domingo, 29 de septiembre de 2013

ENTRE MUERTOS Y LESIONADOS LA UNIVERSIDAD DE SONORA



¿Negligencia Criminal o incapacidad gubernamental?

Francisco J. Covarrubias B.    
No existe lugar a promesas vacías. Ante hechos de muerte que enlutan a estudiantes y profesores atropellados en calles y avenidas que delimitan la Universidad de Sonora, la sociedad exige respuestas inmediatas, inteligentes y concretas,  a funcionarios municipales con compromiso y obligación de romper la cadena de simulaciones protagonizada por anteriores ediles y regidores, quienes irresponsables, negligentes y omisos no hicieron lo que estuvo a su alcance  para evitar que el  derramamiento de sangre adquiriera cartilla cotidiana. Especie de tributo  y sacrificio “humano” a pagar, cíclicamente, por alguno de los  30 mil universitarios, hoy  en alto riesgo.

Por el lado que se le vea, por cualquiera de sus cuatro costados, incluyendo sus  diez puntos de acceso, todo el perímetro de la Máxima Casa de Estudios  se tornó peligroso, producto de una multiplicidad de factores, no solamente asociados a déficit de infraestructura, sino sobre todo a la  falta de visión de políticos improvisados, la carencia de una agenda de gobierno destinada a convertir a Hermosillo en una ciudad moderna, competitiva y sustentable,  así como la prácticamente inexistente  planificación, el crecimiento desordenado de la ciudad y la débil voluntad de sucesivas administraciones  (atadas más a inercias burocráticas y consignas partidistas que a su vocación de servicio).

En este punto es importante preguntarse ¿A quién le atañe mayor responsabilidad? Al respecto, estudiantes, docentes y empleados, encuestados en fechas recientes, responden que en un 50 % optimizar los accesos, salidas y opciones de tránsito que ofrezcan mayor seguridad a la población del Alma Mater, recae en la investidura del Rector; en segundo lugar en autoridades municipales y en tercer lugar en el Gobierno del Estado. Otro 50 % afirma que ningún proyecto por excelente que sea prospera si éste afecta a las arterias viales que circundan la Casa Máxima de Estudios. Lo cierto es que toda innovación que se pretenda tiene que presentarse a modo de solicitud escrita al Ayuntamiento, quien es la instancia que decide autorizar o no las mejoras viales correspondientes.

En lo que representa otra amenaza y desafío que se suma al peligro de avenidas transformadas en ejes viales citadinos, la problemática vial interna de la Unison  es por sí misma una bola de nieve   que desborda por momentos a la administración universitaria:  En las mismas instalaciones educativas se cuenta tan sólo con 4 mil 750 “cajones” para igual número de autos y  un estacionamiento multinivel con 420 cajones, que representa el 1.5 % de aligeramiento para evitar el congestionamiento, aliviar y desfogar la circulación que alcanza día a día entre 12 mil a 15 mil vehículos (la capacidad máxima es de 8 mil unidades por la mañana y 8 mil por la tarde).

Combinadas, de tal suerte,  las presiones intestinas del tránsito vehicular con la densidad del tránsito externo,  compuesto de un promedio de 400 vehículos que pasan por hora, en cada calle adyacente y cada avenida, por lo general a exceso de velocidad sin miramientos a la permitida,  sea por la avenida Rosales, el bulevar Luis Encinas, Juan Navarrete, la calle Reforma o la  L. D. Colosio. En conjunto, contribuyen a  convertir la zona en una mortal plaza de toros, donde la agonizante “faena” lanza a cientos de miles de jóvenes a correr para evitar una embestida, un golpe, o lograr ganarle a los carros.

ESTUDIANTES, LA POBLACIÓN MÁS EXPUESTA Y VULNERABLE. Las y los estudiantes, a fin de cuentas constituyen la asignatura pendiente,  la población más expuesta y vulnerable.  No es indispensable enlistar aquí nombres, fechas fúnebres y días aciagos para los universitarios. Los registros y evidencias se encuentran en Internet, en los archivos policiales y ministeriales.  Los costos físicos, económicos y psicosociales que significa cada vida truncada, brutalmente arrancada, como lo fue recientemente la vida de Alexa Salazar, son enormes. Impagables. Irreparables.

