Desde 2015 a los agricultores del valle de Guaymas y
Empalme se les encendieron las luces rojas de alarma, cuando 70 mil jornaleros agrícolas del valle de San
Quintín, Baja California paralizaron los campos agrícolas en demanda de mejor
salario y prestaciones de ley, como la inscripción al Seguro Social.
En aquellos días, el temor
y la incertidumbre hicieron presa a los
dueños de las empresas agrícolas del
valle de Guaymas y Empalme de que
pudiera desatarse un movimiento social explosivo similar a lo ocurrido en San
Quintín.
Y como medida preventiva
comenzaron a mejorar los salarios y paulatinamente las condiciones de trabajo
en los campos agrícolas y la seguridad social,
pero el hacinamiento en los galerones y las condiciones insalubres,
continuaron.
Hoy a más de tres años de
aquel 17 de marzo de 2015, cuando se dio el levantamiento masivo de jornaleros
agrícolas del valle de San Quintín, recientemente
amanecimos con la noticia de que alrededor de 300 trabajadores agrícolas del valle de Guaymas y
Empalme, específicamente del campo Guadalupe, propiedad del agricultor Marco
Antonio Llano Zaragoza bloquearon la entrada del empaque “Guadalupe” y la carretera estatal 85, a la altura de la
curva de camino que conduce a La Misa, en protesta por la reducción de
salarios.
FEBRERO 2018
Recordamos que en febrero de
2018, se desató un conflicto entre empresarios agrícolas de
Guaymas-Empalme con los de la Costa de Hermosillo, por el “pirateo” de trabajadores a través de
“mejor salario”, creándose una confrontación que rompió “la tregua silenciosa”
y de “buena armonía” que prevalecía
entre los agricultores locales con los foráneos.
El salario pactado entre
empresarios agrícolas locales y foráneos para un jornalero agrícola en el valle de Guaymas y Empalme,
era de $180.00 pesos, pero ante la elevación de la producción y escasa mano de
obra migrante y locales, algunos agricultores foráneos elevaron a $200.00 pesos
el salario diario, provocando la inconformidad
de un agricultor local, quien les reclamó que esto no era lo acordado,
pero lejos de cambiar su actitud, le dijeron que la “fuga de trabajadores” era
su problema, no de ellos.
Ante esta respuesta, decidió
unilateralmente modificar el
salario de $180.00 a $240.00 pesos
diarios con seguridad social y $280.00
pesos sin ella.
Si bien es cierto, esta
acción benefició a los jornaleros agrícolas, por otra parte rompió el mercado
de salarios en el valle de Guaymas y
Empalme, provocando una “guerra de salarios” entre los empresarios agrícolas.
La mayor parte de los
trabajadores agrícolas migrantes, optaron por el salario de $280.00 pesos
diarios sin seguridad social, porque representaba un ingreso mayor semanal para
ellos.
SEPTIEMBRE 2018
Ahora que regresaron los
jornaleros agrícolas migrantes en
septiembre de 2018, venían con el acuerdo de $240.00 pesos diarios, pero se
encontraron con la novedad de que se les
había reducido a $180.00 pesos a los de “diario”, sueldo que anteriormente se les bajó unilateralmente a
$150.00 y luego de tres semanas de
inconformidad se les aumentó a $180.00
pesos por el horario de verano, porque según la jornada de ellos, era muy corta, ya que empieza a la 6 de la mañana y concluye
a las 12 de mediodía, pero unilateralmente la empresa
agrícola decide ampliar la jornada 4 horas más, pero con el salario
reducido.
Esta acción fue lo que generó
la inconformidad de los trabajadores agrícolas
recién llegados y que realizan labores
de “diario”, situación que los llevó a
manifestarse a la entrada del empaque del
campo Guadalupe y la carretera estatal 85 a la altura de la curva del camino a
La Misa.
A horas de haberse iniciado
el conflicto, la empresa agrícola regresa
al pago de los $240.00 pesos al “diario” y “tarea”, y los trabajadores agrícolas migrantes y
locales aceptaron la jornada ampliada, de 6 de la mañana a 4 de la tarde.
Cabe aclarar que la decisión
de reducir salarios también afectó a los
trabajadores de “tarea”, porque se les bajo a $180.00 pesos, pero a causa del
conflicto se les paga otra vez la
cantidad de $240.00 pesos por cada una
de ellas.
DIVISIÓN ENTRE AGRICULTORES
Lo grave de todo esto, es que
la "guerra de salarios" está comenzando a tener consecuencias, por un lado la
exigencia de los jornaleros agrícolas que de manera espontánea se organizaron para exigir
un salario acordado con los “enganchadores”, vía agricultores, que muchas de
las veces los atraen con mentiras y que
al llegar al valle de Guaymas-Empalme, les cambian los salarios y las
condiciones de la jornada de trabajo,
como el caso que hoy nos ocupa.
Y por el otro lado, la
división de los agricultores locales y foráneos por acaparar la mano de obra a
través del “pirateo” práctica que a mediano y largo plazo tendrá sus
consecuencias.
Recuerden que el ejemplo
cunde rápidamente y, no sería nada extraño, que en la primera o segunda etapa
de la temporada actual o la venidera, haya exigencias no solamente de homologación de salarios sino
de prestaciones sociales, entre ellas el registro al Seguro Social como lo
establece la Ley Federal del Trabajo.
Actualmente, muchos
agricultores en lugar de registrar a los jornaleros agrícolas ante el IMSS, lo
hacen ilegalmente ante el Seguro Popular
para no pagar ni siquiera el mínimo por
ellos en el Seguro Social.
Las inspecciones del IMSS
como las de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) y la Comisión
Estatal de Derechos Humanos (CEDH) se han convertido en una verdadera fuente de
corrupción, que soslaya e impide que las condiciones de trabajo, salud y
entorno de los jornaleros agrícolas del valle de Guaymas y Empalme, se mejore
sustancialmente y se acerque al enunciado del Trabajo Digno como lo establece
la Organización Internacional del Trabajo.
El incumplimiento sistemático
de la Ley Federal del Trabajo es el caldo de cultivo, para que el “Fantasma de
San Quintín” se aparezca en el valle de Guaymas y Empalme.
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