Juan Carlos hizo sus propias
investigaciones hasta que encontró el cuerpo de su hermano, en una barranca en
Guerrero donde había decenas de cadáveres; dio aviso a las autoridades, pero no
actuaron como debían, y ahora él está desaparecido.
Cuartoscuro Archivo
El 14 de noviembre de 2014
desapareció José Luis Hernández Gazpar, un ex bracero de 36 años de edad, quien
nueve meses antes había vuelto a México, y a su natal Guerrero, con la esperanza
de subsistir, junto con su esposa e hijos pequeños, de la producción y venta de
queso.
José Luis iba a bordo de un
taxi junto con otros tres pasajeros cuando dos camionetas negras les cerraron
el paso.
Diez hombres armados bajaron
de las camionetas y, a golpes, obligaron a los cuatro pasajeros del taxi a irse
con ellos.
Horas más tarde, tres de los
secuestrados volvieron a su pueblo, Xochipala, en el municipio de Zumpango del
Río, pero José Luis no volvió.
Los sobrevivientes narraron
que luego de ser conducidos por sus captores a la sierra de Filo Mayor, fueron
puestos en libertad en las inmediaciones de la comunidad La Laguna, con
excepción de José Luis, a quien los secuestradores mantuvieron retenido.
Aunque el rapto fue
denunciado inmediatamente después de que la familia tuvo conocimiento de los
hecho, ninguna autoridad salió en busca de José Luis.
La única persona abocada a su
localización fue su hermano, Juan Carlos, quien volvió desde Estados Unidos,
donde radicaba, para emprender la búsqueda.
***
Un año después de que Juan
Carlos inició el rastreo de su hermano, en diciembre de 2015, sus propias
investigaciones le permitieron encontrarlo, aunque muerto, entre una alfombra
de decenas de cadáveres acumulados a lo largo de la pendiente de una barranca,
ubicada en la zona conocida como Curva de La Virgen, en las cercanías de
Chilpancingo, la capital de Guerrero.
Juan Carlos dio aviso de su
hallazgo a la Fiscalía General del Estado, advirtiéndoles que en el lugar
había, según sus cálculos, alrededor de 60 cuerpos, pero no obtuvo respuesta.
Luego, Juan Carlos acudió
ante la Procuraduría General de la República (PGR), que ordenó a un grupo de
agentes acudir al lugar, acompañados por elementos de la Marina.
Como Juan Carlos, otros
familiares de personas desaparecidas que realizan búsquedas por cuenta propia
también se sumaron a las labores.
A cargo del operativo iba
Edmundo Meraz Mireles, agente del Ministerio Público Federal de la Fiscalía de
Búsqueda de Personas Desaparecidos de la PGR.
El operativo para el rescate
de los cuerpos oficialmente inició el 7 de diciembre de 2015, sin embargo, ese
día sólo inspeccionaron la zona y al llegar la tarde se retiraron de la
barranca, sin dejar ningún tipo de resguardo para los cuerpos y demás
evidencias presentes.
Al día siguiente, al volver
los agentes para emprender, ahora sí, la recuperación, se encontraron con que
un grupo de desconocidos le había prendido fuego a los cadáveres durante la madrugada.
***
“La barranca de Curva de la
Virgen, en Chichihualco, es muy inclinada, para bajar a ese lugar hay que
hacerlo de nalgas, y subir a gatas. Recorrimos el lugar y, para sorpresa de
nosotros, había más de 60 cuerpos esparcidos”, explica Margarita López, una de
las madres buscadoras que presenció el operativo de 2015.
–¿A qué te refieres con “esparcidos”?
–A que no estaban sepultados.
Estaban los cuerpos en un estado momificado, acartonado, la mayoría de los
cuerpos tenían tejido, y todos tenían sus ropas. O sea que la delincuencia lo
único que hacía era ejecutarlos y aventarlos a esa barranca.
Esa es una zona, detalla, en
la que crece un carrizo conocido como otate, de tallo frágil pero de raíces
profundas, por lo que “al aventar los cuerpos, éstos iban quedando atorados en
los otates. El primer cuerpo estaba apenas a diez metros bajando desde el
camino de terracería, Y de ahí para abajo, todo era un tapiz de cadáveres”.
Entre esos cuerpos, Juan
Carlos identificó a su hermano no sólo por sus prendas, sino por una credencial
que portaba aún en el bolsillo. El cuerpo estaba completo.