¡Nuestra parálisis no debe resistir una gota más de sangre! Expresó  con dolor hace pocos días un profesor de la licenciatura en Derecho, escuela en que estudiaba Alexa, en forma paralela a cursar Trabajo Social.   No obstante, en cambio, las autoridades, flamantes, no parecen advertir la seriedad del problema ni dimensionar sus consecuencias, no solo por lo tocante a una muerte que se añade a las previas, sino también a la lista de heridos y discapacitados,  además de  familias directamente impactadas de por vida.

¿Qué es esto? ¿Negligencia criminal o incapacidad racional? Policías municipales, funcionarios públicos, estáticos, indiferentes, como ídolos elegidos para ser objeto de adoración. Medios de comunicación y comunicadores que anticipan juicios, sesgan evidencias, culpan por anticipado, hablan verdades a medias.  Y a la muerte física se añade el asesinato social simbólico, en que se inculpa y condena a la persona atropellada (voló 19 metros…y traía puestos los audífonos…no se le cayeron…además fue muerta a las seis de la mañana…ni había clases…no se fijó al cruzar, etcétera, etcétera). Y un agente policial parado a un lado del juvenil cuerpo inmolado, declarando: “vamos a definir la culpabilidad de los implicados”…¿Qué es esto?...

L os peatones, ciclistas y motociclistas, así como alumnas y alumnos sin vehículo particular, pasajeros del transporte público, son por igual la población más vulnerable, en una ciudad capital como la nuestra, en una entidad y  país como el nuestro. Es urgente la tardía tarea del Municipio: entre otras medidas, suspender ya el carácter de ejes viales de las cuatro avenidas que nos rodean y decretar su nuevo carácter de zona escolar, con velocidad máxima de 20 kilómetros por hora…

LAS TAREAS INELUDIBLES Y URGENTES. Reconvertir, transformar e innovar el sistema de circulación vial  y peatonal,  en las cuatro importantes arterias que rodean la Universidad de Sonora, debe ser una prioridad del gobierno que encabeza el Alcalde Alejandro López Caballero.

Diseñar e implementar a corto y mediano plazo una multiplicidad de proyectos orientados a solucionar la compleja problemática de tránsito vehicular, misma que hasta hoy  rebasa con mucho la infraestructura vial correlativa a las calles y avenidas cercanas y adyacentes a la universidad de Sonora,  con el propósito de reducir radicalmente congestionamiento, accidentes, lesiones y pérdidas humanas y materiales, que son humanamente evitables.

Instalar un sistema tecnológico-digital inteligente de semáforos peatonales, al menos en los 7 puntos de acceso más importantes de la Universidad de Sonora, a la par que regular en forma centralizada el flujo vehicular. Es también una innovación inaplazable y prioritaria.  Implementar el desarrollo de software específico para la aplicación y control de las infracciones.  Puede ser útil considerar un sistema de puntos por multa. Cada fallo de la reglamentación asignará una cantidad de puntos determinada al conductor; al acumular 12 puntos, se procederá a la cancelación de su licencia, la cual no podrá ser reexpedida hasta 3 años después. Esto mismo se aplica en otras ciudades importantes de nuestro país. Las infracciones que se castigan con la mayor cantidad de puntos (6) son las siguientes: Circular en sentido contrario, circular en carriles confinados al transporte público, circular en ciclo vías, circular en banquetas y camellones

 Por otro lado,  construir puentes elevados en el área que une al Gimnasio Universitario con el resto del campus, sobre la calle Reforma. Por igual es inaplazable la construcción de una obra similar para unir el Museo y Biblioteca con la plaza Emiliana de Zubeldía. Evaluar y concluir las obras, acciones y proyectos que se encuentran en marcha e impulsar innovaciones  imprescindibles para resolver el fuerte rezago acumulado que padece el sistema de circulación vehicular en toda la zona que afecta por igual a la Unison que al Hospital General del Estado, Centros Comerciales,  oficinas electorales y empresas privadas.

