Todos contra el PRI. Es el
mensaje que envía el PAN y el PRD con su intento de crear una alianza electoral
que logre disputarle a los priistas la presidencia en la elección del 2018
Esa unión es promovida en el seno del
PAN y el PRD por dos personajes polémicos por sus posturas y declaraciones:
Gustavo Madero, y Guadalupe Acosta
La premisa de los coalicionistas es que
nadie es pequeño y todas las fuerzas políticas pueden sumar para formar un
frente común e impulsar un gobierno de cambio
"Le tienen mucho miedo a Andrés
Manuel. Yo les digo a los empresarios: no le tengan miedo a Andrés Manuel,
ténganle miedo a los Andrés Manueles"
Gustavo Madero
Senador del PAN
Quien también busca convertirse en
abanderado de una posible coalición de oposición es Manuel Espino
21.02 por ciento de los votos tuvo el
PAN en las pasadas elecciones
10.87 por ciento de los votos tuvo el
PRD en las pasadas elecciones
14.5 por ciento cayó el PAN en las
preferencias electorales en 2015
31 por ciento cayó el PRD en las preferencias
electorales en 2015
Desesperados por la caída que
sufren en las preferencias electorales, el PAN y el PRD recurren al pragmatismo
para tejer desde hoy un gobierno de coalición para enfrentar en las elecciones
al PRI.
Panistas y perredistas –tan
disímbolos en su ideología y plataformas– buscan conformar una alianza para
enfrentar al PRI y sus aliados en las elecciones del próximo año y en la
presidencial del 2018.
Los primeros indicios de este
bloque opositor que se busca crear ya se presentaron en Durango, donde el PAN y
el PRD postularán por segunda ocasión a la gubernatura al senador del PAN, José
Rosas Aispuro Torres, junto con Movimiento Ciudadano.
Esa unión es promovida en el
seno del PAN y el PRD por dos personajes polémicos por sus posturas y
declaraciones: Gustavo Madero, en el albiazul, y Guadalupe Acosta Naranjo, en
el Sol Azteca.
La coalición de fuerzas
opositoras no es nueva a nivel estatal.
Ya algunos mandatarios
estatales han llegado al poder cobijados por alianzas entre fuerzas tan
disímiles como el PAN y el PRD, la izquierda y la derecha unidas.
El proceso electoral del
próximo año será el gran laboratorio de un posible gobierno federal de
coalición.
Además de los acuerdos entre
las fuerzas políticas, los partidos deberán sortear un reto más antes de
constituirse en alianza: la falta de la legislación secundaria sobre los
gobiernos de coalición.
Aun así, en entidades como
Durango ya se ha concretado la alianza opositora al menos en los dichos, porque
la autoridad electoral aún no ha emitido los lineamientos para la conformación
de coaliciones.
Los diputados Gustavo Madero
(PAN) y Guadalupe Acosta Naranjo (PRD) son los promotores del posible
nacimiento de una coalición opositora para el 2018.
En ella han pensado incluir a
todas las expresiones políticas. Incluso, han buscado un acercamiento con
Morena para hacerle ver que la única oportunidad que tienen de vencer al PRI es
compitiendo juntos en las próximas elecciones presidenciales.
Gustavo Madero, ex presidente
nacional del PAN y hoy diputado federal, busca ser el impulsor de la creación
de este bloque opositor conformado no solo por partidos políticos, sino por
diferentes sectores ciudadanos.
“Para 2018 yo estoy
convencido de que debe haber un proyecto más amplio de un gobierno de coalición
que agrupe una pluralidad transversal de fuerzas políticas que tengan la
potencia y, sobre todo la propuesta, de concluir una transición democrática que
está detenida en México.
Es eso creo; más que en los
candidatos de personas o caudillos, son las ideas y las propuestas las que nos
van a sacar adelante (...) Esto exige renunciar a los proyectos de caudillos,
personales, y trabajar en ideas transformadoras que atiendan los problemas de
fondo de nuestro país que no han podido ser resueltos en generaciones”, expuso
Madero en entrevista.
