sábado, 22 de febrero de 2014

PRD GUAYMENSE: LA LUCHA DENTRO DE NUEVA IZQUIERDA

La Viña Señor 

La lucha por la dirección municipal solaztequina en el puerto es una pugna entre hermanos. Al final de cuentas todo quedará en familia, cuando la disputa se da, al menos hasta el momento, al interior de ese especie Estado dentro del Estado –si la comparación vale—que es la corriente Nueva Izquierda en el PRD.  

Dicha tribu es también conocida como “Los Chuchos” por ser liderada por el exguerrillero Jesús Zambrano Grijalva y Jesús Ortega, un cuadro político forjado a la vera de Rafael Aguilar Talamantes en el PST, luego conocido por el ferrocarril por sus siglas PFCRN –o algo así-, un partido de los llamados antaño paraestatal o satélites, que junto al PPS y el PARM, a la que sumó fuerzas la Corriente Democrática del PRI, conformaron en 1988 el Frente Democrático Nacional en apoyo de la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en ese reinvención que se conoció como neocardenismo y que puso en jaque la elección de Carlos Salinas de Gortari, un tecnócrata neoliberal que al asumir la candidatura ofreció “política, mucha política, política moderna” y que actualmente ha revivido los fantasmas del pasado: Manuel Camacho, su ideólogo desde los tiempos estudiantiles en que eran conocidos como “Los Toficos”, aquellos dulces identificados con el slogan “¡Uy que ricos!”, el EZLN, los asesinatos de Colosio y Francisco Ruiz Massieu, el “error de diciembre” y la sombra del expresidente Zedillo, a quien ha dedicado varias obras.

Feudo del Tragabalas

El Tragabalas, desde la campaña de 1997 en que pretendió la gubernatura de Sonora y cuyo saldo –siempre bajo sospecha de un empujuncito desde el gobierno de Beltrones-- permitió al partido agenciarse un buen número de alcaldías y diputaciones locales, en un avance sin precedentes para la izquierda sonorense, se alzó como el dueño y señor del PRD en la entidad y su corriente se convirtió en el grupo hegemónico al interior en detrimento de otras tribus como las de Juan Manuel Avila, Edgar Iram Sallard, Raynaldo Millán, el Diablo, Guadalupe Curiel y otros.

De allá a la fecha, ha corrido mucha agua y el partido ha ido de menos a más, pues se acabaron aquellas épocas heroicas en que la izquierda sudaba la gota gorda para difundir sus posiciones a favor de la dictadura del proletariado o cuando el extremismo y la “ultra” al calor de experiencias como la Revolución Cubana o la guerra civil en Nicaragua con el FSLN, organización armada fundada por  Carlos Fonseca Amador y Tomás Borge o la que envolví a El Salvador con el FMLN antes de los acuerdos de paz del Castillo de Chapultepec, hicieron posible el radicalismo de grupos como la Liga Comunista 23 de Septiembre o los Enfermos de Sinaloa, cuya consecuencia fue el exterminio sangriento de dichas opciones armadas a través de entidades como la Brigada Blanca.

El fantasma de la ruptura

Ahora, en el PRD el fantasma de la ruptura ronda la puerta a pesar de que en dos ocasiones –2006 y 2012-- aliado con el PT y Movimiento Ciudadano, en elecciones presidenciales llevando a AMLO como candidato ha quedado como segunda fuerza electoral a nivel nacional, un evento nada despreciable.

Por lo pronto a Los Chuchos debe abonarse a su paso por el control del partido la división con la salida de El Peje y su gente, quienes conformaron MORENA y se preparan a dar la pelea en 2015, en una peligrosa disputa de los votos duros de la izquierda y en donde el PRD, a pesar de su maquinaria electoral y la cohesión de los miembros de Nueva Izquierda, cuya imagen se encuentra muy deteriorada luego de su incursión en el Pacto por México y de la aprobación de reformas regresivas como la miscelánea fiscal, un Frankenstein que no alcanzan a explicar a plenitud.

Así las cosas, no resulta extraño que dos facciones de dicha corriente velen armas en busca de dirigir el partido en Guaymas, lo que significaría contar con posiciones estratégicas para alcanzar de una a tres regidurías y párenle de contar, toda vez que los perredistas porteños han sido incapaces de conformarse en una opción electoral seria ante las ciudadanía, luego del fracaso de “El Gobierno de Ciudadanos” de Sara Valle (1997-1999), los desfiguros de la excandidata Norma Castro Salguero, entregada en cuerpo y alma a la administración de Antonio Astiazarán, en la que fue regidora, la salida de viejos cuadros como el profe Antonio Torreblanca, Santos Alberto Tarín o Heriberto Aguilar Castillo –por citar algunos-- hacia Morena  o las pugnas internas entre los diversos grupos locales: Pepeluches, Diablos, Yitos, Torreblancas, etc.
Del PRD tricolor al azul

Así como anotábamos que todavía pesa la sospecha de haber estado metida la mano de Manlio en el ascenso del PRD en 1997, con quien trabajó por cierto Clemente Avila Godoy, patriarca del clan empalmense y cuyo objetivo último fue heredar en la gubernatura a Armando López Nogales, en el gobierno de Eduardo Bours fungieron a buen nivel en el sector educativo perredistas como el exalcalde rielero Jesús Avila y Reynaldo Rodríguez o el apoyo al Plan Sonora Proyecta de Juan Manuel Sauceda y ahora con Guillermo Padrés de solaztequinos como Edgar Iram Sallard y el apoyo a los proyectos legislativos del PAN como el COMUN por parte de la diputada Hilda Alcira Chang Valenzuela, que la tiene con un pie fuera del partido y en el puerto el exdirigente Porfirio Villa Brito, incrustado en el Conalep por decisión de su mentor Guadalupe Curiel o de Margarito Santiago en el ISEA yOliver Flores Bareño en la Dirección de Alcoholes en pago a su colaboracionismo en la administración de César Lizárraga Hernández y su apoyo a la candidatura de Manuel Aguilar Juárez en 2012.

Como se ve los perredistas saben que “es un error vivir fuera del presupuesto” como decía el clásico
Pelea entre hermanitos

Por eso para algunos avezados observadores la lucha entre Clemente Rodríguez del grupo del profesor José Guzmán López González y Eva Languré apoyada por el grupo de su marido Santiago Margarito El Yito y Oliver Flores, ambos exdiablos y apoyadores bajo el agua de la candidatura a la alcaldía de su mentor José Ordaz Aguiar, en 2006, será un enfrentamiento entre “chuchos”, es decir al interior de Nueva Izquierda y por eso se mueven soterrada o abiertamente según conviene y sellan alianzas tanto dentro como fuera del partido.

No falta mucho para ver que tribu porteña traga más pinole, hace morder el polvo a su contraria y se agencia el control del partido de cara al estratégico proceso electoral de 2015 en donde el PRD en su carácter de partido bisagra, habrá de vender como la Aventurera caro su amor para inclinar la balanza entre los partidos grandes, el PAN y el PRI, en donde el primero va por la permanencia y el segundo viene por la revancha y su retorno al poder estatal.

(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Columna la Viña del Señor/ Viernes, 21 de Febrero de 2014 09:57)
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