La señalización preventiva, prescriptiva-normativa, de orientación y apoyo a la ciudadanía que conduce vehículos, es cuantitativamente insuficiente y en buena medida obsoleta.  El entorno universitario merece una señalización clara, innovadora, cuantitativa y cualitativamente suficiente.

Instalar topes, vibradores y reductores de velocidad, es una de las tareas más sencillas, no por ello menos indispensables.

Emprender obras estratégicas a mediano y largo plazo, por otra parte, obras que en materia de vialidad requiere una ciudad modelo como Hermosillo, puede requerir gestionar fondos internacionales y optimizar los recursos públicos estatales y federales, así como aquellos provenientes de participación privada, para aplicarlos en acciones estratégicas de mejora continua del sistema vial. Las obras destinadas a ampliar y modernizar la vialidad necesitan concretarse con apego al criterio de mejorar la imagen urbana, la continuidad histórica y el paisaje, y sobre todo con el respeto a las áreas verdes y ecología próximas a la Máxima Casa de Estudios.

En ningún modo se necesita sacrificar el medio ambiente y la sustentabilidad, para realizar las obras urbanas y mejorar la vialidad. Hermosillo presenta altos índices de accidentes viales,  personas lesionadas y fuertes pérdidas económicas, entre otras cosas por falta de una educación vial sistemática y consistente, dirigida sobre todo a la población más joven.

Se propone como una solución alternativa establecer Centros de Protección Ciudadana, instalados en puntos estratégicos de la geografía urbana, cuyo propósito habrá de ser doble: a) realizar campañas permanentes de prevención de los accidentes automovilísticos y, b) contribuir a la educación vial de los hermosillenses. Con participación de prestadores de Servicio Social Universitario y estudiantes de prácticas.

Desde luego que la concertación de esfuerzos del conjunto de la sociedad,  en la prevención de accidentes y educación vial, necesita ser incluyente e integradora.  Sus  promotores más importantes son los ciudadanos, entre ellos a los empresarios, con vocación social,  que pueden contribuir a evitar accidentes en que se vean implicados estudiantes y escolares en general. Donar fondos para diseñar e imprimir libros ilustrados sobre seguridad vial a la juventud, pero también a niños de jardines infantiles y guarderías, así como juegos de cartas, cuentos de seguridad vial que se distribuyan masivamente en bibliotecas y centros escolares, entre otras acciones.

Por igual, empresarios de la industria automotriz, pueden contribuir a la producción editorial de dípticos, trípticos, posters, mantas, y folletos especiales para concientizar tanto a menores de educación básica, que todavía no manejan un vehículo, como a adolescentes que ya son conductores, sobre los temas definidos anticipadamente,

Un paso mayor y no por ello inalcanzable  es crear la Coordinación Ciudadana de Prevención de Accidentes de Tránsito y la Coordinación Ciudadana de Educación Vial, Hermosillo Seguro, que además de ser promotoras de la articulación de esfuerzos ciudadanos como los ya enunciados, tengan funciones de contacto directo con la comunidad a través de: Charlas para niños, adolescentes y adultos (coordinadas por profesionistas y estudiantes de derecho, sociología, Trabajo Social, psicología y comunicación).

Impulsar la participación en ferias de educación vial  organizadas por las asociaciones de vecinos.  Visitas informativas a los medios de comunicación. Visitas informativas a Clubes Deportivos. Organización de foros y congresos juveniles. Visitas informativas a centros de trabajo, a organismos públicos y privados. Entre otras medidas.

Sugerir que se controlen un poco más a los policías que son los encargados de hacer cumplir la ley. Por desgracia en Hermosillo, como en otras ciudades, hay dos tipos de policías: los que se hacen la vista gorda y cobran tranquilamente su salario ante los atascamientos, la prepotencia de ciertos conductores y las placas oficiales y los que andan a la caza de dinero para el sandwich y la soda sin importarles gran cosa la problemática del tráfico.

Menos las vidas en riesgo. (Continuará).

(DOSSIER POLITICO/ Francisco J. Covarrubias B.  /2013-09-26)

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