“Cuando Juan Carlos encontró
ese lugar –explica Margarita–, se puso en contacto conmigo, y yo solicité el
apoyo de la PGR, no sólo porque era importante toda esa gente, sino porque
sabíamos que ahí bien podían estar los 43 normalistas de Ayotzinapa, o algunos
de ellos”.
Durante el primer día del
operativo, iniciado a las 14:00 horas, el personal pericial de la Procuraduría
únicamente tomó registro fotográfico y en video de los cuerpos en la barranca.
“Juan bajó al lugar en donde
estaba su hermano, y luego subió de nuevo al camino de terracería, y le pidió
al MP encargado, a Edmundo Meraz, que le diera un costal. ‘Ahí está mi hermano,
déme un costal y yo lo subo’, le rogó, pero el MP le contestó que no, que al
día siguiente iban a regresar, con apoyo de Protección Civil del estado, para
hacer el rescate de los cuerpos”, detalla Margarita.
Tres horas después de que
iniciaron las operaciones, a las 17:00 horas, el agente del MP se retiró de la
barranca, escoltado por un grupo de marinos, con rumbo al poblado de
Chichihualco, supuestamente con el objetivo de solicitar apoyo a la Policía
Federal, para que acordonaran el área.
El resto de la gente que
participaba en el operativo, marinos, policías federales, peritos de la PGR y
familiares de desaparecidos, quedaron en espera, pero tres horas después, a las
20:00 horas, cuando la noche había caído y no tenían ninguna señal del agente
del MP encargado, ni de los refuerzos que supuestamente había solicitado, el
contingente decidió retirarse de la barranca, por seguridad.
“Incluso temíamos que le
hubiera pasado algo al agente del MP en el camino a Chichihualco, que le
hubieran hecho algo –detalla Margarita–, pero cuando llegamos al pueblo, nos lo
encontramos sentado en la gasolinera. Dijo que estaba esperando que bajáramos
(de la sierra), porque no le habían autorizado el envío de elementos de la
Policía Federal para resguardar el lugar… yo luego pregunté a la PF, y me
informaron que él nunca hizo la llamada.”
***
A las 4:00 de la madrugada
del día siguiente, 8 de diciembre de 2015, el contingente de marinos,
federales, peritos, familiares de desaparecidos, e incluso el personal de
Protección Civil del estado que se sumaría a las acciones, ya estaba listo para
partir del poblado Chichihualco, rumbo a la barranca de Curva de la Virgen.
El objetivo de iniciar antes
de que saliera el sol no sólo era recuperar tiempo perdido, sino evitar que la
luz del amanecer permitiera al crimen organizado retirar los cadáveres, o
arrojarlos a la parte más profunda de la barranca, de varios cientos de metros,
para evitar su rescate.
La hora de partida había sido
fijada, de hecho, por el mismo agente del MP encargado, Edmundo Meraz, sin
embargo, él llegó hasta las 10:30 al punto de encuentro.
“Había sido una
irresponsabilidad del agente del MP dejar sin resguardo la barranca –afirma
Margarita–, porque, como se dice, ya habíamos ido a calentar la zona, era obvio
que el crimen organizado nos había visto. Luego, al día siguiente, llegó varias
horas tarde, y cuando le reclamamos, nos respondió ‘no pasa nada, déjenme ir’,
y se fue a Aurrerá a comprar comida.”
Molestos, los integrantes del
contingente decidieron emprender la marcha, y el agente del MP los alcanzó en
el camino, luego de hacer sus compras.
“En el camino, íbamos
nerviosos, porque a la distancia se veía una estela negra, pequeñita, subiendo
al cielo –narra Margarita–, y cuando llegamos a la Curva de la Virgen, Juan
rápido bajó la barranca y luego subió, desencajado, y nos dice ‘ya chingó a su
madre todo, ya nos quemaron los cuerpos’. Iba llorando y diciendo ‘mi hermano,
ya no está’.”
***
De los 60 cuerpos que un día
antes fueron contabilizados en la zona, al menos 35 habían sido acumulados en
una pila, a la que luego rociaron con gasolina y prendieron fuego.
Otros once cuerpos,
aparentemente, no fueron arrojados con buen tino hacia el cúmulo de cadáveres,
y rodaron por la barranca. Esos fueron los únicos cuerpos que pudieron
recuperarse.
Del resto sólo quedaron
cenizas, y de entre esas cenizas, las autoridades sólo lograron recuperar
restos carbonizados de ocho personas, entre ellos, José Luis, del que sólo
quedaron dos fragmentos de hueso.
