Desde el fin de semana
circula profusamente un escrito anónimo de un militar, en donde encara al
presidente electo Andrés Manuel López Obrador por su intención de deshacerse de
las Fuerzas Armadas y le pide que se apoye en ellas, sin menospreciarlas ni
difamarlas porque son leales a él. Son mil 35 palabras respetuosas pero fuertes
donde apunta que deshacerse de ellas es prescindir de la institución más sólida
en México. La carta fue firmada por un oficial de alto rango, según fuentes
castrenses, y no representa el punto de vista de un militar, o de algunos, sino
expresa el sentir generalizado en las Fuerzas Armadas. El texto, ligeramente
editado por razones de espacio, es el siguiente:
“Me dirijo a usted con el
respeto que impone su próxima investidura como Comandante Supremo de las
Fuerzas Armadas. No le escribe un periodista, columnista, analista o
especialista en fuerzas armadas, no le escribe un adversario político. Le
escribe un militar. Comenzaré por manifestarle que desde que tengo uso de
razón, siendo apenas un niño, deseé fervientemente pertenecer al Ejército
Mexicano y desde ahí servir a mi país. Así que con ese amor a mi país y a mi
ejército le escribo.
“Primero, quisiera que le
quedara claro que ser militar es una profesión; así como usted es un licenciado
en derecho, yo soy un militar; así como otros son médicos, yo soy militar; así
como otros son ingenieros, yo soy militar y no se puede cambiar una profesión
por decreto o por ley. Usted decidió ser abogado y estudió en la UNAM para
serlo. Yo decidí ser militar y estudié en el Heroico Colegio Militar. No sé si
usted ha ejercido como abogado, pero yo sí he ejercido mi profesión por décadas
sin interrumpirla por un segundo.
“Equivocadamente, usted
piensa que un soldado ejerce su profesión únicamente en la guerra, es decir, en
la lucha armada entre naciones. No, un militar aplica sus conocimientos y los
ejerce aún sin que el país esté en un conflicto armado, y no profundizaré sobre
este tema porque me llevaría horas hablar sobre teoría del Estado, soberanía,
geopolítica, diplomacia, historia, estrategia, geoestrategia, defensa nacional,
política de defensa, política militar, estrategia militar, logística, táctica,
orgánica, economía de guerra, economía de paz, movilización, seguridad
internacional, seguridad hemisférica, seguridad regional, seguridad nacional,
poder nacional, sociología de la guerra, derecho de la guerra y otras tantas
disciplinas que requiere conocer un profesional de las armas.
“En sus últimos discursos,
usted ha planteado dar un giro a la naturaleza de las Fuerzas Armadas
Mexicanas, cambiarles, o, mejor dicho, quitarles su razón de ser: la defensa
exterior. Esta función está mandatada para usted en la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 89 y, una vez que tome el cargo,
será su facultad y obligación. Sepa usted que el espíritu de ese artículo tuvo
sus orígenes en la necesidad del Estado mexicano no solo de defenderse ante una
agresión armada sino, primordialmente, de prevenir la guerra.
“Con el respeto que merece,
le digo que se equivoca al pensar que solo porque no hay guerra, no se necesita
un ejército. Análogamente, sería como pensar que sólo porque en México está
erradicado el sarampión, ningún niño debería ser vacunado contra es enfermedad.
Señor López, usted plantea la posibilidad de una guerra al decir que si esta
ocurre en México todos los mexicanos realizarán la defensa nacional.
Efectivamente, así debe ser, solo que su concepto de defensa nacional es
erróneo. La defensa nacional y la guerra requieren que los médicos sigan
curando y salvando vidas, que los ingenieros sigan diseñando, creando y
construyendo, que los obreros y campesinos sigan produciendo, que los maestros
sigan enseñando, que los banqueros sigan operando el sistema financiero, que
los empresarios sigan invirtiendo, que los abogados sigan litigando y así,
todos los profesionistas y técnicos sigan haciendo las actividades para las que
fueron preparados mientras los militares hacemos la guerra.
“Equivocadamente, afirma que
en nuestra historia la defensa del país la ha hecho todo el pueblo, si así
hubiera sido, tendríamos hoy un territorio más grande que el de los Estados
Unidos. La defensa del país durante las invasiones únicamente la realizó el
ejército, pero sin armas suficientes, sin municiones, sin comida, sin equipo
para el frío o el calor y sin demás pertrechos. ¿La razón? En la defensa no
participó todo el pueblo. No había quien diseñara las armas ni quien las
fabricara; la economía era raquítica, no había quien produjera todo lo que se
necesitaba para la guerra; no había unión. En 1847, el Ejército Mexicano fue
vencido en combate y el resto del pueblo solo observó cómo el invasor izaba su
bandera en Palacio Nacional después de que miles de soldados mexicanos murieron
en el intento de detenerlo.
“Usted pretende convertir al
Ejército en guardia civil, eso sería un gravísimo error. Ningún gobernante que
quiere pasar a la historia como un estadista se deshace de su ejército. Por el
contrario, lo emplea como el más fuerte instrumento a su disposición para
proteger al Estado. Así ha sido siempre. Convertir a un militar en un policía
es como querer convertir a un ingeniero en un médico; a un biólogo en un
arquitecto; a un matemático en un sociólogo o a un electricista en un
carpintero, en todo caso, en el intento de ejercer su nueva actividad,
fracasará. Los militares no debemos y no queremos ser convertidos en policías.
No cometa un error elemental de política, deshacerse del ejército es poner en
riesgo la propia existencia del Estado mexicano”.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(VANGUARDIA/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ LUNES, OCTUBRE 15, 2018 - 01:12)
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