siguen ahí, y negarlo sólo agrava la situación.
13. En el
currículum del flamante comisionado federal Alfredo Castillo no hay
ningún renglón que sugiera que el funcionario tiene a) conocimiento del
conflicto michoacano, b) capacidad real de solucionarlo. Castillo es
especialista en atemperar los daños que sufra la imagen peñista, más
bien (Proceso 1942). Ergo: hay que tomar con cautela cualquier cosa que diga saber.
14.
Los gobiernos federal y estatal están enfrentados. Enrique Peña Nieto y
Miguel Ángel Osorio Chong apoyan a las autodefensas. El titular de
Gobernación les ofreció trabajar unidos y Peña convertirlos en policías.
La administración de Fausto Vallejo no las tolera. Este enfrentamiento
aún no está solucionado y depara varios capítulos.
Lo que no queda claro
1.
No se sabe si las autodefensas alcanzan los 45 mil integrantes, como
asegura el vicario de la catedral de Apatzingán, Gregorio López.
2.
Sigue sin investigarse el papel de los exgobernadores Lázaro Cárdenas
Batel y Leonel Godoy, además del de sus colaboradores, en el
empoderamiento del narco en el estado. Huelga recordar que no se ha
solucionado la masacre a granadazos perpetrada la noche del Grito de
2008 en el centro histórico de Morelia.
3. Aún no se esclarece el
papel del megaendeudamiento promovido por Leonel Godoy durante su
gobierno. “Seguir el dinero” siempre es buena idea; resulta ingenuo
suponer que esa infinita cantidad de recursos sea ajena al enorme motor
económico que es el narcotráfico.
4. No queda claro cuál es la
presencia en el conflicto michoacano del vecino Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG), aliado del Cártel de Sinaloa y enfrentado con Los
Templarios. Es importante mencionar que el CJNG se coaligó en Guerrero
con las bandas locales que repudian… a Los Templarios. Es irreal suponer
que esa mafia está cruzada de manos mientras las autodefensas y los
templarios combaten. En términos llanos: El Chapo Guzmán debe
estar metido en Michoacán, pero no se sabe cómo ni si está moviendo los
hilos de las autodefensas (como acusan Los Templarios).
5. El
origen de las armas de las guardias comunitarias sigue siendo oscuro. De
hecho, es de los aspectos más opacos del problema. Las autodefensas
argumentan que se trata de a) instrumentos de caza, b) regalos de
empresarios migrantes indignados, c) fusiles de asalto que han
arrebatado a templarios que han matado. Pero no han muerto más de 100
templarios desde que surgieron las autodefensas y casi no se ven
escopetas de caza. Comprar 10 mil cuernos de chivo, pongamos por caso,
costaría al menos 50 millones de pesos.
6. Eso lleva a dos grandes
misterios: a) los vínculos de las guardias con los empresarios
michoacanos exiliados en Estados Unidos, que presuntamente están pagando
las armas, y b) el tipo de relación que mantienen con la administración
de Peña Nieto. Todo gobierno querría un grupo que le hiciera el trabajo
sucio. Este es un riesgo real: que el Ejecutivo infiltre o fortalezca a
las guardias comunitarias para golpear al narco de un modo más
contundente y sin responsabilidad directa. Ya ha pasado en Colombia y
España. No es una acusación, es una probabilidad que hay que atajar
institucionalmente.
7. No hay claridad en el perfil de José Manuel
Mireles, vocero de las autodefensas recientemente accidentado. En dos
ocasiones (una hace seis meses y otra hace dos semanas) se ha filtrado
el presunto expediente penal de José Manuel Mireles. Ni siquiera se sabe
si es verdadero.
8. El exgobernador interino de Michoacán Jesús
Reyna no ha aclarado una acusación concreta que pesa sobre él: acudir al
funeral del padre de Nazario Moreno El Chayo, otrora jefe de La Familia Michoacana. No ha difundido qué hizo el día en el se realizó el sepelio.
9. De hecho, sigue sin saberse si Nazario Moreno está vivo o muerto. No hay pruebas concluyentes en ningún sentido.
Twitter: @JCOrtegaPrado
/ 24 de enero de 2014)
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