Oficialmente, las autoridades
reconocieron que los cuerpos de la fosa habían sido incendiados por el crimen
organizado, “pero se manejaron de tal forma las cosas, que pareciera que los
únicos cuerpos que se habían quemado eran ocho, y que aún así habían sido
recuperados, junto con otros once cuerpos completos, la autoridad lo manejó
como un éxito, pero nunca informaron que por una decisión estúpida de su personal,
35 cuerpos de víctimas, que eran perfectamente reconocibles, fueron
calcinados”, señala Margarita.
Entre esos cuerpos estaban,
por ejemplo, los de dos mujeres, una de ellas embarazada. La otra portaba en la
muñeca una esclava de oro, con tres iniciales grabadas.
“Los cuerpos estaban con sus
ropas, con sus objetos personales, estaban momificados, las madres de todas
esas personas con plena seguridad las habrían reconocido, y ahora ya no
estaban. Las mamás lloramos de rabia, de impotencia, y cuando subimos de nuevo
al camino de terracería, unas personas que pasaban nos dijeron ‘uh, llegaron a
las 6:00 de la mañana para quemarlos, vino una camioneta de la Policía
Municipal y les trajo gasolina'”.
***
Durante los días 8, 9 y 11 de
diciembre, elementos de Protección Civil estatal entrenados en rapelismo,
sacaron de la barranca los restos calcinados de ocho personas, así como los 11
cuerpos que sus cuerdas más largas les permitieron alcanzar. Sin embargo, más
abajo en la barranca aún podían divisarse más cadáveres.
Por ello, un grupo de
familiares de desaparecidos, acompañados de marinos y elementos de la Policía
Federal, decidieron descender de la sierra, interceptar el río que la surca, y
vadearlo hasta llegar al fondo de la barranca de Curva de la Virgen, con la
esperanza de poder ascender desde ahí hasta el punto en donde habían quedado
más cadáveres atorados en los carrizos, e intentar recuperarlos, pero la
fragilidad de la pendiente les impidió escalarla.
El recorrido, sin embargo, no
fue en vano, explica Margarita, ya que desde el fondo de la barranca pudieron
ver a mitad de la pendiente no sólo cuerpos que habían rodado varios cientos de
metros, sino también vehículos con cuerpos dentro, encajados en la tierra.
“Al fondo de la barranca la
pendiente ya es muy inclinada y la tierra está muy suelta –narra Margarita–,
cuando intentábamos ascender (para alcanzar el punto en donde se divisaban
cuerpos), no lo lográbamos porque la tierra se te desgajaba encima. Los carros
que vimos, evidentemente, habían sido arrojados a la barranca desde la parte
alta, desde el camino de terracería, y al caer sobre la tierra blanda del
fondo, los coches se quedaban incrustados. No pudimos llegar hasta donde
estaban esos carros, pero se veía que había cuerpos dentro. O sea, esos carros
los arrojaron con personas en su interior”.
Pese a las evidencias de que
en la barranca quedaban aún muchos cuerpos, el agente del MP Edmundo Meraz dio
por terminado el operativo de recuperación ese mismo 11 de diciembre de 2015.
“Cuando ordenaron dar por
terminado el operativo, yo me acerqué al MP Edmundo Meraz y le pregunté dónde
estaba la esclava de oro de la mujer, que habíamos visto un día antes, y que
ahí seguía luego de que quemaron los cuerpos. Y resultó que ya se había
perdido, no la tenía el MP, no la tenían los peritos, no la tenía el médico
legista, entonces yo hice un escándalo, porque esa esclava, con las iniciales
que tenía, seguro podía reconocerla la familia de esa muchacha, queríamos las
mamás tomarle una foto, para mostrarla a otras mamás, entonces les dije que si
esa evidencia no aparecía, iba a presentar una denuncia oficial, y otra ante la
prensa, les llamé bandidos y aves de rapiña… luego de un rato me dijeron que la
esclava de oro ya había aparecido, pero lo cierto es que no quisieron
mostrárnosla nuevamente, los familiares de víctimas no pudimos confirmar que
realmente hubiera aparecido, muy posiblemente se la robaron los agentes”.
Una semana después, el 18 de
diciembre, el gobierno de Guerrero anunció la destitución del director estatal
de Protección Civil, Melquiades Olmedo, por haber facilitado personal para el
rescate de cuerpos en la barranca, sin antes haberlo consultado con el
gobernador Héctor Astudillo.
