Mérida, Yuc.- A continuación presento un interesante relato enviado por un lector que prefiere guardar el anonimato:
“Creo que una de las experiencias más aterradoras que tuve, cuando laboré como chofer en una empresa refresquera, fue una noche en que mi compañero y yo viajábamos sobre la carretera a Tekax, precisamente, rumbo a ese municipio. Eran aproximadamente las dos de la madrugada, yo iba manejando y mi compañero dormía en el asiento del pasajero.
“Cansado por el viaje, venía 'cabeceando’ hasta que, de pronto, vi a una mujer parada a la orilla de la carretera, con el rostro prácticamente cubierto con lo que parecía ser un rebozo y un niño en sus brazos, envuelto con algo semejante. Estaban pidiendo parada, pero como yo iba demasiado rápido no pude frenar a tiempo y cuando finalmente lo logré, estaba a varios metros de la mujer y su bebé.
“Me sentí preocupado porque aún estábamos lejos del próximo poblado y me pareció peligroso que una mujer estuviera sola a esas horas de la madrugada en una carretera. Entonces, volteé hacia mi compañero y le dije: 'Oye, tú, ahorita vengo. Voy a buscar a esa mujer que estaba más atrás para que le demos el aventón’.
“Recuerdo que me dijo que él no había visto a nadie y yo le contesté: 'Pues, cómo vas a ver a alguien si estabas dormido’. El caso fue que, cuando me acerqué a donde estaba la mujer y su hijo no vi a nadie, caminé un poco más y nada. Me extrañó porque sabía que no era posible que algún otro vehículo le hubiera dado parada, porque ninguno había pasado por allá, ni de ida ni de vuelta. En fin, como no la vi, regresé a donde mi compañero, quien por cierto ya estaba bien despierto.
“Al verme llegar me dijo que él iba a manejar, ya que era evidente que yo estaba tan cansado que hasta visiones estaba viendo.
Reaparece la 'señora'
“Habíamos avanzado como unos tres kilómetros cuando de nuevo vi a la misma mujer con su bebé en brazos. Digo que era la misma porque la vestimenta que llevaba era idéntica a la de la señora que vi más atrás, la única diferencia fue que mi compañero también la vio y esta vez sí pudimos frenar a tiempo para darle el aventón. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, hasta se me eriza la piel cuando hablo de ello.
“Lo que nos pasó, después de bajar del camión, fue horrible: mi compañero y yo nos descendimos al mismo tiempo para ayudar a la mujer con sus cosas, pero, increíblemente, cuando llegamos al sitio donde estaba, ya no la encontramos, era como si hubiera desaparecido. A pesar del miedo que en ese momento se apoderó de nosotros, buscamos en el monte, pero no la encontramos. Asustados, nos subimos al camión sin poder creer lo que nos acababa de pasar.
“Ibamos por el camino comentando lo sucedido, tratando de buscarle una explicación lógica a todo lo que nos acababa de suceder, cuando volvimos a ver a la extraña mujer, pero como estábamos muy asustados decidimos que no volveríamos a parar. Sin embargo, volvímos a verla una y otra vez hasta que finalmente me dijo mi compañero: 'Vamos a parar, pero justo delante de ella y no le vamos a quitar la mirada de encima’.
“Paramos justo delante de ella, no alcanzábamos a ver su rostro porque lo tenía cubierto y miraba todo el tiempo hacia abajo. Increíblemente, en esta ocasión no desapareció. Cuando ya estábamos frente a ella le pregunté a dónde quería ir y siempre mirando hacia abajo contestó que a Tekax. Yo le dije: 'Pues súbase para allá vamos’.
“Abordó la mujer al camión, pero, extrañamente, cuando tratamos de encenderlo, ya no se pudo. Le dijimos a la mujer que no se preocupara, y bajamos a ver qué sucedía. Cuando volvimos a subir nos dimos cuenta que la mujer ya no estaba, pero sí el bebe, el cual comenzó a llorar en cuanto abrimos la puerta del vehículo.
“Estábamos muy confundidos y no sabíamos qué hacer; mientras lo pensábamos decidí tomar al bebé en mis brazos, pero cuando le retiré el rebozo que le cubría la cara, me quedé helado de miedo, pues vi una cosa espantosa que se reía a carcajadas. Por supuesto, no se parecía en nada a un bebé, era la cara de un niño, pero malo, como si fuera un demonio. Cuando vi semejante cosa lo solté y antes de que cayera al piso, desapareció.
“Después de eso, mi compañero y yo subimos al camión y no paramos hasta llegar a Tekax. Curiosamente, no volvimos ver a la mujer. Le he contado la historia a varias personas, pero hasta ahora nadie me ha creído, todos me dicen que probablemente fue producto del cansancio y que tal vez mi compañero se sugestionó y vivió la experiencia también. Lo único que opino al respecto es que a mí me pareció demasiado real para ser una simple alucinación o un sueño. En lo personal prefiero pensar que eso jamás sucedió, porque fue demasiado horrible...”
