viernes, 25 de julio de 2014

NADIE SE LO QUITA


El creciente poder económico hace prácticamente imposible que Rusia pierda la sede del Mundial del 2018, aunque países como Alemania le pidan a FIFA que cambie su decisión

“No se le puede conceder el Mundial de futbol a ningún país que esté en guerra con otro Estado”
 
Karl Georg Wellmann
Político ruso
 
"Estaría bien (llevar el Mundial a Alemania) si Alemania estuviera preparado y en la situación de asumir el Mundial en el caso de que la FIFA decida quitárselo a Rusia" 
 
Michaela Engelmeier-Heite
Portavoz del Partido Socialdemócrata alemán (SPD)
 
$20
mil millones de dólares destinará Rusia para la realización de la Copa del Mundo
 
“La FIFA debería reflexionar acerca de si Moscú puede ser anfitrión para el próximo Mundial, cuando ni siquiera puede garantizar la seguridad de su espacio aéreo”, esto lo dijo Michael Fuchs, vicepresidente de la bancada de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), partido al que pertenece la canciller alemana Angela Merkel.

La declaración de Fuchs es solo una de la serie de ofensivas que se han lanzado para pedirle al organismo rector del balompié, que cambie su decisión y le retire la sede de la próxima Copa del Mundo a Rusia.

Justo cuando FIFA está por saber los resultados de la investigación realizada para determinar si en verdad hubo compra de votos y actos de corrupción para que Catar fuera el anfitrión del Mundial del 2022, se topa con estos nuevos cuestionamientos para el otro país que debe albergar el máximo torneo de futbol.

 “No se le puede conceder el Mundial de fútbol a ningún país que esté en guerra con otro Estado”, afirmó Karl-Georg Wellmann, experto en política exteriores de la (CDU).

Los políticos alemanes han ido más allá de cuestionar la decisión de que Rusia reciba el Mundial, incluso han candidateado a su propio país para que sea una sede emergente.

El haberse coronado en la justa que se realizó en Brasil y contar con una buena infraestructura deportiva que les valió ser la sede del torneo hace apenas ocho años, son algunos de los argumentos que dan los alemanes para colocarse como una opción en caso de que FIFA acceda a quitarle la organización de la Copa a los rusos.

La Asociación de Futbol de Holanda, país del que eran muchos de los pasajeros que iban en el vuelo MH17, de Malaysia Arilines y perdieron la vida, también ha mostrado su preocupación sobre la futura sede del torneo.

“La Asociación cree que es más apropiado llevar a cabo un debate sobre una futura Copa del Mundo en Rusia en un posterior momento, una vez que se haya concluído la investigación sobre el desastre”, dijo por medio de un comunicado. 

Si bien hay argumentos como para que el organismo rector del balompié al menos analice la situación, todo indica que nada ni nadie le quitará al gigante europeo la realización de la vigésimo primera Copa del Mundo.

Si Vladimir Putin, presidente ruso, tiene en los políticos alemanes y estadounidenses a sus principales detractores por el conflicto que se vive con Ucrania, el cual aumentó su tensión tras el derribo del avión comercial de Malaysia Airlines, hay otros que le darían el apoyo.

Como publicó Reporte Indigo esta semana en sus secciones de Indigonomics y Latitud, Putin ha llegado a importantes acuerdos con países de América Latina, los cuales serían más fuertes que todas las críticas que ha recibido Rusia por su conflicto con Ucrania. 

El gobierno de Putin le condonó una importante deuda a Cuba,  con Venezuela se llegó a un acuerdo para financiar proyectos energéticos por 2 mil millones de dólares, y en Argentina se firmó un acuerdo para que empresas de tecnología nuclear rusas construyeran el tercer reactor nuclear de aquel país.

A esto hay que sumarle que Rusia está en pláticas con Brasil para llegar a un acuerdo de mil millones de dólares para vender un desarrollo de aeronaves de combate, así como un sistema antimisiles.

Rusia sigue jugando sin presión, según el gobierno de aquel país, el  costo estimado del Mundial será de 20 mil 900 millones de dólares. La mitad de esta cifra saldría del presupuesto federal y la otra de inversión privada, superando en 9 mil millones la inversión que se hizo en Brasil para la justa recién concluída. 

FIFA vuelve a verse inmersa en un conflicto más allá del futbol y tendrá que analizar mejor las cosas cuando tenga que elegir a las próximas sedes mundialistas, por lo pronto, sus siguientes dos anfitriones están en medio de severas críticas, y aunque todo indica que se quedarán con las organizaciones de los torneos, la comunidad internacional no los ve como las mejores opciones para albergar la máxima fiesta del futbol. 

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