lunes, 14 de noviembre de 2011

...Y EL CAMBIO NUNCA LLEGO

        
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El primer informe de Malova será el recuento de un año con más de lo mismo

Durante casi un año han esperado los sinaloenses a que Mario López Valdez lleve a los hechos la palabra de atacar la corrupción, dar seguridad pública, encabezar un gobierno de vanguardia y abanderar la austeridad. Y nada. ¿Qué dirá en su primer informe? ¿Reconocerá que no puede gobernar un estado regado de cadáveres que muestran las marcas inauditas de la crueldad del crimen organizado?
Tal vez Mario López Valdez ya sepa, casi un año después, que ni es el mejor gobernador del país ni ha hecho de Sinaloa el mejor lugar para vivir, como lo prometió el 31 de diciembre de 2010 al protestar al cargo.

En sentido opuesto a los ofrecimientos de Malova, el primer balance da cuenta de la improvisación y el comportamiento errático del nuevo régimen que se traduce en ingobernabilidad y una severa crisis en la agricultura y el turismo, los dos puntales de la economía sinaloense.

A medida que ha disminuido la fuerza del Estado frente al embate criminal, se ha fortalecido el miedo y el sentimiento de desprotección en la población. Los mismos datos oficiales dan cuenta de la comisión de mil 600 asesinatos en el lapso enero-octubre de este año.

A consecuencia de que entregó el poder en cuotas a sus padrinos y “padres” políticos, la administración pública luce desparpajada y confrontada dividiendo el Palacio de Gobierno en pequeñas parcelas que se disputan entre sí, lejos de concentrarse en abatir los enormes lastres que detonaron la alternancia.

Nada en este año ha funcionado como debiera. Inclusive la impericia en la gestión de recursos públicos llevó a Sinaloa a una crisis presupuestal que obligó al gobernador a contratar, a siete meses de iniciada su gestión, un crédito por 2 mil 600 millones de pesos, haciendo efecto en cadena en los municipios que se han visto orillados a endeudarse con empréstitos propios.

Mal empezó el primer tramo del autollamado “gobierno del cambio” cuando al equipo de Gobierno fueron integrados personajes públicamente cuestionados como son los casos de Óscar Félix Ochoa, designado subsecretario de Agricultura; Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, nombrado director de la Policía Ministerial del Estado, y Juan Manuel Zarco Bernal a quien finalmente no se le oficializó un puesto en la Secretaría de Seguridad Pública.

Y mal acaba el primer año de gestión: la masacre que quitó la vida a ocho personas en una cancha de volibol de la colonia Pemex, en Culiacán el 4 de noviembre, así como la situación violenta que puso en peligro la vida del alcalde de Mazatlán, Alejandro Higuera Osuna —el 7 de noviembre en el extremo sur de la autopista Benito Juárez— aparejado a la amenaza de una sequía devastadora y la alerta de alta peligrosidad que varios países han puesto sobre Sinaloa, vuelven sombrío el panorama de fin de año.

Tan oscuro o más que en años anteriores.

Pesan los muertos

El 26 de enero de 2011, luego de asistir a las exequias de Luis Pérez Hernández, quien fuera uno de los hombres claves para que ascendiera a la gubernatura, Mario López Valdez acudió a presenciar el quinto juego de la serie final de la Liga Mexicana del Pacífico entre Guasave y Obregón.

Había enfrentado la primera crisis de seguridad pública de su incipiente gobierno y estrenado la frase “investigaremos a quien tengamos que investigar” mientras que la sospecha de la autoría del crimen alcanzaba al gobierno anterior y al suyo.

Gobernar un estado regado de cadáveres que muestran las marcas inauditas de la crueldad del crimen no ha sido fácil para Malova. Todavía ni se sentaba bien en la silla cuando el 8 de marzo, durante el homenaje a siete policías ministeriales muertos en una emboscada cerca de Guasave, empezaron los reclamos. “¿Este es el cambio?”, le preguntó una de las viudas de los agentes y de paso le advirtió: “Mire a la gente que está a su alrededor, señor gobernador, porque tiene gente que está con el narco”.

Se habían venido en cascada los saldos de la narcoguerra: 166 homicidios en enero, 131 en febrero, 169 en marzo, 228 en abril, 142 en mayo, 175 en junio, 159 en julio, 145 en agosto, 134 en septiembre y 148 en octubre.

