miércoles, 10 de abril de 2013

UN GRITO DESESPERADO



LA VIÑA DEL SEÑOR

La similitud entre el título  de esta columneja y el libro  realizado por el escritor Carlos Cuauhtémoc Sánchez, ducho en tratar temas de chamacos y  su paso por la adolescencia, es más que una coincidencia.

El  autor en su  libro trata el tema de cómo una familia se puede desintegrar y las consecuencias que esto con lleva.

La desintegración  como tal es la desaparición de algo por múltiples factores, hasta  en la ciencia ficción existe la desintegración con un rayo láser al estilo de Star Wars, queda uno en calidad de desintegrado; casi nada,  pues.

Bien, regresando a asuntos propios del tercer planeta, ósea la tierra y más en concreto  ubicándonos en este puerto muy alejado de la mano de dios, nos encontramos  que aquí también se corre el riesgo de pasar a la historia en calidad de desaparecidos o desintegrados.

Es decir por los hechos podríamos decir que la presente administración está en vías de extinción o desintegración, pero para tener la película completa y poder entender la mente del director de Tránsito Municipal, vayamos por partes.

Todo inició en días pasados cuando  el Jefe de Tránsito, Javier Velderrain Paredes y un grupo policías llevaron a cabo algo que  para algunos es una pifia rayando en la burla pública, para otros una falta de respeto y una falta grave y para otros más  el hecho  es  un acto de heroísmo puro…?

Como todos los días a las 6:00 horas o si le parece mejor  a las 600 horas el jefe de Tránsito ordenó el izamiento del lábaro patrio en la plaza de los tres presidentes, hecho  que debía suceder  sin novedad alguna dirían los militares, pero no fue así, los agentes al mando de Javier Velderrain conocidos hoy día como “nuevos urbanos”  colocaron nuestra bandera al revés,

Bien  podríamos pensar qué tiene esto de trascendental quitando lo chusco del hecho,  pero la realidad es que sí tiene algo de relevancia este hecho ya que considerando la persona de  Javier Velderrain casi, casi  General de Dedo como dirían los revolucionarios, ha vivido dentro de disciplina, podríamos decir casi, casi militar, es decir es  casi, casi soldado o mejor dicho es la mismísima materialización  de lo dicho   por Francisco Gonzales Bocanegra, autor de nuestro Himno nacional, donde versos, versos menos a la letra dice:

“Piensa ¡oh patria querida! que el cielo
Un soldado en cada hijo te dio,
Un soldado en cada hijo te dio”

Uno de esos soldados es Velderrain, pero para poder entender la mente del estratega militar habilitado como director de tránsito, hay que considerar los criterios internacionales que explican el significado de colocar la bandera al revés,  el primer criterio señala que es una forma de evidenciar que la inobservancia de los derechos humanos, situación que consideramos Velderrain y sus muchachitos no pretendían evidenciar.

Se sabe que este tema no lo domina mucho que digamos, otro criterio señala que es una forma de declarar  la rendición ante una fuerza extranjera, es según este criterio es una forma de anunciar a las fuerzas aliadas al hostil que la plaza está tomada y que ya no representa peligro alguno, y hay una más, que señala que es una forma de pedir auxilio, dando entender que existe un amotinamiento, un secuestró, o un ataque terrorista, o que se está en peligro,  acción que tiene como intención que las tropas aliadas tengan conocimiento del hecho y eviten una posible emboscada.

Descartando el primer criterio podríamos decir que Javier Velderraín hizo uso de sus conocimientos militares y mandó una señal de auxilió o un grito desesperado de ayuda, a quien lo pudiera ver.

El estratega de Velderraín pretendió avisar que una fuerza extranjera y golondrina comandada por el alemán Otto Claussen tenía tomada la ciudad y  la está  tumbando a pedazos, fuerzas de contra espionaje aliadas a Velderrain le informaron que las acciones de las fuerzas invasoras han llegado a tal grado que hasta su historia, héroes y personajes porteños se los quieren arrebatar.

Dicen que para muestra el robo del busto de Rodolfo Sánchez Taboada, es sólo el inicio del exterminio historio y de memoria que se pretende ejecutar;  siempre se ha dicho que quien gana la guerra reescribe la historia y  como en toda invasión existen los traidores y claro aquí en el puerto no podían faltar, los regidores que se prestaron a la invasión alemana que hoy en día  tiene tomada la plaza, sufren las consecuencias de su traición, considerados la nada por el hoy hostil Otto Claussen ha propiciado  que los motines y encontronazos al interior del Reich alemán estén a la orden del día.

Sus  bandos  se enfrenta internamente con la idea de tomar el poder y cortar cabezas, situación que hecho surgir un insurrección al interior  de las fuerzas invasoras  cual operación Valkiria   comandada por una nueva versión del coronel   Claus von Stauffenberg, pero ahora con faldas,  la regidora Karla Neudert ha pretendido retomar el poder  pretendiendo a sosar a cuanto regidor se le atraviesa  para buscar restarle poder al alemán Claussen, pero que al igual que la primera esta operación  también fallo.
Para  Velderraín era entonces necesario buscar  la intervención de alguna fuerza que viniera a poner orden, esta nueva invasión pasara a la historia como la segunda vez que fuerzas extrañas pretendieron  adueñarse del puerto o lo que queda de él, lo malo es que en la primera vez si ganamos, en esta por lo que se ve estamos retrocediendo, perdiendo terreno, tropas y como en toda lucha donde unos cuantos se la rifan, siempre terminan siendo detectados los insurgentes detenidos, encarcelados y luego fusilados, al parecen el estratega de Velderrain libró el arresto, los que lo conocen dicen que fue un plan para ahora que se calmen las aguas, poder correr a  Palacio Municipal arrebatarle la bandeara al invasor Otto Claussen, enrollarse en ella y tirarse  por el balcón, como última acción para frenar la embestida alemana.

(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Columna La Viña del Señor/ Martes, 09 de Abril de 2013 17:43)

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