Fotos: Internet
Avances tecnológicos han permitido la
expansión del comercio sexual a través de llamadas a teléfono celular y páginas
de internet. Redes de prostitución gozan de movilidad y protección de
autoridades. Mientras la red de proxenetas de Zona Divas fue desmantelada con
éxito, otras mafias como Mileróticos.com aún tienen portales web en diversos
estados
Aunque no existen cifras
precisas sobre el fenómeno, se estima que en México, por lo menos medio millón
de personas son víctimas de trata, en la variante de explotación sexual, a
través del llamado oficio más antiguo del mundo, que con el paso del tiempo ha
cambiado su forma de operar, respaldándose en los avances tecnológicos.
La prostitución sigue como un
lucrativo negocio, sobre todo para los lenones que se benefician del comercio
carnal, aprovechando la captación de clientes deseosos de sexo y la movilidad
que los grupos de hombres y mujeres que rentan su cuerpo tienen gracias a la
telefonía celular, internet y redes sociales.
Aún no se acaba con el meretricio
a la antigüita, en las esquinas, las zonas rojas o de tolerancia, la fichada en
los bares y la entrega en mano de tarjetas de presentación con fotografías
“reales” de quienes ofrecen desde compañía o caricias, hasta sexo oral o
“servicio completo”.
Sin embargo, lo de hoy es la
búsqueda en la red de redes, donde existen páginas completas con fotografías de
mujeres y varones que ofertan un rato de placer de acuerdo a las necesidades
económicas o las fantasías de desesperados e inquietos sexoconsumidores de
ambos géneros y transgénero.
Un telefonema, un mensaje de
WhatsApp, una conversación por Messenger o chat por internet, bastan para
conectar a un adicto a la prostitución con el o la que habrá de ser su sparring
sexual a cualquier hora del día. Por desgracia, dentro de la cifra de 500 mil
víctimas de trata de personas en este ámbito, se calcula que unos 70 mil son
menores de 18 años de edad.
Los nuevos esquemas
tecnológicos han facilitado el surgimiento de nuevas redes de prostitución, e
incluso fomentado la iniciación de personas de manera espontánea en sus cuentas
de Facebook o en páginas web de búsqueda de pareja, donde conocen a personas de
mediana o avanzada edad que sufragan sus gastos a cambio de compañía o favores
sexuales. Desde siempre se advertía la presencia de hombres mayores buscando
relacionarse con jovencitas, y hoy mujeres maduras también buscan a varones muy
jóvenes.
FÁCIL INVOLUCRARSE
María Elena nunca se
prostituyó, por lo menos no sexualmente. Siempre aparentó una edad superior a
la que realmente tenía. Por eso jóvenes meretrices la describían como una
“señora mayor”, a pesar de tener 37 años de edad. En 2015, urgida por los
apremios económicos en casa, se vio en la necesidad de buscar un empleo y lo
encontró en una casa de citas en Acapulco, Guerrero, adonde ingresó como
afanadora y cocinera.
“Doña Nena”, como le
conocieron las “muchachas”, asegura que no sabía que se trataba de un negocio
de prostitución, sino hasta después de sus primeras semanas en que hacía de
comer y el aseo a las habitaciones de las chicas. Con el tiempo se le agregaron
funciones como contestar el teléfono y hacer las citas. Ya entrados en
confianza, los dueños del burdel le encargaron ser la tesorera del dinero
ilícito.
Hoy existen indicios de que
la mujer, junto con otras personas, alojaba dentro de una finca a por lo menos
doce de las víctimas de trata y explotación sexual, aunque para ella sólo se
trataba de un trabajo cualquiera. Es procesada penalmente al comprobarse que
las chicas laboraban como sexoservidoras y eran enviadas a varios domicilios
para atender clientes.
Además de dejar el 50 por
ciento del dinero recabado con el comercio sexual, las chicas tenían que pagar
a Elena de 50 a 60 pesos por cada comida y 100 pesos semanales por el aseo de sus
habitaciones cada una. La ahora encausada se encargaba de recibir a las jóvenes
enganchadas, pedirles que se cambiaran de ropa e indicarles lo que debían
hacer.
El señalamiento de las
trabajadoras sexuales la hundió. “Doña Nena” respondía vía telefónica a los
clientes y determinaba que una terna de las jovencitas acudiera adonde el
solicitante la requería para que eligiera a una de ellas. Las no elegidas
regresaban con el taxista que las llevaba y con el dinero cobrado por el
“trabajo” de su compañera que se había quedado en algún hotel. El dinero era
dejado en una libreta con la anotación correspondiente, o se lo daban a Elena
para que lo guardara.
La red, que tenía varias
casas similares, se promocionaba a través de una página de internet denominada
Mileroticos.com, en cuyo contenido aparecían infinidad de fotografías y datos
de contacto de chicas, clasificadas por regiones o estados de la República. Las
fotos se las tomaban a las víctimas con sus teléfonos celulares.