El crimen fue más lejos el 15 de julio al instalar un comando de sicarios un retén por la carretera internacional, también en Guasave, porque sabía que por ahí pasaría el titular de la SSP, Francisco Córdova. Diez elementos de la Policía Estatal Preventiva y un civil murieron. El funcionario salió ileso al no ir en el convoy atacado por los pistoleros.

El ambiente de tensión, de miedo, ha prevalecido todo el año. Más cuando los grupos rivales al cártel de Sinaloa empezaron en mayo a acusar al gobernador, a través de las llamadas narcomantas, de proteger a Joaquín el Chapo Guzmán.

Las expectativas abiertas en materia de seguridad pública fueron desmoronándose. Fue un golpe demoledor, el levantón y asesinato del periodista Humberto Millán Salazar cuyo cadáver fue hallado el 25 de agosto, el que derribó la esperanza de que Malova pudiera o quisiera recuperar la tranquilidad, como lo ofreció al asumir la gubernatura.

Los más de mil 600 homicidios pesarán en la primera rendición de cuentas, al ser el saldo de la impunidad.

Espera inútil


Durante 318 días esperaron los sinaloenses a que Mario López Valdez llevara a los hechos la palabra de atacar la corrupción, encabezar un gobierno de vanguardia y abanderar la austeridad.

Desde mediados de septiembre la Unidad de Transparencia y Rendición de Cuentas del Gobierno de Sinaloa interpuso denuncias contra ex funcionarios del sexenio que encabezó Jesús Aguilar Padilla, pero la Procuraduría General de Justicia del Estado las ha mantenido estancadas sin conocerse siquiera contra quien van dirigidas las querellas.

El asunto decayó en una serie de amagos y cero acción penal contra exservidores de la Secretaría de Salud y la Dirección de Fiscalización. En la víspera del proceso electoral 2012, Juan Pablo Yamuni, responsable del combate a la corrupción, ha anunciado que interpondrá otro paquete de demandas penales.

Tampoco el gobernador ha podido poner el ejemplo en cuanto al uso racional de los recursos públicos. Con un costo de un millón 800 mil dólares adquirió un avión Falcon modelo 86, para transportarse dentro y fuera del estado. Recientemente, la semana pasada, se dio a conocer la adquisición de otra camioneta blindada, con un precio estimado en un millón 800 mil pesos, para uso del mandatario. De igual manera sigue vigente el proyecto de construir la nueva residencia oficial para que López Valdez la inaugure.

La opacidad de los asuntos de Gobierno es otra deuda pendiente de Malova. Siempre bajo la oscuridad maliciosa del poder, inversiones como las aplicadas para la compra de uniformes y útiles escolares y los concursos para asignar obra pública, llevan importantes dosis de sospecha.

Ni siquiera se sabe a ciencia cierta cómo y en dónde se está aplicando el dinero del préstamo por 2 mil 600 millones de pesos, adquirido por el gobierno de Malova, puesto que las obras programadas registran tardanza y se han condicionado a que los ayuntamientos también se endeuden.

Casi un año de espera en vano. La violencia incontenible, la economía tambaleante, la criminalidad que apunta hacia el Gobierno, la transparencia simulada y las acechanzas sobre el ejercicio de la libre expresión llevan a la sociedad sinaloense a preguntar dónde quedó el cambio.

Decálogo de la demagogia


Al rendir protesta como gobernador de Sinaloa, el 31 de diciembre de 2010, Mario López Valdez enumeró lo que serían sus principales acciones de Gobierno. A punto de cumplir un año en el poder, las siguientes promesas naufragan en el incumplimiento.

1. PROMESA: tener calidad de rumbo en su gobierno y establecer un gobierno con principios y honestidad. No se tolerarán corruptelas, componendas y no habrá nuevos ricos sexenales.

REALIDAD: aunque la operación se hizo antes de que asumiera el cargo, la compra de 90 camionetas a su “padre político”, Leonardo Nalo Félix, por 120 millones de pesos, marcó a la administración malovista.

2. PROMESA: su gabinete habrá de trabajar en equipo y no tolerará que nadie lleve agua a su molino.
REALIDAD: en mayo pasado, debido al evidente golpeteo entre los secretarios de su equipo de trabajo, tuvo que amenazar con dar un “manazo” en la mesa, el cual nunca ocurrió.

