miércoles, 28 de marzo de 2012

ATERRORIZA EL EJÉRCITO EN CABORCA


Martín Alberto Mendoza

Allanaron casas, golpearon a mujeres y uniformaron a jóvenes de soldados para delatar “tiraderos”.

Habitantes del Ejido Francisco Javier Mina, Campo 60, Valle del Yaqui, vivieron horas de terror, angustia e incertidumbre, luego de que un grupo de militares se dedicara a allanar viviendas, golpear a mujeres y hombres, incluso vistieron de soldados a varios de ellos para que los condujeran a los sitios donde venden droga.

Fue alrededor de las 11:30 horas cuando, vecinos de esa comunidad rural perteneciente al Municipio de Bácum, denunciaron –vía telefónica– lo anterior a DIARIO DEL YAQUI y solicitaron la presencia de reporteros.

De esta forma, se logró conocer que los castrenses arribaron al Campo 60 alrededor de las 8:30 de la mañana e inicialmente se introdujeron a la vivienda de Maritza Okuno Hernández, ubicada en calle Francisco Villa esquina con Rafael Romero Palacio, en la zona urbana.

En ese sitio arrestaron a Juan Ramón Valenzuela Campa y Armando Sotomea Somochi, de 33 y 22 años.

Se introdujeron a la humilde vivienda y dejaron completo desorden para después llevarse a las personas en cuestión, a quienes, por espacio de dos horas, golpearon con sus cascos y a patadas; los liberaron porque no les encontraron nada.

Después de esto se trasladaron a la vivienda de Dulce Osuna Somochi, que vive en Cuauhtémoc Cárdenas #80 entre Francisco Villa y Luis Echeverría.

Igualmente se introdujeron sin ninguna orden judicial y esculcaron todos los rincones de la casa para finalmente llevarse detenido a Armando Sotomea Somochi, a quien de igual forma, estuvieron golpeando mucho, según la versión de Osuna Somochi.

Incluso dijo que lo trasladarían a recibir atención médica para que se recuperara de la agresión sufrida. También refirió que lo vistieron de militar y lo subieron a uno de los dos vehículos artillados, tipo Hummer, en que viajaban los de la tropa castrense.

De ahí cruzaron la arteria vial para allanar el domicilio de Fabiola Sotomea García, por la misma calle Cuauhtémoc Cárdenas marcada con el número 85, y ahí maltrataron a todos, incluyendo a su abuelita, Rutilia García Sánchez, de 68 años, a quien le quitaron sus pastillas que médicos le preinscribieron para la presión alta.

“Se las tomaron o se las llevaron, pero desaparecieron y me dejaron sin pastillas”, dijo la propia sexagenaria, que afirmó que no se sentía bien de salud, debido a la impresión que le provocó la atropellada presencia de los soldados en su casa.

Indicó que, al igual que en los otros hogares, los militares registraron todos los cuartos y dejaron un desorden de muebles, ropa y otros enseres domésticos.

Acompañada de su esposo, Eusebio Quintero Armenta, lamentó la actitud arbitraria de los militares que no saben respetar a nadie, ni siquiera a ella por tratarse de una persona de edad avanzada y con su estado de salud muy desmejorado.

Otros residentes dijeron haber observado cómo los mílites agredieron y arrastraron de los cabellos a mujeres, por lo que se mostraron aterrorizados y con el pánico en el rostro, a la vez que clamaron la presencia de visitadores de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Reconocieron que el problema de la drogadicción es grave, pero antes de actuar, las autoridades policiacas o militares deben averiguar bien y no afectar a gente inocente y ajena a ilícitas actividades.

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