La Viña del Señor
Más que aclarar la respuesta que
pone nombre a esta aspiración de columna el resultado del proceso comicial deja
un mar de dudas, pues si bien el CME otorgó la constancia de mayoría a quien
abanderó la causa del tricolor en el municipio y que designa a Otto Claussen
Iberri como presidente municipal electo, los guaymenses deberán hacer ejercicio
a fondo de análisis y reflexión para desentrañar a quién o quienes los electores
porteños han entregado el ejercicio del poder por tres años.
Con el triunfo
del Alemán saltan de inmediato varias interrogantes:
¿Cómo estará integrada
la corte real a partir del 16 de septiembre venidero?
¿Quiénes serán los
nuevos mandones señores de horca y cuchillo en la entrante administración
priísta?
¿Qué caritas estarán dentro del círculo íntimo del príncipe?
¿Los
brothers Otto y Enrique Claussen conformarán la nueva pareja presidencial al
estilo Martha y Vicente?
¿Será Ricardo Mazón el verdadero “jefe” de la
comuna?
¿Será Javier El Chuquillo Carrasco Valenzuela el Joseph Córdova de la
administración aria?
¿La Norna Castro, el Buitre Parra y el Burro José Ordaz
Aguiar jugarán el papel de bufones durante todo el trienio?
¿Cuál será el
estilo personal de gobernar del teutón?
Ahí está el meollo del asunto y del
tamaño de la respuesta a tales cuestionamientos podrá irse despejando el
panorama y los guaymenses sabrán a que atenerse y a lo que le tiran.
Nadie
puede llamarse engañado y más cuando el rechazo en las urnas al PAN fue un
llamado de atención ante su desastroso desempeño.
Así como en 2009 el voto de
castigo hizo mella en el PRI ahora ese fenómeno se estrenó con saña con los
blanquiazules y al parecer ni las “barbies” lidearadas por Dalia Laguna lograron
sacar del embrollo al exalcalde César Lizárraga, a la par que la campaña de
Fermín Trujillo candidato del PANAL fue un verdadero desastre entre otras cosa
por el lastre que le representó hacer campaña con el PAN y la división que
fracturó a la Sección 54 del SNTE.
A lo anterior obviamente contribuyeron el
“efecto” Peña Nieto; la radio Amor (antes XEFX) convertida todo el domingo 1º.
de julio en vocera del PRI llamando a votar sin recato por ese partido a través
de sus conductores y tipos como el Buitre Parra; la acción de individuos como
Raúl Molina, quien hizo de las suyas y el accionar de los comandantes Francisco
Vidaurrázaga y Lilián Arce.
En efecto, la población fue testigo del
enfrentamiento del aparato del Estado encarnado en esa pléyade de funcionarios
identificados con el gobierno del Nuevo Sonora con el gobernador Guillermo
Padrés a la cabeza y por el otro diversos grupos y clanes de poder identificados
con el boursismo bajo el membrete del Partido Revolucionario Institucional
jefaturados por empresarios como Ricardo Mazón y Ricardo Bours, los reales
artífices de la “Furia Roja” que aprovechando el viaje abolló la imagen invicta
del gober e hizo morder el polvo a su brazo electoral identificado como FXXI.
Según se dice Mazón será el encargado con la venia de Beltrones de colocar a
los delegados de las diversas dependencias federales en la entidad una vez que
el Golden Boy tome las riendas del ejecutivo.
La contienda en Sonora llegó a
tal nivel el día “D” que el gober y la numenklatura azul capitaneada por el
secretario Roberto Romero fincaron su búnker en Cajeme, mientras Ricardo Bours,
el exprocurador Abel Murrieta y el Roger Díaz Brown salieron a la calle a
sortear con éxito la embestida panista en esa peleada plaza hoy consolidada como
feudo tricolor y de la oposición del “No al Novillo”.
Susanita
tiene un ratón
En Guaymas la cosa no fue menos, pues en el
puerto se apostaron Roberto Bob Cherry Sánchez Cerezo, Horacio Valenzuela y
otros especímenes del parque jurásico del PRI y mientras Otto tuvo su casa de
campaña en Serdán y Calle 19 en donde Roberto Dike seguía instrucciones del Kikí
Claussen, convertido en el mariscal de la campaña, su war room funcionó desde el
salón Sahuaro del hotel Armida en donde el Piojo Leonel Araujo y el Pelón
Rodolfo León Iberri campearon los asegunes de la elección.
Por lo que se vió
en torno al alcalde electo es posible detectar al llamado Grupo Hermosillo
conformado por guaymenses avecindados en la capital y que vinieron a reforzar al
equipo de campaña de Claussen una vez que Walter Décima y Fabrizio Cano Lara,
hicieron agua en la conducción de la misma y fueron esquineados por no aportar
nada a la causa priísta.
Ese sesudo grupo ubicado dentro del círculo más íntimo
y de mayor confianza del germánico se echó a cuestas la función de desempeñarse
como “el cerebro” de la campaña ottista y al cual pertenecen lugartenientes como
el Chuquillo Carrasco y el Kikí.
En otro nivel en el llamado grupo Miramar
aparecen gentes que si bien es cierto no pueden ser considerados cuadros
partidistas si comparten el hecho de que son parte de la clica del Alemán, casi
casi tan cercanos como lo eran Geobbels, Hess, Himmler y Goering de Hitler y
ahí encontramos al Güero Ulloa, para más señas hijo del abogado Eugenio Keno
Ulloa, y quien no hace mucho fue baleado allá por rumbos en las yunaites y a
quien arreglaba las auditorías por encargo del Kikí cuando éste se desempeñaba
en finanzas en tiempos de Armando López Nogales; por su parte el Lichi Vízcaino
sonaba para convertirse en el constructor consentido del trienio, es decir en
una especie de Negro Saldaña de la administración por entrar, mientras que
Orlando Velderraín tiene asegurado un cargo en la Dirección de Seguridad Pública
al ser previsible la salida de su hermano Javier de la jefatura de tránsito por
ser visible apoyador de Manuel Aguilar el excandidato del PAN a la alcaldía.
Igualmente amigo de vieja data es posible ubicar al abogado Rodolfo León Ibarra,
y a quien se verá muy pegado al futuro presimuni.
Sin embargo no debe
perderse de vista que el Alemán habrá de moverse luego de un proceso electoral
polarizante en un entorno social complejo en donde existe una ciudadanía más
informada y demandante y con sectores muy lastimados por los desarreglos del
paso de Antonio Astiazarán por el ayuntamiento y en donde pululan individuos
como los integrantes del abigarrado grupo de pretensiones señoriales integrado
por el mega refaccionado empresario Rogelio Sánchez, el Chichá Bueno Guerra, el
regidor electo Ariel Gastélum y el Temo Benavides, entre otros, que en un
extremo del pluralismo lo mismo apoyan al PAN como al PRI y tienen tiempo
invirtiendo en imagen patrocinando equipos deportivos como los Ostioneros y
formando parte de patronatos de instituciones de beneficencia como la Cruz Roja.
En fin, si como es sabido la tarea de gobernar no es una cuestión fácil será
importante que las nuevas autoridades se aboquen a hacerlo apegados a la
legalidad y con consenso. A veces la legitimidad no justifica las atrocidades.
No hay más.
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