3. PROMESA: advirtió a sus colaboradores que aquel que no funcione, no sirva o no quiera funcionar, saldrá de inmediato de su administración.
REALIDAD: una y otra vez ha anunciado cambios pero ha permitido que continúen en sus cargos funcionarios ineficientes como el secretario de Seguridad Pública, Francisco Córdova Celaya, el procurador Marco Antonio Higuera Gómez y el secretario de Salud, Ernesto Echeverría Aispuro, entre otros.

4. PROMESA: impulsará un gobierno tolerante a la crítica constructiva y el 2010 será un año recordado como el año que la sociedad sinaloense venció el miedo y la apatía y permitió la alternancia en el poder.
REALIDAD: es notoria la intolerancia a la crítica. El 16 de marzo uno de sus guaruras trató de intimidar al reportero Alfredo Beltrán, de Megacable, al mostrarle su arma de fuego. El mandatario le niega publicidad a medios que lo cuestionan. El 26 de agosto es hallado el cuerpo sin vida del periodista Humberto Millán, estableciendo la investigación el móvil político como posible causa del homicidio. Además el gobernador propone una iniciativa de Ley de Periodismo de Alto Riesgo que esconde la pretensión de entrometerse en decisiones de los reporteros y empresas periodísticas.

5. PROMESA: privilegiará el diálogo con el Congreso y respetará su autonomía.
REALIDAD: desde el inicio del mandato, López Valdez pasa por alto a la LX Legislatura alterando el procedimiento para nombramiento de procurador, designación del secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública y la compra de un avión para el gobernador. El 3 de marzo propuso a su maestra de oratoria, Reyna Guadalupe Valdez Castro, para dirigir el Instituto Sinaloense de las Mujeres. El Congreso le rechazó la propuesta.

6. PROMESA: propondrá reformas al Código Penal para establecer los juicios orales, creará las agencias del Ministerio Público Móvil y se digitalizarán las averiguaciones previas.
REALIDAD: los sistemas de procuración y administración de justicia registran un rezago significativo en estos aspectos. El gobernador ha incumplido por completo.

7. PROMESA: propondrá reformas a la Constitución Política de Sinaloa para desaparecer la figura del síndico procurador en los ayuntamientos y que los regidores sean cargos honoríficos.
REALIDAD: No lo ha hecho.

8. PROMESA: se compromete a luchar de manera responsable en contra de la delincuencia. “Si no se toma el toro por los cuernos en estos momentos, después nos habremos de arrepentir”, dijo.
REALIDAD: Sinaloa sigue a merced de los grupos delictivos con más de mil 500 homicidios dolosos en 2011, atentados contra policías y funcionarios públicos y la innegable dispersión y complicidad de los cuerpos policiacos.

9. PROMESA: Sinaloa contará con dos nuevos municipios como son Eldorado en el valle de Culiacán y Juan José Ríos en el valle de El Fuerte.
REALIDAD: la demanda de municipalización de Eldorado y Juan José Ríos ha sido olvidada.

10. PROMESA: la Secretaría de Promoción Económica trasladará su sede al norte del Estado para desde ahí apalancar el desarrollo de toda la entidad.
REALIDAD: la dependencia sigue con su sede en Palacio de Gobierno, en Culiacán.


Las declaraciones inauditas abonan al descrédito del gobernador

Discursos alterados

Si por sus dichos hay que conocer al gobernador Mario López Valdez, entonces resultaría irreconocible aquel político que en la campaña electoral de 2010 despertó la más alta confianza de que las riendas de Sinaloa estuvieran en manos de un verdadero estadista.

El baile cadencioso con el que atrajo votos el mandatario, se volvió aburrido y burlesco una vez que tomó el poder. Se tornó inútil porque por más que prometió irles a bailar a los secretarios del Gobierno federal, estos no lo tomaron en serio.

Pero son los constantes deslices verbales de Malova los que lo posicionan muy bien en el ánimo chusco de la población. El acostumbrado tránsito de la formalidad a la risión parece no preocuparle al mandatario… ni a sus asesores.

El clásico de que no habrá “ni cuates ni cuotas” en la integración del Gabinete se convirtió en el dislate inicial de Malova. Antes de asumir la gubernatura mandó la primera gran indicación que sus palabras no irían sustentadas en la congruencia pues a su equipo de trabajo integró personajes ligados a los exgobernadores Juan Millán, Francisco Labastida y de Heriberto Félix Guerra, secretario federal de Desarrollo Social.

