La mayoría de
las calles de la ciudad, con énfasis en la Zona Este, lucen rebosantes de
tierra, hierbas secas, llantas,
plásticos y desperdicios. Las 141 unidades recolectoras de basura se tornan
insuficientes para dar servicio a las cerca de 900 colonias. Latente un
problema de salud pública
Patricia Tamayo Meléndez
Por casi tres años
pregonaron el slogan “Una Ciudad con Orden”, pero la voz de la población indica
lo contrario: “En Tijuana hay un desorden”. La recolección de basura para la
administración de Carlos Bustamante es un tema que, lejos de preocuparle, lo ignora.
Las calles de la
ciudad lucen sucias, inseguras y deplorables, convirtiéndola en un basurero
gigante. Basta recorrer los principales bulevares para darse cuenta que el XX
Ayuntamiento ha dejado a un lado el mantenimiento de la ciudad.
Las quejas son constantes,
los reportes rebosantes; cientos de familias se indignan ante la poca
importancia que el servicio de limpia le ha dado a su colonia.
Prueba de ello es el
Corredor Tijuana-Rosarito, tierra de nadie. La inseguridad y el descuido lo
acechan. Circular de día o de noche se torna un peligro; quienes lo transitan,
lo describen como un tramo riesgoso, desolado y sucio.
Tranquilamente un
vehículo puede circular por el también llamado Bulevar 2000, cometer alguna
infracción y nadie le vigila. Las patrullas municipales y estatales, poco se
ven supervisando la zona. Una que otra unidad se percibe cuando la carretera
colinda con uno de tantos fraccionamientos alejados de la zona urbana.
Llantas a
LLANTAS ABANDONADAS A LO LARGO DEL CORREDOR 2000
El Corredor tiene
una longitud de 40.7 kilómetros. Cuenta con dos carriles, se edificó con
concreto hidráulico, tiene cinco nodos viales y diez puentes; sin embargo, el
abandono de la autoridad municipal es evidente en términos de mantenimiento.
Tramos hechos pedazos, una vía repleta de basura, desechos de
electrodomésticos, hierbas secas, muebles, llantas, animales muertos, restos de
comida y desperdicios esparcidos por doquier.
Por supuesto, la presencia de personal de limpia del Municipio es nula.
En cuanto al
alumbrado público, de 200 lámparas, más del 50 por ciento no sirve, se
encuentran desvalijadas y oscuras. Ni qué decir de las piletas de agua,
presuntamente instaladas en apoyo al conductor, que en vez del líquido, rebosan
de basura.
Pero así como el Corredor
2000, lucen cientos de colonias en Tijuana. La falta de limpieza es notable, el
descuido en calles y banquetas por parte de las autoridades municipales
convierte a la ciudad en un basurero a cielo abierto, un problema de salud
pública que requiere atención inmediata.
Los roedores
saliendo de entre los escombros, los perros desdeñando las bolsas de basura y
los gusanos desbordándose de entre los desperdicios, es el panorama que se
puede visualizar en cualquier punto de la ciudad que es utilizado como tiradero
clandestino.
Según cifras
oficiales, en Tijuana se producen 2 mil toneladas de basura diarias, de las
cuales solo el 75 por ciento es
recolectado.
El padrón de 141
unidades distribuidas en 658 rutas, se torna insuficiente para dar servicio a
las cerca de 900 colonias que se asientan en Tijuana, el problema recae en que
decenas de fraccionamientos no han sido “entregados” al Ayuntamiento, por lo
que carecen del servicio.
Vecinos de colonias
como Camino Verde, México Lindo, Torres de Hipódromo y El Retorno, viven un
calvario diario, ya que los camiones recolectores de basura no aparecen. El
pretexto: las unidades viejas y obsoletas “no suben las pendientes”.
Las familias que
tienen sus humildes viviendas en la cercanía con el Libramiento Rosas Magallón,
lidian con insectos, malos, olores, pestilencia, entre otros focos de
infección, pues todos los días, decenas de personas bajan “desde las alturas” a
abandonar sus desechos sobre el “Periférico”. Algunos avientan la basura “tras
lomita”, dando un panorama denigrante.
