Aquella mañana de
octubre, las palabras del profesor Burciaga llamando a apoyar el movimiento
estudiantil se quedaron grabadas en la mente de sus alumnos.
El maestro, quien
impartía la clase de Historia y era un apasionado de la mitología griega, alzó
la voz y dijo categóricamente: “A nuestros compañeros se les apoya con acción,
no con la palabra”.
A partir de ahí
comenzó la huelga en la Secundaria Estatal 2, ubicada en la calle Plan de Ayala
y W de la colonia Melchor Ocampo.
Era el año de 1968.
La matanza y represión en contra de estudiantes en Tlatelolco, el 2 de octubre
en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, lejos de inhibir las
manifestaciones, las incrementaron en todo el país, incluyendo el estado de
Chihuahua, donde aún se vivían las repercusiones del ataque al cuartel de
Madera.
Desde la masacre en
la capital, aumentaron las manifestaciones y se multiplicaron los grupos
guerrilleros con ideología socialista, pero también las acciones del Gobierno.
La “Guerra Sucia”, fue una de ellas. Tiempos de desapariciones forzadas y
ejecuciones extrajudiciales.
En apoyo a los
estudiantes la de Ciudad de México, a finales de ese mes, en Ciudad Juárez
estudiantes de las secundarias Federal 1 y estatales 2 y 3, las prepas del
Parque, Chamizal y Altavista, y las nocturnas para trabajadores, se unieron e
incluyeron demandas propias como la destitución de varios profesores y la
solicitud de mejores edificios.
Los estudiantes
conformarían el Comité de Lucha Estudiantil (CLE), que incluía a alumnos del
Tecnológico. Conforme fue reprimido por la Policía, el Comité fue haciéndose
más fuerte hasta convertirse en el Consejo Local de Lucha Estudiantil (CLLE).
Esa organización
incluiría demandas sociales y plantearía acciones más radicales; incluso sus
dirigentes y algunos miembros formarían parte de la guerrilla orquestada por la
Liga Comunista 23 de Septiembre.
Alberto Domínguez
Rodríguez fue uno de esos estudiantes de la Secundaria Nocturna para
Trabajadores, en huelga, que se integraró a un comando del grupo guerrillero,
dentro de la brigada Lacandones del estado de Guerrero.
Incluso fue testigo de
la desaparición forzada de su compañero de lucha, Jacobo Gámiz, el hermano
menor del profesor Arturo Gámiz, quien lideró el ataque al cuartel de Madera en
el 23 de septiembre de 1965, del que surgió el nombre del grupo armado.
Alberto vive en el
poniente. Afirma que al movimiento estudiantil “no le quedó otra que
radicalizarse y tomar las armas”.
“Había represión y
en otros lugares estaba peor, en Guadalajara, Oaxaca, Veracruz, Guerrero,
cualquier grupo, fuera campesino, popular o magisterial, era reprimido”,
refiere el ex guerrillero, quien se formó bajo la ideología socialista.
CONTRA EL PRESIDENTE
La matanza de
Tlatelolco, en víspera de las Olimpiadas de 1968, se dio cuando el Ejército y
el grupo paramilitar “Batallón Olimpia”, dispararon contra cientos de
estudiantes en la Plaza de las 3 Culturas en Tlatelolco. Nunca se supo a
ciencia cierta cuántos manifestantes murieron. El gobierno del entonces
presidente Gustavo Díaz Ordaz (1970-1976) y el de su sucesor Luis Echeverría
Álvarez, en ese entonces secretario de Gobernación, hablaban de unos cuantos.
Sobrevivientes y testigos aseguran que fueron cientos. Al mitin de ese día se
estima que acudieron unas 10 mil personas.
Previamente, el 22
de julio de ese año, la Policía disolvió una riña entre estudiantes de las
vocacionales 2 y 5, así como de la preparatoria Isaac Ochoterena, dentro de las
instalaciones escolares. En repudio, varias instituciones académicas entraron
en paro de labores.
Los estudiantes
también organizaron marchas de protesta que fueron disueltas violentamente y en
una de sus intervenciones el Ejército destruyó la puerta labrada en el siglo
XVII de la Preparatoria 1 con un tiro de bazuca.
El 18 de septiembre,
los militares invadieron Ciudad Universitaria y se retiraron el 1 de octubre.
El repudio estudiantil estaba generalizado y virtualmente fuera de control,
hasta la tarde del 2 de octubre.
En Juárez, en 1968,
cuando Domínguez Rodríguez se encontraba inscrito en la secundaria nocturna, de
la calle Fernando Montes de Oca, estalló la huelga.