Esto, agregó el legislador
panista, no puede ser logrado por un solo hombre, sino que se requiere una
fuerza política que impulse las medidas necesarias sin arriesgar la estabilidad
del país.
La idea de los opositores al
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto es conformar un gobierno de
coalición, figura que fue establecida en la Constitución Política en la reforma
política aprobada en el 2014.
Madero reveló que los
acercamientos entre las fuerzas más importantes de la oposición ya han
comenzado, con el fin de buscar puntos de encuentro que les permita construir
una propuesta común rumbo a las elecciones del 2016, primero, y avanzar a las
del 2018, sin el liderazgo de un caudillo, sino fortaleciendo las
instituciones.
“Aquí le tienen mucho miedo a
Andrés Manuel. Yo les digo a los empresarios: no le tengan miedo a Andrés Manuel,
ténganle miedo a los Andrés Manueles. A la situación política y económica que
está haciendo posible que surjan candidatos caudillos que entusiasmen aunque no
tengan una propuesta viable.
“Yo quiero organizar (…) un
almácigo de ideas; promover reuniones con intelectuales internacionales –porque
este problema es mundial, el del desgaste, el desprestigio, el desencanto-
porque tenemos que encontrar salidas y en eso estamos trabajando”, afirmó
Madero.
Guadalupe Acosta Naranjo, el
otro impulsor de la coalición rumbo al 2018, sostuvo que la única manera de
darle la vuelta al tablero político del país es que la oposición compita junta
en esas elecciones.
El primer paso es concluir la
reglamentación de la figura de gobiernos de coalición pues, aunque quedó aprobado
el cambio constitucional, las leyes secundarias quedan pendientes.
“Esta unidad debe ser no solo
en lo electoral para vencer al PRI, sino alrededor de un programa de gobierno
que se comprometa; porque ahora con la figura de gobiernos de coalición, estos
programas se convertirían en una obligación de ley, no quedarían a que si el
gobernante que llegó los quiere cumplir o luego se raja o se olvida de ellos”,
apuntó Acosta, en entrevista.
El perredista aseveró que la
mejor forma de consolidar un gobierno de coalición es que en él participen
todas las fuerzas políticas de oposición, incluyendo a los más reticentes.
ACOSTA SEÑALÓ QUE YA HAN INVITADO A ANDRÉS MANUEL
LÓPEZ OBRADOR Y SU MORENA
“(Nos acercaremos) con
paciencia, lo estamos invitando. No se trata de rogar. Algunos compañeros nos
preguntan por qué le rogamos tanto. Yo les digo que no es ruego, es una
política correcta ir unidos. Él decidirá si sí o si no”, recalcó Acosta.
La historia de 1988 podría
repetirse, asentó el perredista, pues ese año, cuando Heberto Castillo era el
abanderado presidencial por el Partido Mexicano Socialista, Cuauhtémoc Cárdenas
era el candidato del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), el Partido
Popular Socialista (PPS) y el Frente Cardenista, se aferró a la candidatura de
la izquierda.
“El movimiento dio que quien
creció fue Cuauhtémoc Cárdenas. Cada vez que invitábamos a don Heberto a unirse
a nosotros nos decía ‘¿Cómo creen, con ese expriista? Viene del PRI, es el hijo
del Tata (Lázaro Cárdenas) y ustedes van ahí’. Batallamos cinco o seis meses
para convencerlo, hasta que él decidió unificarse en junio de ese año con
Cárdenas.
“A veces la unidad no es
sencilla. Es un proceso de mediano, largo plazo; uno no debe de desesperarse.
Por eso yo digo que con paciencia. A lo mejor a Andrés Manuel, dentro de dos
años, le da que no le da solo, y quizá él nos vaya a buscar después. Uno no
sabe”, sentenció Acosta.
La premisa de los
coalicionistas es que nadie es pequeño y todas las fuerzas políticas pueden
sumar para formar un frente común e impulsar un gobierno de cambio en la próxima
elección presidencial.
PAN-PRD, UNA HISTORIA COMPARTIDA
En un principio, las alianzas
entre el PAN y el PRD fueron cuestionadas y repudiadas por sus adversarios.
No se trataba de un
cuestionamiento sin sentido. Son las dos fuerzas políticas más antagónicas de
la escena nacional. Para muchos, era como mezclar el agua y el aceite.
Posturas contrarias en temas
como el aborto, el matrimonio igualitario o el enfoque de la ayuda social,
hacían impensable que prosperara una alianza de esas características.
Empero, el pragmatismo dominó
en la decisión de ir juntos. Ante un PRI que crecía como la espuma era
necesario unirse para intentar construir un contrapeso electoral al tricolor.
Fue en el 2010 cuando se
planteó la posibilidad de que ambas fuerzas políticas conformaran alianzas para
buscar el poder en los estados.
Aunque Felipe Calderón
Hinojosa (PAN) estaba en el poder, poco a poco el PRI se iba reposicionando en
los estados del país.
Fue entonces que el PAN y el
PRD negociaron para ir juntos por primera vez en las elecciones del 2010,
coaliciones que comenzaron a conformarse desde el 2009 y se conformaron después
de meses de negociaciones.
En ellas no participaron
solamente el PAN y el PRD, sino que se unieron otros partidos de izquierda y
algunos locales en las entidades.
Triunfaron así en Oaxaca,
donde se coaligaron el PAN, el PRD, el PT y el entonces Convergencia –hoy
Movimiento Ciudadano- con el nombre de la alianza Unidos por la Paz y el
Progreso.
En esa elección se decidió
que el candidato fuera Gabino Cué, de Movimiento Ciudadano, hoy gobernador de
la entidad, quien venció con el 50.1 por ciento de los votos a Eviel Pérez
Magaña, candidato de la coalición Por la Transformación de Oaxaca, conformada
por el PRI y el PVEM, que solo obtuvo el 41.9 por ciento de los sufragios.
Ocurrió así también en
Puebla, donde el PAN, el PRD, Convergencia y Nueva Alianza conformaron la
coalición Compromiso por Puebla, con el panista Rafael Moreno Valle al frente.
En ese entonces, Nueva
Alianza era manejado totalmente por Elba Esther Gordillo, lideresa del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien operó para
consolidar este triunfo llevando a uno de sus más cercanos –Moreno Valle- a la
gubernatura.
Rafael Moreno Valle venció a
Javier López Zavala, candidato de la alianza Puebla Avanza –del PRI y el PVEM-,
por una diferencia de 10.3 puntos porcentuales.
En Sinaloa la historia fue
similar. El PAN, el PRD y Convergencia se unieron para formar la coalición El
Cambio es Ahora por Sinaloa y postularon al expriista Mario López Valdez.
Venció a Jesús Vizcarra
Calderón, quien representó a la alianza Para Ayudar a la Gente, del PRI, PVEM y
Nueva Alianza, con apenas una diferencia de 5.4 por ciento.
A pesar del éxito que
tuvieron estas alianzas en los estados del país, en otras elecciones no fue
posible consolidar una propuesta conjunta. Esto, derivó en que el PRI
continuara manteniendo el poder.
Fue el caso del Estado de
México donde un año después, en el 2011, hubo acercamientos para intentar
conformar un gran bloque opositor y quitar el poder al PRI, partido que ha
gobernado ese estado desde la década de los años 20, en los tiempos del todavía
Partido Nacional Revolucionario.
En el 2011 se buscó que la
coalición incluyera al PAN y al PRD como fuerzas principales; sin embargo, a
eso se negó Alejandro Encinas, el candidato de la izquierda y uno de los
personajes más cercanos a Andrés Manuel López Obrador.
Encinas no aceptó negociar
con el PAN, partido que fue declarado ganador en las elecciones presidenciales
del 2006, en perjuicio de López Obrador.
El político solo quiso
conformar la alianza con otros partidos de izquierda, con los que nació la
coalición Unidos Podemos Más, en la que participaron el PRD, el PT y
Convergencia. El PAN compitió por su lado, abanderando a Luis Felipe Bravo Mena
como su candidato.
Ambos fueron vencidos por
Eruviel Ávila Villegas, candidato de la coalición Unidos por Ti, del PRI, el
PVEM y Nueva Alianza, quien alcanzó una votación de 61.9 por ciento; mientras,
Encinas obtuvo el 20.9 por ciento y Bravo el 12.2 por ciento de los sufragios.