“El servicio de
limpia es un problema, las autoridades hacen lo que Dios quiere, falta un buen
gobernante, un patrón que sepa mandar; porque los empleados hacen lo que
quieren y los que nos chingamos somos nosotros; aunque también la gente es muy
puerca, tira desde restos de comida, hasta escombros, cartón de yeso, muebles,
perros muertos”, expresó Don Benjamín.
Fenómeno similar
ocurre al Este de la ciudad. A los habitantes de colonias como Mariano
Matamoros, conocida por el mote “Marrano” Matamoros, Villa Fontana, Riberas del
Bosque, les es más fácil abandonar los desechos sobre las vialidades, bajo los
puentes o en tiraderos clandestinos, que esperar que pase el camión recolector
de basura.
“De que se me
agusane en mi casa a que se agusane en la calle, pues en la calle, ¿no cree?”,
fue la excusa de un ciudadano que escasas veces al mes, ve pasar el servicio
municipal.
Los vecinos relatan
que al no ser contada su colonia en el padrón municipal, tienen que desembolsar aproximadamente 65
pesos al mes para que compañías privadas recojan la basura, “imagínese el
dineral que sacan esas empresas”, dijo un residente.
Otro problema que
acecha a los colonos de cualquier punto de la ciudad, son los pepenadores, que
con tal de juntar envases o artículos reciclables, vacían los botes, desbaratan las bolsas, obtienen el cometido y
abandonan el resto. “El cochinero ¡qué importa!”, expuso indignado un
tijuanense.
Mientras que otra
ciudadana más consciente de la problemática abundó: “Para mí como a muchos, nos
indigna que nuestra ciudad siempre sea reconocida mundialmente como suciedad y
prostitución. El fin de semana, manejando a Rosarito, sobre el Corredor 2000,
me tomé el tiempo de contar cuántas llantas había tiradas en el desde el tramo
de la caseta Tecate hasta llegar a Popotla, me da mucha tristeza decir que de
ambos lados, izquierda y derecha, había un total de 560 llantas ¡solo en este
tramo! Mi esposo y yo estábamos en shock de cuánta gente decide que por más
fácil dejar su basura y sus muebles viejos en medio de la nada ¿para qué?”.
Una ambientalista
consultada por ZETA señaló que una llanta en abandono puede desatar varios
problemas, desde acumular agua en su interior, estancándose y causando un foco
de infección, así como el “tapón” en un arroyo o cauce.
Esteban Davis Cota,
director de Auditoría Ambiental de la Secretaría de Protección al Ambiente,
asegura que a pesar de que en el estado hay centros de acopio para depositar
los neumáticos al término de su vida útil, aún hay llanteras irregulares que arrojan las ruedas
a la intemperie.
“La dirección está
facultada para invitar y obligar a las empresas a que todos esos residuos
neumáticos sean dispuestos en los centros de acopio autorizados, localizados en
Mexicali en la Carretera Mexicali San Felipe Kilómetro 21.5, Delegación Cerro
Prieto; y en Tijuana, en el Corredor 2000, Kilómetro 20. De no cumplirlo, hay
sanciones que pueden ir desde una amonestación, hasta el pago de una multa de
200 salarios mínimos, hasta 200 mil”, advirtió el funcionario.
ENTRE MÁS GENTE, MÁS BASURA
Para Margarita Díaz,
directora de Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental, organismo que dos
veces al año realiza jornadas de limpieza en playas y cañones de la ciudad, el
problema radica en la generación de basura per cápita, “entre más gente y
colonias, más basura”.
“Los fraccionadores
construyen y construyen viviendas y no registran, no entregan la colonia al
Municipio, y si no se entrega, pues no está en el mapa del Ayuntamiento; por
consiguiente, no hay servicio de limpieza”, aseveró.
Hace algunos años,
el organismo que dirige realizó una encuesta, que como resultado arrojó que
cada persona desecha de siete a nueve botellas de plástico por semana: “Hay un
consumo excesivo de productos desechables, que nos está ahogando”.