***
Para que alguna autoridad
regresara a la barranca de Curva de la Virgen, a intentar rescatar el resto de
los cuerpos, debieron pasar nueve meses más, y esto sólo ocurrió ante la
presión ejercida por las familias de personas desaparecidas en Guerrero.
Así, en septiembre de 2016,
de esta barranca lograron recuperarse otros 12 cadáveres, y se encontraron
evidencias de que el lugar seguía siendo utilizado por el crimen organizado
para ejecutar víctimas.
“Localizamos un árbol, le
dicen árbol de papel, con rastros de sangre recientes, y casquillos de bala
percutidos –narra Margarita–, como que en ese lugar paraban a la gente, le
disparaba, y la dejaban rodar por la barranca”.
Aunque en este segundo
operativo pudieron recuperarse 12 cadáveres más, debido a la falta de cuerda
suficientemente larga, otros cuerpos no pudieron ser alcanzados y se dejaron
ahí.
“Pero cuando insistí en que
se hiciera una tercera entrada al lugar –señala Margarita–, el subprocurador de
Derechos Humanos de la PGR (Eber Betanzos) me dijo ‘no, ya no puede usted
entrar ahí, el gobernador de Guerrero habló con la procuradora Arely Gómez, y
le prohibió que se entrara a ese lugar, porque es un estado turístico y esto le
está afectando al gobernador y al estado. Me dijo que podíamos entrar a otros
lugares, menos ahí, y me dijo ‘Margarita, el gobernador tiene todos los datos
de usted, y no quiero que le vaya a pasar nada'”.
Una segunda amenaza, afirma,
llegó días después, en voz de “un activista de Guerrero, muy conocido, policía
comunitario, que me buscó y me dijo: ‘El señor Isaac Navarrete (presunto
narcotraficante de la zona) dice que no entre más para San Vicente ni para
Chichihualco, per que si entra la van a matar’. El activista me dijo que él
quería que yo me cuidara mucho, pero que me convenía no entrar para allá”.
Finalmente, asegura, una
tercer amenaza vino en voz Eréndira Cruzvillegas, entonces titular de la
Fiscalía Especializada en Búsqueda de Personas Desaparecidas, de la PGR.
“Ella me citó en su oficina
–afirma Margarita–, me llevó a una sala de juntas, se sentó bien cerca de mí y
me dijo: ‘Mire, mi chula, le voy a pasar un recado, se metió con la gente
equivocada, ellos son los que manejan todo ahí en Guerrero, y a ellos no les
conviene que usted esté yendo a patear el avispero… le paso el recado, pero
usted y yo nunca tuvimos esta plática'”.
La presión de las familias
por volver a la barranca no ha cesado, destaca Margarita, pero hasta la fecha,
las autoridades no han vuelto a autorizar un nuevo operativo para recuperar
cuerpos, ni han implementado ninguna acción orientada a impedir que ese lugar
siga usándose como tiradero de cadáveres.
***
Un año y medio después de
haber localizado la barranca de Curva de la Virgen, el 3 de mayo de 2017, Juan
Carlos, el joven que la encontró, fue convocado por la PGR, ahora en calidad de
“testigo protegido”, para proporcionar información que pudiera ser útil en la
búsqueda de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos desde el 26 de
septiembre de 2014.
Juan Carlos acudió a la cita,
en la Ciudad de México.
No se sabe con certeza qué
información proporcionó a la PGR, pero un mes después, el 14 de junio de 2017,
un agente federal, de nombre Gerardo Morales Rivera, se comunicó con Juan
Carlos para informarle que debía presentarse de nuevo a las oficinas de la
Procuraduría General de la República, pero ahora a las de Chilpancingo,
Guerrero.
Juan Carlos reiteró una
petición que antes ya había formulado: que las autoridades le proporcionaran
garantías para su seguridad pero, tal como la primera vez, la respuesta fue
negativa.
Juan Carlos recibió esa
llamada de la PGR el 14 de junio de 2017 y, doce días después, el 26 de junio,
desapareció. Hasta la fecha, este joven permanece en calidad de víctima de
desaparición forzada.
Para abordar estas denuncias
Animal Político solicitó entrevistas a la PGR, sin embargo, la solicitud fue
ignorada por la institución.
(ANIMAL POLITICO/ PARIS MARTÍNEZ/ (@PARIS_MARTINEZ)/
JULIO 10 2018 07:32)
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