DATOS DE LA EXPLOTACIÓN SEXUAL
– Incentiva el secuestro de personas
– Ocasiona problemas de salud en la población
– Genera abuso en menores de edad
– 500 mil personas son explotadas sexualmente
– 93% de las víctimas son mujeres
– 26% de las víctimas son menores de edad
“ALTO CRITERIO”
Miles de personas,
principalmente mujeres, son enganchadas para traficar con sus cuerpos. Algunas
son atraídas con engañosos anuncios que ofrecen empleos como “mesera”,
“camarera” o algún otro. Sin embargo, algunas más son reclutadas directamente a
sabiendas que el anhelado trabajo es como sexoservidora, con todos los riesgos
que ello implica, pero anteponiendo -en la mayoría de los casos- su necesidad
económica.
Margarita o “Violet” -su
nombre de prostituta- fue atraída por un aviso de ocasión en internet
solicitando
“chicas con alto criterio”.
Ofrecían un sueldo de 3 mil a 5 mil pesos semanales. Se enteró de que el
trabajo era de escort o masajista y que debía tener sexo con los clientes a
cambio de dinero. Desde Michoacán se trasladó a Guerrero sin dudarlo.
Fue recibida en unos
departamentos donde había una alberca y le alojaron junto con otras dos
mujeres, una de ellas embarazada. Allí le explicaron que el servicio funcionaba
a través de llamadas telefónicas que ellas mismas contestarían y un taxista las
llevaría al sitio requerido por el cliente. La tarifa de la labor sexual iba
desde los 600, 800 y hasta mil pesos la hora, dependiendo del presupuesto y
perversiones a satisfacer del pagador; mil 500 pesos las dos horas.
La constante de este tipo de
empresas clandestinas, consiste en cambiar de domicilio para no ser
descubiertas, por lo que las víctimas de la explotación sexual no se adaptan plenamente
a un solo lugar. Tampoco las -vulgarmente llamadas- golfas llegan a conocer a
los verdaderos patrones, únicamente a intermediarios, quienes realmente operan
el negocio.
El dinero para la paga les es
remitido los domingos por la madrugada. Se les deja el efectivo a cada una de
las sexoservidoras en un sobre amarillo en una mesa del comedor. De ahí deberán
pagar su estancia, aseo y alimentos a la persona que les atiende. Además,
liquidarán el costo de los servicios de taxi que reciben.
ZONA DIVAS
La historia reciente más
conocida es la de Zona Divas, en el Estado de México, una red internacional de
prostitución que traía a México a mujeres de diversos países para explotarlas
sexualmente y obtener un lucro indebido. Aunque fue denunciada de manera
anónima en junio de 2015, todavía en este año hubo acciones para concluir su
desmantelamiento por parte de la Policía Federal.
Además de la denuncia, se
contó con agentes masculinos y femeninos de la corporación infiltrados en
hoteles de la zona de la Condesa, entre ellos el hotel Gran Vía, donde se
advirtió que personal de las hosterías estaba involucrado con la organización
criminal, pues llevaban dinero de dádivas que complementaban sus ingresos. Se
detectó a mujeres con acento extranjero en habitaciones y pasillos, a quienes
el propietario autorizaba quedarse en el lugar, pues le atraían clientela.
Estaban implicados el
gerente, la contadora y tres recepcionistas, entre otros que conseguían a
mujeres que proporcionaban servicios sexuales a los clientes, a quienes
mostraban fotografías de chicas desde un celular y ellos hacían su solicitud.
Así, entre febrero y abril de 2017 se logró rescatar a 18 sexoservidoras
prácticamente esclavizadas, entre ellas venezolanas, colombianas y paraguayas,
quienes aportaron importantes datos a la carpeta de investigación.
En abril de 2018 fue detenida
la administradora del portal Zona Divas, Evelyn “N”, de 34 años, quien hacía
firmar ventajosos contratos a las víctimas, aprovechando su estatus migratorio,
además de cobrar 8 mil pesos -obligatorios- a cada una por anunciarse. Fue
consignada por el delito de trata de personas y espera proceso en el penal
femenil de Santa Martha Acatitla.
A raíz de ese escándalo, la
página Zona Divas informó en un breve comunicado que, como “empresa socialmente
responsable” y en cooperación con las autoridades, decidió suspender
actividades. Dicho portal de internet es señalado por anunciar los servicios de
escorts, acompañantes y modelos principalmente extranjeras con fines de
explotación sexual. El sitio se ha visto involucrado en el asesinato de por lo
menos cinco mujeres que han sido encontradas en distintos cuartos de hoteles de
la Ciudad de México.
En julio reciente fue
detenida y vinculada a proceso por el delito de trata de personas, la ciudadana
paraguaya Graciela “N”, señalada como reclutadora de esa página web. Luego, en
agosto, fue atrapado Guillermo “N”, a quien se acusa de ser uno de los
operadores de la misma banda de lenones. Y finalmente, en los últimos días el
mismo mes, la Policía Federal capturó a Armando “N”, fotógrafo que
presuntamente obligaba a las víctimas a tomarse imágenes desnudas o en lencería
mientras estaban privadas de su libertad. Asimismo, está acusado de abusar de
algunas de ellas durante las sesiones fotográficas.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / LUIS CARLOS SÁINZ
/LUNES, 1 OCTUBRE, 2018 01:00 PM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario