miércoles, 24 de abril de 2013

¿Y LA CHEYENE AMÁ?



Crónica Parlamentaria
  
Héctor Froylán Campos Macías / Dossier Politico
HERMOSILLO.-De traiciones se nutre la historia nuestra de cada día. Como esa que a Víctor Manuel lo marcó para siempre. A los pocos minutos de haber rendido protesta como diputado de la LV Legislatura. Aquella que inauguraba en Sonora la era de las minorías parlamentarias. Ahí debutó el ahora gobernador Guillermo Padrés. Lo mismo que el perredista Carlos Navarro López. Era 15 de septiembre de 1997. La felonía de ese panista, no tuvo nombre. Los apellidos de su hermana han traído a la memoria el vago recuerdo de la vileza que mora entre los muros del parlamento. ¿Qué oscuros apetitos moldean la estatura moral de algunos políticos? Más allá del lazo consanguíneo, muchas cosas tienen en común los hermanos Vázquez Romero: Víctor Manuel y Shirley Guadalupe.

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Ese pandemónium parece haber petrificado a Javier Neblina Vega. Desde hace dos horas que no mueve ni los párpados. Por instantes se esfuma virtualmente del pleno. Algo escribe en la pantalla de su móvil. Y de nuevo, los dedos de sus manos se entrelazan. Como quien reza. Serio. Mudo. Tan ido. Tan impenetrable a la ensordecedora gritería. Una muchedumbre tiró la puerta de entrada al salón de plenos y asaltó las gradas. Los “Malnacidos” de Rebeca Villanueva se apostaron detrás del bronx opositor. Y se armó el bullyng porque la señora Marina Arce, la activista del PAN, trae pueblo y quiere impuestos. Miradas de odio se posan, fulminan a quienes imantaban optimismo. Había llegado la hora. Y con esta, una inesperada visita: la comunidad gay que a troche y moche entabla un juicio sumario contra el priista Humberto Jesús Robles Pompa. Más atrás, Oscar “El Pollo” Medina, entrado en lo qué mejor sabe hacer: alboroto.

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En medio de esa guasanga, el presidente del Congreso, José Serrato Castell, abre las hostilidades de una plenaria que inició con el caos y concluyó en la anarquía. El panista olvidó su perorata de fin de semana y concedió reanudar la sesión que “clausuró” el jueves. El mismo día que el fantasma del desaparecido Eduardo Castro Luque rondó por el desolado salón de plenos. “Admito que yo cometí el error al citar su nombre”, reviró la diputada nogalense Mireya de Lourdes Almada Beltrán. El priista Abraham Montijo Cervantes no desaprovechó la oportunidad para exigir disculpas por tamaño gazapo. Ipso facta, la legisladora del PAN reconoció el yerro. Ofreció enviar a la familia las excusas pertinentes.

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El ambiente está que arde.  Lo prendió el joven José Everardo López Córdova a la hora de poner sobre la mesa la sugerencia de cambiar la agenda para discutir la eliminación del fondo legislativo, esa partida presupuestal que nació cuando Padrés fue diputado. El mismo la aprobó. “Que no vengan ahora con el petate del muerto”, objetó el pastor de la bancada priista, Samuel Moreno. Robles Pompa terció con gritos: le entramos, pero revisemos ingresos y egresos. Discutamos por qué razón no se ha constituido el fideicomiso del COMUN si ya tienen 250 millones de pesos recaudados. Abel Murrieta Gutiérrez subió al podio con la sangre caliente. “¡Qué calidad moral puedes tener tú!”, vociferó al joven sanluisino. El ex procurador recordó que el panista fue cómplice de aquella trama ilegal que entronizó en la presidencia del Poder Judicial al magistrado Sebastián Sotomayor. “Se enojó”, balbuceó en su curul Juan Manuel Armenta Montaño. No se enoje, tranquilo diputado, serenó López Córdova sin poder sacudirse el sambenito de su accidentada gestión.

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Aturden los “Malnacidos” con su “¡no más impuestos!”. Enfada el coro de los homosexuales que pedían la cabeza de Robles por “homofóbico”. Y los de “escasos recursos” no tienen ojos más que para los dirigentes del movimiento que parieron la rebelión social más importante en Sonora. Rebeca se queja: la señora Arce le está jalando los cabellos. Un coro sin concierto resuena entre las paredes del recinto. Y es que, al jolgorio, llegaron provistos de altavoces. Serrato no halla la puerta. Llama a la calma. Le pide al “Pollo” Medina deje proseguir la sesión. “¡Porqué no callas a los que trajiste!”, recrimina Garavito, el caponero de la revuelta, del desorden. “A mi no me trajo nadie”, rezonga esa mujer que tiene “Lázara” a la lideresa de los “malnacidos”. Una, dos, tres veces Serrato interrumpe al orador para rogar compostura. También vocifera. Se pitorrean de sus clemencias. Y le suben decibeles al abucheo cuando recita el reglamento.

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Y entre barullo, gritos y escándalo, la gente paró oreja porque Robles Pompa acaba de poner otra raya más al tigre. Doña Shirley Vásquez Romero no vino al Congreso por treinta monedas. ¡Qué va! La legisladora del PAN exhibe el heraldo de la prosperidad en el estado cuyo crecimiento requiere de la austeridad parlamentaria para apuntalarlo. E insinúa que los 132 millones de pesos del fondo legislativo, se destinen a otros rubros. El diputado del PRI anda más filoso que de costumbre. Enronquecido, replica a la maestra Vázquez Romero que es “increíble” lo que acaba de escuchar. ¿Cómo hablas de ahorro; de austeridad? Si cuando recién entramos a esta Legislatura se te aprobó un crédito; fue lo primero que hiciste: pedir prestado 500 mil pesos para comprarte un carro. Escondida, replanada en su curul, la de Huatabampo, se alisó el peinado y esbozó una pícara sonrisa. No fue la única. En la feria de las “balconeadas” salió raspado el Secretario de Gobierno, Roberto Romero López, el que mandó a “la bola de putos” para ver qué cara ponía “el joto del Buitre”, según la confidencia pública de Robles Pompa.

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Son las 13 horas más dos minutos. La vejiga de Javier Neblina lo sacó del marasmo. “Voy al baño ¿eh?”, susurró a su homólogo priista Samuel Moreno. El bloque opositor había colocado una valla humana en el umbral del recinto. Por seguridad. Por aquello de no te entumas. Por si a los panistas no les volvían a salir las cuentas. Pero no. La suerte estaba echada desde mucho antes de que Abel Murrieta recomendara a José Lorenzo Villegas Vázquez –el único panista que dio la cara para defender al COMUN— se subiera los pantalones para fajarse. Y cuando José Abraham Mendívil López concluyó su vehemente ponencia en la que suplicó “corregir el camino” porque la historia les regalaba esa oportunidad, Ismael Valdéz López e Hilda Alcira Chang Valenzuela, del PANAL y el PRD, ya habían sellado su destino. En palabras del ex alcalde de Navojoa, el veredicto contra del dictamen suponía el “suicidio” político, social, personal y familiar de ambos representantes populares. Con ese “No”, agonizó la esperanza de miles de ciudadanos. Reza la conseja: quien traiciona una vez…

(DOSSIER POLITICO/ Héctor Froylán Campos Macías / 2013-04-24)

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