Igualmente tuvo la ocurrencia de inventar el chambaweb, un sitio en Internet que acopiaría los currículos de quienes desearan ser parte del Gabinete. Ninguna evidencia hay de que funcionarios de primero, segundo o tercer nivel hayan derivado de ese sistema de headhunters.

Sus expresiones dan para una antología de lo burlesco:

“El que se mete con Mingo se mete conmigo”, expresó en la primera visita que hizo a Guasave como gobernador electo, refiriéndose a Domingo Ramírez Armenta, al que posteriormente nombraría director general de Vialidad y Transportes.

“No está muy lejana mi elección (como gobernador de Sinaloa), la gané bailando, porque todo mundo me quiere ver bailar, pero no lo hago gratis. En el primer baile le saqué 500 millones para combatir la pobreza (a Heriberto Félix, titular de Sedesol); en el segundo baile le saqué 50 mil cobijas, y el tercero, si usted me ayuda a poner a Sinaloa verde, le bailo en Los Pinos”, le manifestó el 11 de febrero al presidente Felipe Calderón en medio de la catástrofe agrícola causada por las heladas.

“Con blancas palomas no se puede enfrentar la delincuencia en una lucha encarnizada como la que se trae”, manifestó el 29 de marzo al defender el regreso de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, a quien nombró asesor de seguridad. Luego lo designaría director de la Policía Ministerial del Estado.

“Queremos establecer como política que no vamos a autorizar la revalidación de licencias de alcohol a aquellos espacios donde hacen o fomentan la apología del delito”, explicó a mediados de mayo al argumentar la prohibición de los narcocorridos en Sinaloa, mientras que el periódico Noroeste lo evidenciaba bailando durante la campaña el narcocorrido El Hotel del Cid, de la banda sinaloense Calibre 50.

“Si lo que desean es hacer ruido y lastimar a Sinaloa, pues está bien”, respondió el 26 de agosto a periodistas que planeaban una manifestación en demanda del esclarecimiento del asesinato del periodista Humberto Millán.

“No soy un vende patrias. Pudiesen acusarme de ello”, dijo el 27 de septiembre ante el presidente Felipe Calderón al proponer reformas constitucionales para que extranjeros puedan ser propietarios de playas en México.

“Hoy las cosas están distintas porque la gráfica de la delincuencia a pesar de los acontecimientos no solo la frenamos, reporta que la hemos disminuido, la meta es terminar con 500 muertos menos en comparación al año pasado”, ofreció a inicios de octubre ante empresarios de Mazatlán. Enseguida sobrevino en Mazatlán y en todo el estado una escalada violenta. El puerto ha sido boletinado por Estados Unidos y Australia como altamente inseguro.

“No me quite las ganas de ayudarla”, fue la respuesta a una manifestante que lo encaró el 22 de octubre en San Blas, como parte de una manifestación de afectados por la construcción de la gasolinera La Pilarica.

Rasgos intempestivos

Para la socióloga Martha Corona Hernández, especializada en la codificación del discurso político, la costumbre de Mario López Valdez de dejarse llevar por las emociones sin meditar antes lo que expresa, es propia de gobernantes que ascienden al poder con un amplio consenso social y en coyunturas especiales.

“La gente le mostró su cariño en la campaña y ahí Malova podía decir lo que se le ocurriera para ganar votos; ahora no ha caído en cuenta que es el gobernador y que tiene que ser más formal, menos intempestivo sobre todo en aquellas situaciones en que la población se siente lastimada”, opina.

Resalta que aún en situaciones de mucha dificultad, como es el caso de los daños que dejaron las heladas y el alto índice de homicidios, el gobernador ha descuidado el lenguaje y ha herido sentimientos, susceptibilidades.

Para dos momentos políticos, agrega, corresponden discursos y actitudes distintas. “Lo que hacía carismático a Malova, bailar y usar un tono dicharachero, hoy les parecerá desacertado a los mismos que antes le aplaudían. Eso debe percibirlo un político con tablas y si no, para eso están sus asesores”.

Considera que el estilo de López Valdez tiene similitudes con el que utilizó el expresidente Vicente Fox, a quien finalmente se le recuerda por los rasgos intempestivos, es decir, por los “aceleres” y yerros frecuentes en la oratoria. Igual ocurre, compara, con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien ha entrado en conflictos diplomáticos por los exabruptos en que incurre.

“Comúnmente la crítica los lleva a corregir, la sátira que la sociedad hace de esas poses y declaraciones los orilla a rectificar. Esperemos que sea el caso de Malova”, concluye.

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