domingo, 13 de enero de 2013

NO PUEDEN OLVIDAR EL SONIDO DE LAS BALAS EN EL PLATANAR DE LOS ONTIVEROS, EN CONCORDIA, SINALOA


       

Señala Alcalde de Concordia que sólo quedan ocho familias por abandonar sus hogares; reviven la historia de la masacre del 24 de diciembre entre lágrimas y temblando de pánico

Luis Peraza
EL PLATANAR DE LOS ONTIVEROS, Concordia._ Por más que quieren olvidar los sonidos de las balas y los gritos de auxilio en la masacre del 24 de diciembre, no lo pueden hacer, los llantos de las familias se escuchaban por todo el pueblo, dijo un ama de casa.

"Ese día fue horrible, hemos dicho que eso ya no lo recordaremos pero no podemos, es imposible olvidar el sonido de los balazos y los gritos pidiendo auxilio, los llantos de los niños y de las familias se escuchaban por todo el pueblo, es algo muy difícil", menciona una mujer.

Lo que un día fue una comunidad que vivió de la siembra y cosecha del maíz y frijol, hoy se convierte en la sexta comunidad desplazada por la violencia; un total de 52 familias están evacuando el poblado donde su historia, sus costumbres y sus recuerdos se quedarán plasmados en cada vivienda y en cada espacio de la comunidad.

Todo quedará atrás como resultado de aquella tarde-noche trágica donde un grupo armado atacó el poblado; no hay un habitante que no cuente esa historia entre lágrimas y algunos temblando de pánico.

Camino 'difícil'
Arribar a la comunidad no es nada fácil, un camino de difícil acceso de terracería conduce hasta el poblado; los rostros de los que abordan el vehículo reflejan angustia y temor, todo es silencio.

Luego de dos horas y media de camino, el paisaje de la zona serrana se empeña en dar una bienvenida a sus visitantes, tal pareciera que la comunidad se encontraba enclavada bajo la vigilancia de un cerro; casas formadas con paredes de lodo y techos de loseta, algunas casas son de material.

El Ejército y algunos elementos de la DSPyTM vigilan cada punto cardinal del poblado, todos a la expectativa de cada movimiento que se genera en los alrededores y al interior del poblado.

Algunos llantos de mujeres y hombres que se aferran a dejar el poblado rompen el sonido que genera la vida silvestre de la comunidad, sólo quedan por abandonar sus hogares un total de ocho familias, según el Alcalde José Eligio Medina Ríos.

"Estamos esperando solamente a que mi marido saque toda la siembra de maíz y que lo desgranemos para podernos irnos, nos pesa hasta el alma dejar el pueblo, aquí nacieron mis hijos y aquí está enterrado su ombligo.

"Nos sentimos muy mal, pero no hay de otra, nos tenemos que ir por nuestro bien, a ver ni no nos morimos de la tiricia", mencionó una de las vecinas mientras recorría la plaza del poblado donde asesinaron a cuatro hombres del pueblo.

Justo enfrente de un arroyo se encuentra ubicada la primaria del lugar; del otro lado del afluente una casa rosa luce con decenas de gallinas en busca de comida; a las afueras de ésta, cinco rastros de cal, a un costado se encuentra un bote con dos veladoras, en la pared de la casa cinco cruces conforman el escenario donde a cinco varones de la localidad los acribilló el grupo armado que interrumpió para siempre con la tranquilidad de los pobladores.

En medio de la plaza del poblado luce un palo, el cual sostenía la red de volibol donde los jóvenes de la localidad practicaban ese deporte y en donde se solían reunir de manera cotidiana, justo ahí fue el lugar donde a cuatro hombres, tras sacarlos con violencia de sus hogares, los mataron, el lugar quedó marcado con una pequeña cruz de madera.

El ruido de tres camionetas las cuales se encargan de trasladar las pertenencias de las familias desplazadas, rompen el silencio abrumador.

Apoyo a desplazados
Es arriba de una de las unidades donde vienen dos despensas para cada familia; la tienda de la comunidad se encuentra cerrada desde el día 25 de diciembre, por lo que los pobladores que aún permanecen en el poblado tienen que hacer que alcancen estas despensas por tiempo indefinido, mientras llega más ayuda por parte del Gobierno.

"Tenemos muy poco que comer aquí, nos tenemos que "amañar" a lo poco que nos han dado, es muy duro vivir así en esta situación, ya estamos cansados.

"¿Por qué nos tocaría vivir esto tan duro?", expresó otro de los habitantes.

Recorrer las calles del poblado no resulta nada fácil, algunas viviendas se encuentran en lo alto de pequeños cerros; todos los habitantes lucen al interior de sus viviendas, el temor sigue haciendo lo suyo.

Los perros que algunos vecinos dejaron olvidados persiguen a cada elemento del Ejército y de la DSPyTM.

"Sí estamos tranquilos porque hay Ejército, pero era de que ellos hubiesen estado siempre aquí, pero lo que ya está para suceder pasa, ni modo, así nos tocó a nosotros; irnos para nunca volver, ¿con que seguridad vuelve uno?, es muy duro esto, la verdad no se le desea ni al peor enemigo", comenta un adulto mayor entre lagrimas.

Así luce el panorama en esta comunidad enclavada en la zona serrana, la comisaría que se convierte en la sexta desplazada por la violencia en el municipio, la cual ha ocasionado que el padrón de desplazados crezca a 250 familias, según la Secretaría de Desarrollo Social y Humano del estado.

"Ese día fue horrible, hemos dicho que eso ya no lo recordaremos pero no podemos, es imposible olvidar el sonido de los balazos".

Desplazada de El Platanar

52
Familias vivían en El Platanar de Los Ontiveros

8
Familias que faltan por salir de la comunidad


NOROESTE/ LUIS PERAZA/ 13-01-2013

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