lunes, 13 de mayo de 2013

EL PRI DE LOS PÍCAROS

Redacción/ Observatorio 
De la mano del gobernador Mario López Valdez, su otrora verdugo, el Partido Revolucionario Institucional refrendó la ancestral vocación marrullera, sello genético que lo imposibilita a jugar limpio. 

De igual forma, el proceso para la designación de candidatos a diputados locales y alcaldes evidencia la ingenuidad de los viejos cuadros priistas que cayeron como moscas famélicas en la sopa caliente de las componendas partidistas.

La regeneración del PRI es una pifia y cobardía a la vez. El retorno a Los Pinos ha desfigurado a una organización que de la promesa jurada por la rectificación transitó en cuestión de semanas a la procacidad del maridaje no solo con aquellos que lo traicionaron sin pudor en 2010, sino también con grupos evidentemente delincuenciales que con el amparo del tricolor se han metido con todo a la conquista de espacios políticos.

El consorcio político Malova-PRI ya no es lo que avergüenza porque otra afrenta mayor se ha posado por encima de la copulación entre quienes decían odiarse y hoy se seducen entre sí. 

El impudor de los malovistas, millanistas, aguilaristas, vizcarristas y peñanietistas es lo que estará en juego el próximo 7 de julio. ¿En verdad ni siquiera les inmuta el hecho de que Óscar Félix Ochoa, subsecretario malovista de Agricultura y cuñado de Javier Torres, el JT, sea su candidato por el Distrito 14?

El cinismo, sin duda, es el signo de los tiempos. Sinaloa, que es lo que importa, aceleró la involución política con cierto desespero por rescatar lo más pernicioso de las prácticas electoreras. 

El gobernador, a contrapelo del discurso de la neutralidad, metió todas sus fichas a la jornada comicial. ¿Acaso no llevan su sello Gómer Monárrez Lara, en el distrito 24; Margarita Villaescusa, quien encabezará la lista priista por la diputaciones pluis; Arturo Duarte, pretenso a alcalde Ahome; Armando el Kory Leyson, que va por la presidencia municipal de Guasave, y tantos otros cuya aspiración se fraguó en el tercer piso de Palacio de Gobierno?

El PRI estatal, por su parte, ha sido tomado como rehén del Comité Ejecutivo Nacional. Con Jesús Enrique Hernández Chávez como parapeto, viene cuantas veces quiere César Camacho a pisotear la voluntad de los priistas sinaloenses y los condena como crápulas al callejón de una sola salida: la militancia sediciosa y no menos indecente.

Ahí está el disparo de armas en la convención del Distrito 13, la amenaza velada contra delegados en el valle de San Lorenzo como designio del auténtico gobierno de aquella región y la fea manera de deshacerse de Jesús Burgos Pinto y Cenovio Ruiz Zazueta. Véase el comportamiento mafioso de la dupla que tomó el control de las decisiones. 

Y, claro, podrían ganarlo todo, tal vez hasta “carro completo”, pero no lograrán ni un ápice de legitimidad. La credibilidad y la confianza no serán esta vez el resultado de las urnas.

El proceso interno del PRI se atoró en Sinaloa en el fango de la misma letrina que siempre ha sido este partido. El saneamiento del antiquísimo albañal resultó un engaño, una doble moral. 

Con la porquería hasta el cuello —la única diferencia es que Malova vuelve a jugar en el bando priista— el Revolucionario Institucional solamente se sacudirá un poco la inmundicia antes de ir a convencer a ciudadanos electoralmente incautos.

El sentimiento de coraje que invade a los priistas que le apostaron a la lealtad pronto habrá de desvanecerse. Olvidaron que el que traiciona una vez traiciona dos veces. Este escándalo silencioso trasmutará en conformidad adquirida con prebendas. 

Nadie espere la rebelión de los aplastados. Para los lacerados, quedan muchas cosas a repartir. Los priistas son esa rara especie de víctimas que acaban besándole los pies a sus atormentadores, raza castrada que siempre acaba llorando como plañidera aquello que nunca supo defender con arrestos.

 Ni siquiera tiene caso oír sus lamentos porque de un momento a otro pasarán a ser carcajadas.

Escuchemos mejor el preludio devastador de las casillas.

Re-verso

Palomeadas las listas,
está clara la intención.
El requisito a priistas:
consumar una traición.

Pan de azúcar
Dice el dicho que quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro. Esto no lo entiende el Partido Acción Nacional en Sinaloa cuyo dirigente, Edgardo Burgos Marentes, parece que anda repartiendo pan de azúcar. No acababa de implorarle a Juan Millán que apoye la alianza electoral panperredista y ahora sale con la ocurrencia de ofrecerle a Felipe Manzanares una candidatura a regidor. La pepena anda muy mal. Si no aprendieron de la experiencia de 2010, pues a tropezar con la misma piedra las veces que sean necesarias.

Alguien delira
Como si se lo pidiera al genio de la lámpara maravillosa, Heriberto Árias, dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática, le solicita atentamente a Malova que no meta las manos en el actual proceso electoral. ¿Algún otro deseo, amo?

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