Reforma
México, DF.- A unas horas de celebrar la Navidad, al menos 10
muertos, ocho heridos y tres vehículos calcinados dejó ayer una jornada
de balaceras y emboscadas en los límites de Michoacán y Jalisco, zona de
disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y la banda de “Los
Caballeros Templarios”.
Entre los asesinados hay cuatro policías de Michoacán, tres de Jalisco, dos presuntos delincuentes y un civil.
Las agresiones fueron protagonizadas por un convoy de 10 automóviles en el que viajaban unos 40 criminales.
Las autoridades de Jalisco y Michoacán se contradijeron unas a otras sobre dónde y cómo iniciaron las balaceras y cómo se fueron desarrollando.
Para el Gobierno jalisciense, la violencia empezó en el poblado michoacano Briseñas-Vista Hermosa, cerca de La Barca, cuando policías murieron al ser emboscados por un comando que posteriormente se habría trasladado a Jalisco.
En Michoacán la versión oficial indica que los enfrentamientos comenzaron en el estado vecino y luego ingresaron en su territorio.
Se presume que el grupo armado se dirigió hacia Sahuayo y disparó contra las instalaciones de Seguridad Pública, donde hirió a otro policía.
De ahí el grupo se dividió en dos: unos fueron a Ayotlán y otros a Quitupan.
Estos últimos fueron interceptados por un comando rival en el municipio Marcos Castellanos, lo que dejó un saldo de dos presuntos criminales muertos y tres policías lesionados.
Ahí los delincuentes incendiaron un tráiler cargado con fruta y dos camionetas, utilizándolos para bloquear la carretera.
En Ayotlán el convoy de asesinos mató a tres policías y a un civil.
Elementos de la Policía del Estado de Jalisco y del Ejército se mantenían en alerta en la zona limítrofe de ambas entidades, y hasta el cierre de esta edición no se reportaban más enfrentamientos del lado de Jalisco.
Entre los asesinados hay cuatro policías de Michoacán, tres de Jalisco, dos presuntos delincuentes y un civil.
Las agresiones fueron protagonizadas por un convoy de 10 automóviles en el que viajaban unos 40 criminales.
Las autoridades de Jalisco y Michoacán se contradijeron unas a otras sobre dónde y cómo iniciaron las balaceras y cómo se fueron desarrollando.
Para el Gobierno jalisciense, la violencia empezó en el poblado michoacano Briseñas-Vista Hermosa, cerca de La Barca, cuando policías murieron al ser emboscados por un comando que posteriormente se habría trasladado a Jalisco.
En Michoacán la versión oficial indica que los enfrentamientos comenzaron en el estado vecino y luego ingresaron en su territorio.
Se presume que el grupo armado se dirigió hacia Sahuayo y disparó contra las instalaciones de Seguridad Pública, donde hirió a otro policía.
De ahí el grupo se dividió en dos: unos fueron a Ayotlán y otros a Quitupan.
Estos últimos fueron interceptados por un comando rival en el municipio Marcos Castellanos, lo que dejó un saldo de dos presuntos criminales muertos y tres policías lesionados.
Ahí los delincuentes incendiaron un tráiler cargado con fruta y dos camionetas, utilizándolos para bloquear la carretera.
En Ayotlán el convoy de asesinos mató a tres policías y a un civil.
Elementos de la Policía del Estado de Jalisco y del Ejército se mantenían en alerta en la zona limítrofe de ambas entidades, y hasta el cierre de esta edición no se reportaban más enfrentamientos del lado de Jalisco.
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