Díaz afirmó que en
los primeros diez años de la campaña de limpieza, solo se incluía la playa,
pero ahora va “tierra adentro” y ya no solo abarcan Tijuana, sino que abarcan
Rosarito y Tecate.
En la última
jornada, realizada en marzo, recogieron 25 toneladas de basura en una sola
mañana, en tan solo seis puntos. En promedio, cada participante levantó 25
kilos de desechos en cañones y arroyos.
El Cañón de Los
Alacranes, ubicado en colonia Los Laureles, es un modelo de cualquier otro, al
igual que el Arroyo Alamar. “Lo que detectamos fue que en la cañada que está
frente a la planta de tratamiento de la CESPT, muy cerca del Monte de Los
Olivos, el Municipio lo está utilizando como tiro de escombro. Eso es
gravísimo, porque cuando llueva, no nos queremos imaginar. La verdad
desconocemos si eso está permitido, o se está llevando a cabo
clandestinamente”, explicó la entrevistada.
El trabajo de Proyecto
Fronterizo de Educación Ambiental se torna difícil cuando el ciudadano entra en
una etapa en que ve que la obligación es solo de las autoridades: “Nuestro
slogan señala, ‘Concientización a través de la Acción’, queremos concientizar a
la gente que debemos ser responsables, no es responsabilidad de la autoridad,
no es del sector privado, ni de la comunidad. Soy responsable de lo que compro,
produzco y de lo que tengo que recoger. Si a mí no me importa generar y tirar
un cochinero, y al otro no le importa fabricar ni recoger, tenemos una ciudad
sucia”.
La ambientalista
invitó a la ciudadanía a participar en su próxima jornada de limpieza, a
realizarse el sábado 21 de septiembre en 14 puntos de la ciudad.
Mientras que Ranier
Falcón, quien forma parte del programa
“Salvemos la Playa”, mencionó que en cada campaña se incita a la ciudadanía a
cuidar y limpiar su entorno. “Si hiciéramos eso, estaríamos del otro lado”,
resaltó.
El poco interés que
el Ayuntamiento de Tijuana ha demostrado, incita a que la sociedad tome
indiferencia ante la problemática, convirtiendo a la ciudad en un basurero
clandestino, al servicio de todos.
(SEMANARIO
ZETA/ Patricia Tamayo Meléndez /septiembre 16, 2013 12:00 PM)
Tijuana, basurero a cielo abierto
Posted
septiembre 16, 2013 12:00 PM by Patricia Tamayo Meléndez
La mayoría de las calles de la ciudad, con énfasis
en la Zona Este, lucen rebosantes de tierra, hierbas secas, llantas,
plásticos y desperdicios. Las 141 unidades recolectoras de basura se
tornan insuficientes para dar servicio a las cerca de 900 colonias.
Latente un problema de salud pública
Las calles de la ciudad lucen sucias, inseguras y deplorables, convirtiéndola en un basurero gigante. Basta recorrer los principales bulevares para darse cuenta que el XX Ayuntamiento ha dejado a un lado el mantenimiento de la ciudad.
Las quejas son constantes, los reportes rebosantes; cientos de familias se indignan ante la poca importancia que el servicio de limpia le ha dado a su colonia.
Prueba de ello es el Corredor Tijuana-Rosarito, tierra de nadie. La inseguridad y el descuido lo acechan. Circular de día o de noche se torna un peligro; quienes lo transitan, lo describen como un tramo riesgoso, desolado y sucio.
Tranquilamente un vehículo puede circular por el también llamado Bulevar 2000, cometer alguna infracción y nadie le vigila. Las patrullas municipales y estatales, poco se ven supervisando la zona. Una que otra unidad se percibe cuando la carretera colinda con uno de tantos fraccionamientos alejados de la zona urbana.
El Corredor tiene una longitud de 40.7 kilómetros. Cuenta con dos carriles, se edificó con concreto hidráulico, tiene cinco nodos viales y diez puentes; sin embargo, el abandono de la autoridad municipal es evidente en términos de mantenimiento. Tramos hechos pedazos, una vía repleta de basura, desechos de electrodomésticos, hierbas secas, muebles, llantas, animales muertos, restos de comida y desperdicios esparcidos por doquier. Por supuesto, la presencia de personal de limpia del Municipio es nula.