“La manifestación era en apoyo al
movimiento estudiantil del 68, pedíamos liberación de presos políticos y
justicia, la disolución de varios delitos, de
asociación delictuosa, había varias demandas. La huelga aquí fue a finales de
octubre”, recuerda.
Los estudiantes de
secundarias y preparatorias se manifestaron también en la Plaza de Armas de la
ciudad y aunque, el movimiento va disminuyendo, en abril de 1970 le demuestran
su repudio al entonces candidato a la presidencia de la República, Luis
Echeverría Álvarez, quien visitaría Juárez como parte de su campaña electoral.
“Una noche antes se
boicoteó toda la propaganda y pintas que había en la ciudad, se conformó un
frente junto con el Consejo, de varios activistas sociales, como la Alianza
Cívica de Juarenses, e incluso un sector del PAN y el Partido Comunista. Se
organizaron varias brigadas y con botellas de aceite quemado se manchó toda la
propaganda”, recuerda Domínguez.
El mitin de
Echeverría era en las avenidas Juárez y 16 de Septiembre, en las inmediaciones
de la Aduana Fronteriza.
Antes de su
desarrollo, los estudiantes repartieron clandestinamente pósteres mandados a
hacer en El Paso porque en Juárez nadie se los imprimiría, con la figura del
candidato portando una banda presidencial y en ella con un granadero
reprimiendo a un estudiante que está caído.
“Nosotros habíamos
convocado a un mitin en la Plaza de Armas protestando contra el candidato.
Antes de empezar, llegó la chota, todo tipo de policías andaban de civiles y
ahí levantaron a varios compañeros y a varios del Partido Comunista se los
llevaron a la cárcel”, refiere.
Tras las
detenciones, unas 200 personas armaron una nueva manifestación para protestar
frente a la Cárcel de Piedra y rescatar a los arrestados, pero se encuentran
con un muro de policías antimotines y se corre la voz de que el Ejército se
encontraba en el viaducto Díaz Ordaz.
“No nos dejaron
pasar, atrás del viaducto nos dijeron que habían un montón de soldados, por lo
que regresamos a la Plaza protestando y de ahí fuimos al mitin de Echeverría,
mucha gente nos siguió, pero ya se había terminado y estaban desmantelando el
templete y un mural que habían instalado
de fondo”.
El candidato ya se
había retirado, pero la gente indignada empezó a destrozar todo aquello. Con la
madera del templete hicieron fogatas.
“Como a los 5 o 10 minutos llegaron los
bomberos, pero enseguida llegaron, no sé que serían, judiciales, secretos o guardias presidenciales, buscando gente e incluso
empezaron a disparar. Hasta ese momento no habíamos tenido una represión así
aquí, con disparos. Nosotros estábamos organizados por grupos y nos retiramos.
Todavía éramos Consejo local de Lucha”.
CAMINO A LA GUERRILLA
En Chihuahua, donde
el abanderado priista acudiría, ocurre un acto similar al de Juárez, mientras
que en Baja California, también se organizan protestas, pero ahí hay diálogo.
“Ese hecho, a ese
grado de represión nos asustó y a partir de eso, el Consejo Local de Lucha ya
no siguió actuando en público, pasamos al clandestinaje”, dice.
“A los meses ya
estábamos platicando con gente guerrillera, mis dos hermanos ya andaban
involucrados, ellos estaban en el Politécnico (en la ciudad de México), se
habían metido a fondo en el movimiento estudiantil, venían y nos platicaban lo
que hacían y al rato prácticamente nos habían empezado a reclutar a aquel grupo
de compañeros”, explica.
El principal
dirigente del Consejo Local de Lucha Estudiantil, Benjamín Pérez Aragón, se
trasladó con otros jóvenes a la ciudad de México a principios de 1971 para
integrarse al grupo armado
Comando Lacandones,
que formaría parte de la Liga Comunista 23 de Septiembre donde militaban ya otros juarenses, entre
ellos Miguel, hermano de Alberto.
Alberto viajó un año
antes a la ciudad de México y se inscribe en la vocacional 9 al tiempo que
participa activamente en el grupo clandestino.
Sin embargo, fue
detenido y estuvo preso hasta 1974 en la cárcel de Lecumberri.