Una nueva alianza electoral
pudo alcanzarse hasta el 2013 en Baja California, donde se conformó la
coalición Unidos por Baja California, en la que participaron el PAN, el PRD,
Nueva Alianza –ya sin Elba Esther Gordillo- y el local Partido Estatal de Baja
California. Esta coalición lanzó a Francisco Vega de Lamadrid como candidato.
El panista venció al priista
Fernando Castro Trenti, quien compitió por la alianza Compromiso por Baja
California, del PRI, el PVEM, el PT y el entonces local Partido Encuentro
Social (PES) –hoy con registro a nivel nacional-.
Ya en las elecciones del 2015
no se concretó ninguna alianza entre el PAN y el PRD, lo que llevó a pulverizar
los votos que se dieron a los partidos de oposición y a la consolidación del
PRI como primera fuerza nacional.
LA PRIMERA COALICIÓN DEL 2016
Ahora, una nueva coalición
está a la vista.
En el 2016 se disputarán las
gubernaturas de Aguascalientes, Zacatecas, Sinaloa, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo,
Oaxaca, Quintana Roo, Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz y Durango.
Es en Durango, gobernado por
el PRI desde la década de los 20 y en el que no ha habido alternancia, que el
PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano han acordado conformar una coalición rumbo a
los comicios del 2016.
La coalición, que ahora solo
se encuentra pactada de palabra, pretende postular al hoy senador panista José
Rosas Aispuro Torres como su candidato.
Rosas Aispuro es un expriista
que había tratado de conseguir la candidatura de su partido en el 2010; sin
embargo, al habérsele negado, renunció al PRI y encabezó la coalición opositora
al tricolor. Perdió las elecciones frente a Jorge Herrera Caldera; y en el 2012
fue electo senador por el PAN.
Empero, quien también busca
convertirse en abanderado de una posible coalición de oposición es Manuel
Espino, exdirigente nacional del PAN y hoy diputado por Movimiento Ciudadano
En otros estados, como
Zacatecas, también han comenzado las fuerzas locales a negociar la posibilidad
de una alianza opositora. Se prevé que en ese estado el PRD lleve mano en la
designación de su candidato a gobernador.
¿LA ÚNICA SALVACIÓN?
Además de la consolidación
del PRI –junto al PVEM, su principal aliado- como la principal fuerza política
del país, el PAN y el PRD tienen especial interés en conformar una coalición
para los procesos electorales que vienen por el debilitamiento de sus propios
partidos.
Ambos tuvieron resultados
adversos en las elecciones de este año.
El PAN pasó de tener el 26.9
por ciento de los votos en el proceso electoral anterior al 21.02 por ciento en
el 2015; el PRD, por su parte, pasó del 15.28 por ciento al 10.87.
Al tener una caída en los
votos que recibieron este año, tendrán una disminución también en los recursos
públicos que reciban para su operación.
Tomando como base la fórmula
para la asignación de recursos contenida en el artículo 31 de la Constitución
Política, es previsible que ambos partidos tengan una merma considerable en sus
ingresos a partir del próximo año y hasta el 2018, fecha en que volverá a haber
comicios federales.
De acuerdo a los resultados
de la votación y con los parámetros establecidos en la Constitución Política
nacional, el PRD tendrá la caída más dramática, con una disminución de más de
200 millones de pesos, un 31 por ciento menos.
El PAN será el segundo
partido político con una mayor pérdida, pues tendría una disminución de casi
129 millones de pesos en sus ingresos, comparados con el 2015. Esto representa
una caída del 14.5 por ciento.
Estas dos circunstancias, la
caída en las preferencias electorales y en los recursos económicos de que
dispondrán, podrían ser un factor determinante para que ambos partidos decidan
unirse a partir de las próximas elecciones, en el 2016, misma que pudiera
seguir hasta el proceso presidencial del 2018.
(REPORTE ÍNDIGO/ IMELDA GARCÍA/ Martes
22 de septiembre de 2015)
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