En cuanto al alumbrado público, de 200 lámparas, más del 50 por ciento no sirve, se encuentran desvalijadas y oscuras. Ni qué decir de las piletas de agua, presuntamente instaladas en apoyo al conductor, que en vez del líquido, rebosan de basura.
Pero así como el Corredor 2000, lucen cientos de colonias en Tijuana. La falta de limpieza es notable, el descuido en calles y banquetas por parte de las autoridades municipales convierte a la ciudad en un basurero a cielo abierto, un problema de salud pública que requiere atención inmediata.
Los roedores saliendo de entre los escombros, los perros desdeñando las bolsas de basura y los gusanos desbordándose de entre los desperdicios, es el panorama que se puede visualizar en cualquier punto de la ciudad que es utilizado como tiradero clandestino.
Según cifras oficiales, en Tijuana se producen 2 mil toneladas de basura diarias, de las cuales solo el 75 por ciento es recolectado.
El padrón de 141 unidades distribuidas en 658 rutas, se torna insuficiente para dar servicio a las cerca de 900 colonias que se asientan en Tijuana, el problema recae en que decenas de fraccionamientos no han sido “entregados” al Ayuntamiento, por lo que carecen del servicio.
Vecinos de colonias como Camino Verde, México Lindo, Torres de Hipódromo y El Retorno, viven un calvario diario, ya que los camiones recolectores de basura no aparecen. El pretexto: las unidades viejas y obsoletas “no suben las pendientes”.
Las familias que tienen sus humildes viviendas en la cercanía con el Libramiento Rosas Magallón, lidian con insectos, malos, olores, pestilencia, entre otros focos de infección, pues todos los días, decenas de personas bajan “desde las alturas” a abandonar sus desechos sobre el “Periférico”. Algunos avientan la basura “tras lomita”, dando un panorama denigrante.
“El servicio de limpia es un problema, las autoridades hacen lo que Dios quiere, falta un buen gobernante, un patrón que sepa mandar; porque los empleados hacen lo que quieren y los que nos chingamos somos nosotros; aunque también la gente es muy puerca, tira desde restos de comida, hasta escombros, cartón de yeso, muebles, perros muertos”, expresó Don Benjamín.
Fenómeno similar ocurre al Este de la ciudad. A los habitantes de colonias como Mariano Matamoros, conocida por el mote “Marrano” Matamoros, Villa Fontana, Riberas del Bosque, les es más fácil abandonar los desechos sobre las vialidades, bajo los puentes o en tiraderos clandestinos, que esperar que pase el camión recolector de basura.
“De que se me agusane en mi casa a que se agusane en la calle, pues en la calle, ¿no cree?”, fue la excusa de un ciudadano que escasas veces al mes, ve pasar el servicio municipal.
Los vecinos relatan que al no ser contada su colonia en el padrón municipal, tienen que desembolsar aproximadamente 65 pesos al mes para que compañías privadas recojan la basura, “imagínese el dineral que sacan esas empresas”, dijo un residente.
Otro problema que acecha a los colonos de cualquier punto de la ciudad, son los pepenadores, que con tal de juntar envases o artículos reciclables, vacían los botes, desbaratan las bolsas, obtienen el cometido y abandonan el resto. “El cochinero ¡qué importa!”, expuso indignado un tijuanense.
Mientras que otra ciudadana más consciente de la problemática abundó: “Para mí como a muchos, nos indigna que nuestra ciudad siempre sea reconocida mundialmente como suciedad y prostitución. El fin de semana, manejando a Rosarito, sobre el Corredor 2000, me tomé el tiempo de contar cuántas llantas había tiradas en el desde el tramo de la caseta Tecate hasta llegar a Popotla, me da mucha tristeza decir que de ambos lados, izquierda y derecha, había un total de 560 llantas ¡solo en este tramo! Mi esposo y yo estábamos en shock de cuánta gente decide que por más fácil dejar su basura y sus muebles viejos en medio de la nada ¿para qué?”.