Cuando me integré a
la Liga Comunista 23 de Septiembre fue cuando salí de la cárcel. Duré unas
semanas en el DF, en la “Brigada Roja” y de ahí me fui a Guerrero a integrarme
a la guerrilla de la Liga. Dentro de la guerrilla llamada Genaro Vázquez,
andaba participando Jacobo Gámiz García, quien estuvo involucrado, junto con su
hermano Arturo, en el asalto del 65 al cuartel de Madera”, narra.
Jacobo en 1965
formaba parte de uno de los grupos que no alcanzó a llegar al asalto al cuartel
debido a que los ríos crecidos por la lluvia les impidieron el paso.
“Yo no sabía quién
era cuando lo conocí, pero dije, este es de Chihuahua. Después anduvimos
completamente con la guerrilla, aunque fracasó en unos dos o tres meses”,
enfatiza.
El hermano menor de
Arturo Gámiz, sería visto por última vez por Alberto en Acapulco, Guerrero,
tras un enfrentamiento con la Policía Judicial del Estado, dependencia que lo
entregaría a la Brigada Blanca del gobierno federal.
El auto donde
viajaban, un Ford, Falcón, fue copado al intentar huir. La unidad de la Policía
queda pegada a la puerta del chofer y le impide salir. Pese a que van armados,
una ametralladora les apunta desde el vehículo oficial y al intentar defenderse
son acribillados.
Alberto logra salir,
pero Jacobo queda inconsciente sobre el volante, pero vivo.
“Yo le había dicho
que la iba hacer de tos, que no me iba a dejar agarrar, pero fue
relampagueante. Yo salgo del auto, antes me incliné y agarré la pistola que
traía. Abrí la puerta y me parapeté, a la vez que voy disparando, me fui
moviendo de lado al tiempo que sentía el aire caliente de los fogonazos, pero
me fui moviendo y todo el vidrio quedó roto hasta que dejaron de disparar”,
dice.
“Después llegué hasta
una esquina y dejaron de disparar. Salí por otro lugar y busqué a otro
compañero para platicarle e ir a la casa donde vivíamos para sacar nuestras
cosas”.
En la tarde, el
periódico publica que había sido capturado Jacobo, a quien le atribuían el
asalto a un banco, donde el botín fue de varios millones y que era uno de los
métodos, junto con los secuestros, para obtener recursos y financiar la compra
de armas y el sostenimiento de sus células.
En la lucha armada
emprendida por los estudiantes, tres hermanos de Alberto caerían.
En la zona donde
coinciden Durango, Sinaloa, Sonora y Chihuahua, la Liga contaba con tres
comandos guerrilleros, uno por los Álamos, Sonora, en el municipio de Quirina,
y otro en Chínipas, donde se encuentran
Gabriel y Plutarco Domínguez.
Ahí, en una ocasión
el Ejército sorprendería a uno de los grupos y Gabriel caería en el
enfrentamiento, después de que le aventaron una granada. Plutarco sería
capturado y desaparecido.
Miguel quien era uno
de los coordinadores de la Liga Comunista, perdería la vida en 1975 al intentar
escapar de la prisión de Lecumberri.
Así, el gobierno
poco a poco va desintegrando las células guerrilleras y sus integrantes que no
son capturados, se van retirando. Otros aceptan la amnistía en los 80, pero
muchos siguen activos hasta la década de los 90.
“En el 79 me
accidenté en Monterrey, cuando andaba trabajando en la coordinación de estas
organizaciones. Como hacían falta recursos, varios compañeros decidimos
meternos a trabajar.
“Yo fui ayudante de
soldador en Monterrey y tuve una caída de cabeza de una estructura de 10
metros. Me fracturé las vertebras cervicales y ya no pude volver caminar”, dice
Alberto.
No obstante, no dejé
de luchar, agrega. “Tenemos un compromiso que tenemos que seguir”,
Por los hechos del 2
de octubre, en noviembre del 2011 el Congreso de la Unión declaró esa fecha
como día de duelo nacional y la propone para ser inscrita en el muro de honor
de la Cámara de Diputados, en memoria de los caídos.
También se creó la
Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado
(FEMOSPP), que incluye el movimiento del 68 en su informe de febrero de 2006.
Con respecto a dicho
periodo, inicia un proceso por genocidio en contra del ex presidente Luis
Echeverría Álvarez y, aunque logró obtener que un juez ordene el arresto
domiciliario, finalmente el ex mandatario es exonerado.
(Fuentes:
http://docentes2.uacj.mx/rquinter/cronicas/mov.htm:
Héctor Pedraza Reyes, Apuntes sobre el Movimiento Armado Socialista en México
(1971-1974)
(El Diario / Juan
de Dios Olivas / 2013-09-28 | 23:44)
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