“Creo que una de las experiencias más aterradoras que tuve, cuando laboré como chofer en una empresa refresquera, fue una noche en que mi compañero y yo viajábamos sobre la carretera a Tekax, precisamente, rumbo a ese municipio. Eran aproximadamente las dos de la madrugada, yo iba manejando y mi compañero dormía en el asiento del pasajero.
“Cansado por el viaje, venía 'cabeceando’ hasta que, de pronto, vi a una mujer parada a la orilla de la carretera, con el rostro prácticamente cubierto con lo que parecía ser un rebozo y un niño en sus brazos, envuelto con algo semejante. Estaban pidiendo parada, pero como yo iba demasiado rápido no pude frenar a tiempo y cuando finalmente lo logré, estaba a varios metros de la mujer y su bebé.
“Me sentí preocupado porque aún estábamos lejos del próximo poblado y me pareció peligroso que una mujer estuviera sola a esas horas de la madrugada en una carretera. Entonces, volteé hacia mi compañero y le dije: 'Oye, tú, ahorita vengo. Voy a buscar a esa mujer que estaba más atrás para que le demos el aventón’.
“Recuerdo que me dijo que él no había visto a nadie y yo le contesté: 'Pues, cómo vas a ver a alguien si estabas dormido’. El caso fue que, cuando me acerqué a donde estaba la mujer y su hijo no vi a nadie, caminé un poco más y nada. Me extrañó porque sabía que no era posible que algún otro vehículo le hubiera dado parada, porque ninguno había pasado por allá, ni de ida ni de vuelta. En fin, como no la vi, regresé a donde mi compañero, quien por cierto ya estaba bien despierto.
“Al verme llegar me dijo que él iba a manejar, ya que era evidente que yo estaba tan cansado que hasta visiones estaba viendo.
Reaparece la 'señora'
“Habíamos avanzado como unos tres kilómetros cuando de nuevo vi a la misma mujer con su bebé en brazos. Digo que era la misma porque la vestimenta que llevaba era idéntica a la de la señora que vi más atrás, la única diferencia fue que mi compañero también la vio y esta vez sí pudimos frenar a tiempo para darle el aventón. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, hasta se me eriza la piel cuando hablo de ello.
“Lo que nos pasó, después de bajar del camión, fue horrible: mi compañero y yo nos descendimos al mismo tiempo para ayudar a la mujer con sus cosas, pero, increíblemente, cuando llegamos al sitio donde estaba, ya no la encontramos, era como si hubiera desaparecido. A pesar del miedo que en ese momento se apoderó de nosotros, buscamos en el monte, pero no la encontramos. Asustados, nos subimos al camión sin poder creer lo que nos acababa de pasar.
“Ibamos por el camino comentando lo sucedido, tratando de buscarle una explicación lógica a todo lo que nos acababa de suceder, cuando volvimos a ver a la extraña mujer, pero como estábamos muy asustados decidimos que no volveríamos a parar. Sin embargo, volvímos a verla una y otra vez hasta que finalmente me dijo mi compañero: 'Vamos a parar, pero justo delante de ella y no le vamos a quitar la mirada de encima’.
“Paramos justo delante de ella, no alcanzábamos a ver su rostro porque lo tenía cubierto y miraba todo el tiempo hacia abajo. Increíblemente, en esta ocasión no desapareció. Cuando ya estábamos frente a ella le pregunté a dónde quería ir y siempre mirando hacia abajo contestó que a Tekax. Yo le dije: 'Pues súbase para allá vamos’.
“Abordó la mujer al camión, pero, extrañamente, cuando tratamos de encenderlo, ya no se pudo. Le dijimos a la mujer que no se preocupara, y bajamos a ver qué sucedía. Cuando volvimos a subir nos dimos cuenta que la mujer ya no estaba, pero sí el bebe, el cual comenzó a llorar en cuanto abrimos la puerta del vehículo.
“Estábamos muy confundidos y no sabíamos qué hacer; mientras lo pensábamos decidí tomar al bebé en mis brazos, pero cuando le retiré el rebozo que le cubría la cara, me quedé helado de miedo, pues vi una cosa espantosa que se reía a carcajadas. Por supuesto, no se parecía en nada a un bebé, era la cara de un niño, pero malo, como si fuera un demonio. Cuando vi semejante cosa lo solté y antes de que cayera al piso, desapareció.
“Después de eso, mi compañero y yo subimos al camión y no paramos hasta llegar a Tekax. Curiosamente, no volvimos ver a la mujer. Le he contado la historia a varias personas, pero hasta ahora nadie me ha creído, todos me dicen que probablemente fue producto del cansancio y que tal vez mi compañero se sugestionó y vivió la experiencia también. Lo único que opino al respecto es que a mí me pareció demasiado real para ser una simple alucinación o un sueño. En lo personal prefiero pensar que eso jamás sucedió, porque fue demasiado horrible...”
(ZOCALO / Sipse /20/09/2013 - 04:25 AM)
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