Una ambientalista consultada por ZETA señaló que una llanta en abandono puede desatar varios problemas, desde acumular agua en su interior, estancándose y causando un foco de infección, así como el “tapón” en un arroyo o cauce.
Esteban Davis Cota, director de Auditoria Ambiental de la Secretaría de Protección al Ambiente, asegura que a pesar de que en el estado hay centros de acopio para depositar los neumáticos al término de su vida útil, aún hay llanteras irregulares que arrojan las ruedas a la intemperie.
“La dirección está facultada para invitar y obligar a las empresas a que todos esos residuos neumáticos sean dispuestos en los centros de acopio autorizados, localizados en Mexicali en la Carretera Mexicali San Felipe Kilómetro 21.5, Delegación Cerro Prieto; y en Tijuana, en el Corredor 2000, Kilómetro 20. De no cumplirlo, hay sanciones que pueden ir desde una amonestación, hasta el pago de una multa de 200 salarios mínimos, hasta 200 mil”, advirtió el funcionario.
Entre más gente, más basura
Para Margarita Díaz, directora de Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental, organismo que dos veces al año realiza jornadas de limpieza en playas y cañones de la ciudad, el problema radica en la generación de basura per cápita, “entre más gente y colonias, más basura”.“Los fraccionadores construyen y construyen viviendas y no registran, no entregan la colonia al Municipio, y si no se entrega, pues no está en el mapa del Ayuntamiento; por consiguiente, no hay servicio de limpieza”, aseveró.
Hace algunos años, el organismo que dirige realizó una encuesta, que como resultado arrojó que cada persona desecha de siete a nueve botellas de plástico por semana: “Hay un consumo excesivo de productos desechables, que nos está ahogando”.
Díaz afirmó que en los primeros diez años de la campaña de limpieza, solo se incluía la playa, pero ahora va “tierra adentro” y ya no solo abarcan Tijuana, sino que abarcan Rosarito y Tecate.
En la última jornada, realizada en marzo, recogieron 25 toneladas de basura en una sola mañana, en tan solo seis puntos. En promedio, cada participante levantó 25 kilos de desechos en cañones y arroyos.
El Cañón de Los Alacranes, ubicado en colonia Los Laureles, es un modelo de cualquier otro, al igual que el Arroyo Alamar. “Lo que detectamos fue que en la cañada que está frente a la planta de tratamiento de la CESPT, muy cerca del Monte de Los Olivos, el Municipio lo está utilizando como tiro de escombro. Eso es gravísimo, porque cuando llueva, no nos queremos imaginar. La verdad desconocemos si eso está permitido, o se está llevando a cabo clandestinamente”, explicó la entrevistada.
El trabajo de Proyecto Fronterizo de Educación Ambiental se torna difícil cuando el ciudadano entra en una etapa en que ve que la obligación es solo de las autoridades: “Nuestro slogan señala, ‘Concientización a través de la Acción’, queremos concientizar a la gente que debemos ser responsables, no es responsabilidad de la autoridad, no es del sector privado, ni de la comunidad. Soy responsable de lo que compro, produzco y de lo que tengo que recoger. Si a mí no me importa generar y tirar un cochinero, y al otro no le importa fabricar ni recoger, tenemos una ciudad sucia”.
La ambientalista invitó a la ciudadanía a participar en su próxima jornada de limpieza, a realizarse el sábado 21 de septiembre en 14 puntos de la ciudad.
Mientras que Ranier Falcón, quien forma parte del programa “Salvemos la Playa”, mencionó que en cada campaña se incita a la ciudadanía a cuidar y limpiar su entorno. “Si hiciéramos eso, estaríamos del otro lado”, resaltó.
El poco interés que el Ayuntamiento de Tijuana ha demostrado, incita a que la sociedad tome indiferencia ante la problemática, convirtiendo a la ciudad en un basurero clandestino, al servicio de todos.
Asi es todo comienza por nosotros mismos....
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