El despojo a México no tiene
comparación alguna en el mundo. Vea usted: a 157 kilómetros de la capital
campechana se encuentra Cayo Arcas, un conjunto de tres islotes paradisíacos
rodeados de arenas de talco y aguas color turquesa en sus mares. Lo que está
pasando parece una historia de ciencia ficción.
Cerquita de ahí se ubica una
boya de distribución de crudo que surte el hidrocarburo a los grandes buques
que lo transportan a diversas partes del planeta necesitadas de esos
bitúmenes. Hasta ahí, bien. El problema empieza cuando alguien analiza lo que
está pasando desde hace mucho tiempo.
El mercado petrolero mundial
tiene protagonistas cotidianos. Estados Unidos produce el 10% del petróleo
total, sólo que al interior su gente consume el 25% del total planetario. Todos
los países de la OPEP, incluyendo los grandes productores árabes, producen sólo
el 50% del total. Falta entonces un 40% para el consumo , que es lo que se
encuentra en medio de la gran conspiración del robo.
El mercado de Rotterdam,
llamado negro o Spot Market, fue iniciado en 1959 por las empresas inglesas
Halsey Peckworth y Shell Oil, que instalaron refinerías en casi todas las
grandes regiones controladas por las empresas multinacionales que procesan
gasolinas, gasóleos y cualquier producto.
La atracción del precio spot
es que se cotiza al momento, independientemente de las fluctuaciones
neoyorquiinas y de las condiciones volátiles de Arabia Saudita, Kuwait, Qatar,
Irak y los Emiratos Árabes. Los cuellos de botella de la refinación norteamericana
y todas las zarandajas que usted se imagine.
DESDE HACE 50 AÑOS EL PETRÓLEO MEXICANO VA AL MERCADO
DE ROTTERDAM
Y aquí es donde aparecen los
coyotes mexicanos, descastados y voraces, desde los grandes caciques sindicales
petroleros, los fruncionarios de Pemex, los prestanombres de los grupos
empresariales extranjeros y los representantes de tiburones voraces…
… como Carlyle, Evercord
Partners y BlackRock, el holding de holdings que encabeza el combate contra
nuestra seguridad nacional, a través de Carlos Salinas, Pedro Aspe, Peña Nieto,
Luis Téllez, Luis Videgaray, Ernesto Zedillo, Fox, Calderón, Joseph Marie
Córdoba Montoya y compañía truculenta.
Al término de los años 70 y
80 del siglo anterior se supo que México estaba vendiendo petróleo en el mercado
negro de Rotterdam, grandes volúmenes que no estaban contabilizados en los
flujos oficiales o formales, y se dirigían al mercado spot. La gran estafa.
En los años de José López
Portillo en el poder, el periódico francés Le Canard enchaîné, mencionaba a
José Ramón López-Portillo Romano como “el que manejaba e influía en los precios
spot de Rotterdam”. Tuvieron que pasar 23 años para que, sin temor a perder la
vida, Arthur Ruggeberg pudiera denunciar en cortes internacionales toda la
trama y las pasiones debajo de este caso.
Sin embargo, no pasó naaada.
Los consumidores del 40% de la producción mundial se ampararon entre los
grandes intereses europeos y ahí fue donde la marrana torció el rabo. Alguien
tenía que producirlo, distribuirlo y venderlo. Los mercados spot se han
reproducido en el Mar del Norte, como peces en el agua.
EL MERCADO NEGRO BENEFICIA A LAS GRANDES FAMILIAS
POLÍTICAS MEXICANAS
Acá en el rancho grande, un
fraude a Pemex calculado en cientos de miles de millones de dólares de esa época
duerme el sueño de los justos. Las familias López Portillo — Ruggeberg, cuyos
hijos y delfines se conocieron desde la primaria en el Colegio Alemán, tienen
demasiado qué declarar.
Pero por lo visto, no sólo
ellos. Los mercados negros han seguido siendo beneficiados por las grandes
familias de mandarines mexicanos, chiquitos y grandotes. Una simple observación
al funcionamiento de las plataformas petroleras, propiedad de muchos ex
presidentillos y de sus secuaces y en la boya de distribución de Cayo Arcas, en
el Mar de Campeche, lo confirma a placer.
Combate al huachicoleo, ¿distracción ante la
depredación nacional?
Para los depredadores
mexicanos puede ser que este asunto del huachicoleo y el robo de combustibles a
cielo abierto esté funcionando como un foco de mera distracción para la opinión
pública, mientras alguno de ellos no pise la cárcel y sea obligado a regresar…
lo que se llevó.
Pero a los mexicanos bien
nacidos, muchos de ellos trabajadores y técnicos petroleros que se han acercado
hasta este escribidor para aportar los datos duros y expedientes del despojo
nacional, esto debe tener un remedio urgente y necesario. El futuro y el
presente del país lo reclaman. La justicia que ha hecho oídos sordos ya no debe
ser la gran ausente.
Es el momento de saber lo que
desde hace muchos años sucede en Cayo de Arcas, Pajaritos y La Cangrejera,
emblemas de la depredación nacional, la verdad debe salir a flote, antes de que
sus consecuencias arrasen con todos nosotros y nuestros descendientes. Nadie
tiene derecho a callar, y menos a abstenerse de participar en la revelación de
esta conjura antipatriótica.
¿Dónde está el crudo que realmente se está produciendo
en México?
Lo que aquí se escribe es
fácilmente comprobable por cualquier persona con dos dedos de frente. Si usted
hace una visita de viajero a cualquier parte de la Sonda de Campeche, se
enterará de lo que denuncian todos los superintendentes de Pemex que tienen que
ver con la calibración y supervisión de las plataformas y las boyas de
distribución.
Declaran los patriotas
trabajadores del sindicato petrolero –que sí los hay; son los más– que al
llegar en cambio de guardia a las instalaciones, lo primero que hacen es
enterarse de la producción en la plataforma. Cuántos pozos, presión,
temperatura, diámetro de los estranguladores y resultado de barriles de crudo
por día.
Los datos que obtienen los
superintendentes nunca compaginan con los informes que les envía la Gerencia:
la producción siempre está por abajo de los números que manejan los mandarines.
Un 60% menos de lo que se está produciendo en los litorales de Tabasco.
Cuando comparan los números
reales con los aforos de las compañías y de la Schulemberger, es la misma que
traen ellos. Entonces, ¿dónde estaba el crudo que realmente se está produciendo
en México? Por toda respuesta, dicen que este es un caso cerrado.
Lo grave está en Cayo Arcas,
Pajaritos, Santa Elena, La Cangrejera…
Grandes barcos y cisternas petroleros
salen diariamente “hasta la madre” de crudo y con facturas apócrifas. El daño
ha sido hecho: gobernantes, líderes sindicales, políticos locales corruptos y
toda la fauna que usted se imagine se están robando diariamente ¡más del 60% de
la producción nacional de petróleo!
“Millones de barriles, esfuerzo de todos nosotros, los
trabajadores petroleros y patrimonio de los mexicanos desaparecen. Somos
víctimas de este fraude histórico que está secando nuestros vientres”, aducen.
“Lo de la gasolina, es para entretener. Lo grave está en Cayo Arcas, Pajaritos,
Santa Elena, La Cangrejera.”
Es el gran robo maquinado a
la Patria.
¿Hasta cuándo estamos dispuestos a aceptarlo?
¡Diga usted!
(DOSSIER POLIICO/TOMADO DE: PACO RODRIGUEZ / MEDIUM/
2019-01-21)
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