Los Ángeles Times
Washington.- Siete meses después que agentes federales iniciaron el malogrado operativo de rastreo de armas denominado “Rápido y Furioso”, dieron con el principal sospechoso en un puesto fronterizo ubicado en un lugar remoto de Arizona conduciendo un auto BMW antiguo con 74 balas y nueve teléfonos celulares ocultos en su interior.
Al ser detenido ese día de mayo del 2010 para ser interrogado, Manuel Fabián Celis Acosta describió a los agentes del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos su cercana sociedad con un importante miembro de un cártel mexicano, de acuerdo a documentos obtenidos este fin de semana por Times/Tribune Washington Bureau.
La investigadora de alto rango de Rápido y Furioso y agente especial Hope MacAllister garabateó su número telefónico en un billete de 10 dólares después que él se comprometió a cooperar y mantenerse en contacto con los investigadores.
Luego, Celis Acosta desapareció en México y nunca volvió a llamar.
Si lo hubieran arrestado in fraganti tratando de contrabandear municiones a México, el operativo Rápido y Furioso hubiera terminado rápidamente.
En lugar de eso, el programa se prolongó otros ocho meses saliéndose de control.
Celis Acosta continuó entrando y saliendo por la frontera, según dicen las autoridades, comprando más armas estadounidenses de manera ilegal y financiando otras.
Fue arrestado hasta febrero del 2011, un mes después de que concluyera el operativo Rápido y Furioso.
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